Cómo arreglar el “End Game” de Dexter *Spoilers

Con siete episodios de la última temporada de Dexter, estamos en un buen momento para hacer un corte y por qué no, un recuento de los daños. Considero que la temporada va tan lenta y desarticulada como prometía en su premier y eso es una verdadera lástima, pues es la última y deberían aprovechar la oportunidad para honrar el resto de la serie y tomar riesgos. Este es el principal problema que he encontrado hasta el momento. Han tomado un camino tan seguro, que siento que estoy viendo una versión aburrida de Desperate Housewives. Por otro lado, ya no sé qué esperar con tanta introducción de personajes nuevos  y la manera en la que la historia se está diluyendo.

Me parece que es hora de hacer lo que, no sé por qué, los guionistas de esta serie no han hecho hasta ahora: buscar maneras de ponerle picante a este temporada final. Durante una epifanía televisiva concluí que la  clave para hacer esto está en el episodio siete: «Dress Code».

Para recapitular, en este episodio presenciamos el retorno de Hannah Mckay, un personaje interesante por la manera en que afecta a Dexter, pero no tanto como para la importancia que le están dando. Para explicarme, en un principio nos vendieron la historia de un lobo solitario, un asesino en serie con un sin fin de cicatrices emocionales y eso fue lo que compramos, no pueden venir ahora a querer que aceptemos con naturalidad a Bonnie y Clyde. Dicho esto, después de la re introducción del interés amoroso, nos muestran más aventuras de Dexter con su nuevo -y poco convincente- protegido, Zach Hamilton, quien está desesperado por volver a matar. Finalmente está Cassie, la amigable y linda vecina de Dexter, quien de paso tiene sentimientos hacia él. Hasta ahí, todo parece estar tomando un camino predecible.

Con esa combinación de factores se podían hacer muchas cosas o se podía hacer exactamente lo que hicieron. Dexter se distrajo con Hannah, Zach decidió matar a alguien y Cassie estaba disponible. En fin, desde que la desafortunada vecina salió a escena, creo que todos, de alguna manera, sabíamos cuál iba a ser su destino. Su muerte no fue ninguna sorpresa. Cuando Dexter recibe la llamada de un crimen en su edificio, todos sabíamos lo que había pasado ahí. Está bien, puede ser que Zach no sea el asesino y que la haya matado su propio novio, quien además resulte ser el Brain Surgeon -claramente ese caso aún no está resuelto- y la producción de Dexter nos sirva irremediablemente un buen plato de Scooby Doo.

Pero bueno, volviendo al ejercicio de cómo arreglar esta temporada. Dejaría casi todo exactamente igual hasta el final de este episodio, de este modo: Dexter se distrae con Hannah, Zach quiere matar a alguien y se encuentra con la vecina. Llaman a Dexter por una escena de crimen en su edificio, y aquí es dónde nos damos cuenta que la víctima no es Cassie, si no Jamie Batista. Está bien, yo sé que no estoy descubriendo el agua tibia, es un cambio sencillo  y está ahí para que todos lo vean. En primer lugar  es la última temporada y ya no es doloroso eliminar personajes. En segundo lugar,  Jamie, está casualmente conectada con casi todos en la serie, sin dejar de ser un personaje secundario y superficial. Este crimen habría creado una reacción en cadena más interesante que la  muerte de Cassie. Habría hecho a Vogel y a Dexter sentirse muy culpables, sea o no Zach el asesino. También habría afianzado las sospechas de Quinn hacia Zach -además de romperle el corazón obviamente- y le habría dado propósito al personaje de Batista, quien hace rato no hace nada memorable. Lo más importante de todo, nos habría recordado a los espectadores la razón por la cual comenzamos a seguir esta serie hace siete temporadas: la sorpresa y la sensación de que nada es seguro.