En el amplísimo espectro de las producciones para televisión, muchas veces se juega la carta del entretenimiento como factor determinante para conquistar a la audiencia. Esto provoca que a menudo se deje de lado el contenido profundo. La recién estrenada serie de Hulu, The Handmaid’s Tale, aterriza una realización sobresaliente que la lleva más allá de un formato destinado a esparcimiento. A mi criterio, es una de las mejores series del momento y creo importante que así se le considere por razones políticas, perspectivas de género, sus aspectos artísticos y técnicos.
The Handmaid’s Tale está basada en el libro homónimo de Margaret Atwood, publicado en 1985. En él, conocemos la historia pasada y presente de su protagonista, una mujer a quien llaman Offred. Forzada a vivir en un mundo absolutamente totalitario situado en un futuro atemorizante, ella y muchas otras mujeres se han convertido en objetos destinados únicamente a la fecundación. El nombre Offred, viene de “Of Fred” (“De Fred”) y establece claramente su nueva condición de pertenencia.
Esta temática no es tan extraña para cualquiera que siga el trabajo de Atwood. Crítica social, política y el tratamiento de la mujer son temas frecuentes en sus obras. The Handmaid’s Tale ganó varios premios y ha sido adaptada en diversas ocasiones, contando una película en 1990. El libro nunca se ha dejado de vender, convirtiéndose en un best-seller reconocido mundialmente.
La serie
La adaptación de Hulu está ambientada en Estados Unidos, después de la caída del gobierno y la instauración de un régimen dictatorial y violento. En esta representación de la sociedad futura, las minorías son aplastadas y privadas de sus derechos fundamentales.
También se deduce que algún tipo de plaga o enfermedad dejó estéril a gran parte de la población, por lo que la división de ciudadanos se basa en criterios relacionados a su capacidad de reproducción. Las mujeres fértiles pueden vivir como sirvientas de Comandantes (hombres con quienes están obligadas a procrear). Las que no pueden concebir, son separadas de la sociedad. Las mujeres lesbianas son castigadas y torturadas por ser traidoras al género.
La serie fue creada por Bruce Miller, productor y guionista que también trabajó con The 100 en los años 2014 y 2015; Margaret Atwood es consultora de producción (incluso hace un pequeño cameo en el primer episodio). Los primeros tres episodios fueron dirigidos por Reed Morano (The Skeleton Twins, Meadowland). Vale la pena prestar especial atención a la banda sonora de la serie, pues nos sitúa en momentos de la historia no tan ajenos a nuestra realidad.
The Handmaid’s Tale es visualmente hermosa, se nota un cuidadoso trabajo de fotografía en cada una de las secuencias. Los encuadres perfectos y los planos cenitales se ajustan perfectamente con el color y la luz, jugando con las atmósferas estilo cuento de hadas o escenarios sombríos y oscuros.
Mención aparte para el magnífico vestuario, diseñado por Ane Crabtree quien ha estado nominada tres veces en los Costume Designers Guild Awards por “Pan Am” (2011), “Masters of Sex” (2013) y “Westworld” (2016). Es esperable que Ane reciba su primera nominación en los próximos premios Emmy por su trabajo en The Handmaid’s Tale.
Un elenco en armonía
Elisabeth Moss (Peggy Olson en Mad Men) caracteriza a la protagonista principal, Offred. Su interpretación es brillante. Logra transmitir el temor y a la vez un sentido del humor sagaz. Sus comentarios satíricos ayudan a sobrellevar las imágenes incómodas y la tensión sin sugerir que la situación va a cambiar o mejorar. A Elisabeth Moss la consideran actualmente la Reina del Peak TV y en The Handmaid’s Tale lo demuestra con creces.
La mejor amiga de Offred, desde antes de la revolución absolutista, se llama Moira y es interpretada por Samira Wiley (Pousey en Orange is the New Black) es valiente, divertida y arriesgada. Una luchadora desde el principio.
Alexis Bledel (Rory Gilmore en Gilmore Girls) es Ofglen, una sirvienta al igual que Offred. Su temperamento no le permite doblegarse frente a las dificultades, por el contrario, las combate con un sentido del humor particularmente dinámico. La actuación de Alexis Bledel es grandiosa, totalmente disímil a la Rory Gilmore que todos conocemos. Posiblemente Ofglen es el papel más importante que Alexis ha interpretado en su vida.
Igual de importantes son Yvonne Strahvoski como Serena Joy, la esposa de El Comandante (Joseph Fiennes) y una sorpresa ver a Ann Dowd (Patti Levin en The Leftovers) personalizando a la tía Lydia, una mujer dispuesta a manipular y castigar a las sirvientas de las formas más brutales posibles mientras les recita proverbios y pasajes bíblicos.
La involución de la sociedad
En The Handmaid’s Tale, la sociedad estadounidense desaparece tal como la conocemos y se torna absolutamente indeseable cuando un grupo extremista toma control de la vida de los ciudadanos. Es inevitable encontrar similitudes con otro ejemplo de futuro distópico de la literatura y el cine: 1984 de George Orwell.
La abrumadora presencia de “un ojo que todo lo ve” o también conocido como “gran hermano” o el estado opresivo que prohíbe las interacciones, el libre albedrío y la libertad de expresión, son situaciones que también vemos en The Handmaid’s Tale.
Con la crudeza de algunas escenas y la propuesta de una idea que en inicio es catalogada como ficción, nos planteamos diferentes interrogantes respecto a la realidad y cómo el fundamentalismo religioso, la opresión de las minorías y los regímenes totalitaristas afectan al mundo (nuestro mundo) en la actualidad.
Women dressed as handmaids are protesting anti-abortion bills at the Capitol. #FightBackTX #txlege pic.twitter.com/w5EQfBqNtG
— PPTV (@PPTXVotes) March 20, 2017
Sin duda, The Handmaid’s Tale es un relato feminista que va más allá de una simple adaptación literaria. Seguirá dando de qué hablar, pues se está posicionando rápidamente como una de las mejores propuestas para este año. La mejor noticia vino hace unos días, se anunció su renovación para la segunda temporada.
Es un buen momento para apreciar esta joya televisiva, con la atención y estima que merece.
