No sé si es la serie del momento, pero “La Casa de las Flores” ocupará un espacio en las series que llamaron nuestra atención este año y que generaron conversación en las redes sociales y en nuestros encuentros cara a cara con amigos, familiares y compañeros de trabajo. La verdad, yo estaba cansada de tanto misterio sin resolver, asesinatos, política, narcotráfico, vikingos, series de época y periodistas intensas. Necesitaba un respiro, porque tampoco había podido reponerme de Luis Miguel, la serie, que capturó mi atención por 13 semanas y me dejó con un profundo #OdioaLuisitoRey. Y con esta serie lo encontré.
La Casa de las Flores consta de 13 capítulos de 30 minutos, ideales para una maratón de un fin de semana y cuenta la historia de una familia mexicana de clase alta que ha sido dueña de una floristería por casi 50 años. Durante la celebración del cumpleaños del patriarca, su amante se suicida y esto desencadena una serie de relatos que se entremezclan, producto de dejar al descubierto una vida paralela.
Yo bromeaba con mis amigos de que esta serie tiene todo lo que me gusta en un mismo paquete: Telenovelas ochenteras + Plancha + Humor negro de la escuela de la comedia española + Flores + Hombres guapos + diálogos memorables. Pero voy a referirme a 6 puntos de por qué creo que es una serie exitosa. Sé que hay más, pero escogí centrarme en estos. Si vos no has visto “La Casa de las Flores”, advierto que hay spoilers.
1. Estamos ante la presencia de un nuevo género
Para mí es una serie multigénero. No puedo clasificarla como una única cosa, aunque la mayoría se han referido a ella como una telenovela. Para mí es mucho más que eso. Empecemos porque ninguna telenovela mexicana tendrá esa maravillosa dirección de arte, pero una comedia de Almódovar sí.
Cuando las telenovelas mexicanas han perdido su magia y también han sido reemplazadas por las series, el creador y director de la serie, Manolo Caro, toma varios riesgos que resultan en una bocanada de aire fresco ¿Cuál es para mí uno de sus principales riesgos? Reinventar la telenovela, adaptándola a la altura de los tiempos, evolucionando su narrativa y entregándonos entretenimiento puro.
Nos presenta también una serie con muchos elementos que ya hemos visto pero que en lugar de incomodar, nos suma: narrador omnisciente que se suicida, la familia disfuncional, la doble moral, las drogas y el recurso de incluir a la comunidad diversa como elemento disyuntivo y disruptivo al mismo tiempo: hay gays, lesbianas, bisexuales, transformistas y hasta una persona trans.
2. Los personajes
La historia fue pensada para un ícono de las telenovelas ochenteras como Verónica Castro, y se pretendía que ella fuera una de las razones de su éxito. El papel fue escrito especialmente para ella, y como el mismo creador lo señala: la matriarca de la familia es protectora, vengativa, caótica, poderosa, y le gusta fumar marihuana de vez en cuando.
Pero mi personaje favorito fue el de la hija mayor de la familia: Paulina de la Mora, interpretado por Cecilia Suárez y su particular acento.
Con su hablar pausado, con un tono de niña fresa tafileada, nos sorprende el contenido de sus diálogos, llenos de madurez, visión de mundo, apertura y buenos modales. Enmarcada en una doble moral y atrapada por sus circunstancias, esta actriz nos presenta un personaje que sostiene la serie y que ha generado un boom en redes sociales con el #PaulinaDeLaMoraChallenge. De mi parte, yo elegí amarla.
En segundo lugar realzo a Julián de la Mora, el hijo menor niño mimado de la familia interpretado por el actor Darío Yazbek Bernal, (medio hermano de Gael García Bernal) cuyas dualidades, egoísmo, hipocresía y su búsqueda por encontrarse a sí mismo provoca que se lleve en banda a los demás. Y en el podio de las sorpresas del casting, mi tercer lugar es para la pequeña Micaela, una niña poco agraciada pero llena de carisma que creció en medio de un cabaret de transformistas y es curiosamente la que tiene más claro lo que está bien y lo que no.
3. El sentido del humor
Es una serie para reír y a la vez que te lleva a la reflexión, porque te enfrenta con muchos estereotipos de la realidad latinoamericana. De la mano de la risa, se nos presenta la ruptura de los tabúes sexuales y morales. Su humor raya en la ironía, la exageración, la incongruencia, el sarcasmo y la parodia, y para mí funciona. Yo tengo una conexión especial con el humor construido a partir de las referencias a los artistas planchas y por eso creo que una de las escenas magistrales de la serie sucede en el segundo capítulo durante una vela y enmarcado en la canción “Maldita Primavera”.
4. Los diálogos
Si ya viste el primer capítulo, no podrás olvidar la frase: “Ay, olvidé cancelar el mariachi”. Yo hice un recuento de mis frases favoritas y hay más de quince. Pero los diálogos nos mantienen ahí: atentos y queriendo más. Son la cereza en el pastel de esta pequeña adicción.
Por supuesto, hay muchas frases que hacen referencia a la plancha como: “Yuri, tú siempre tan llena de Dios”, “Se nos fue Juanga” y “Ahí viene tu novio el que se parece a Kalimba”, pero hay otras tan poderosas con las que nos podemos identificar como:
Guardo tantos secretos que si no cuento al menos uno, se me van a olvidar los demás.
5. La banda sonora
La banda sonora es una protagonista más de la historia que nos acompaña en esta montaña rusa de emociones. La serie comienza con una canción ochentera de Mecano y profundiza en varios de los artistas símbolos de la plancha: Yuri, Amanda Miguel, Ana Gabriel, Gloria Trevi, Selena, Paulina Rubio, y Cristian Castro, entre otros. También nos trae de vuelta a El General y a Alaska y Dinarama, pasando por canciones de grupos relativamente nuevos como Monsieur Periné y termina con covers de canciones como: Aunque no sea conmigo, Yes Sir, I can Boogie y Prometimos no llorar.
6. Lo denso se vuelve sencillo
La historia reconoce el momento histórico de las sociedades latinas actuales y nos da la oportunidad de re-adoptar la cultura y reforzar la importancia del respeto a las diferencias, la tolerancia y alejarnos del ese incansable sentido de perfección, cosa que no puede ser más irreal porque lo perfecto no existe. ¿Por qué enfrascarnos en buscar la perfección si nunca podremos alcanzarla? Es mucho mejor enfocarnos en ser felices, sea cual sea nuestra idea de la felicidad.
No sabemos si habrá una segunda temporada pero podríamos pensar que sí, porque nos deja con un final abierto con muchas interrogantes. Pero la pregunta principal no es el futuro de la familia De La Mora, que durante la serie vemos cómo se cae a pedazos, se vuelve a pegar, se vuelve a despedazar y luego se reconstruye desde un nuevo lugar.
La pregunta es:
¿Cómo una familia puede ser tan millonaria e influyente solo siendo dueña de una floristería?.
Laura De León. La autora es comunicadora. Aparte de su trabajo en la Agencia LaTres, actualmente se desempeña como Reina de la Plancha desde el 2010. Se ha dedicado a evangelizar sobre la música plancha, despertar emociones, liderar catarsis y ser parte de la movida nocturna desde su modesto espacio en el Planchatón del bar josefino El 13.
