Siempre resulta curioso ver una historia de la cual se sabe bien cómo terminará. Las adaptaciones de los sucesos un poco macabros traídos de la vida real siempre consiguen —al menos en mi caso— erizar la piel. Claro está, pueden ser conocidos por unos, pero no por otros. Así surge la guía de los eventos reales que se descubren desde las narrativas de ficción; y que deben llamarse de esa manera por los motivos de licencias y libertades creativas. El mejor ejemplo es la reciente The Assassination of Gianni Versace, que consiguió contar su macabra historia con los hechos de manera dispersa de la realidad. Ahora, el turno es de la espeluznante y magnífica The Terror.
Esta es la historia de la expedición de los dos barcos exploradores, el Erebus y el Terror, que quedan atrapados en medio de miles de kilómetros de océano congelado en 1845. Muy adecuadamente titulada (por varias cosas que ya mencionaremos), The Terror sigue a la tripulación que queda en la desolación total y que, tarde o temprano —esto es un spoiler, supongo—, muere. Es el relato de lenta y enloquecedora supervivencia y de los terrores que pueden surgir al tener que enfrentar los miedos que vienen justo antes de la inminente muerte de los navegadores perdidos.
The Terror centra sus esfuerzos narrativos en las dinámicas de la tripulación mientras deben atravesar un invierno permanente y el aislamiento absoluto luego de quedar ambos barcos atascados en hielo sólido. Al principio, parecen estar siendo amenazados por una especie de oso polar gigante (o algo parecido) que simplemente ataca para matar. Luego, una esquimal se integra a la historia como la necesaria figura femenina que hace balance entre el desconocimiento del lugar y el contacto humano limitado. Todo fluye como una verdadera pesadilla.
De la oscuridad dentro del barco y sin amaneceres, la serie pasa, en sus últimos episodios, a una especie de desierto congelado, que ve la luz del día, pero que revela los momentos más bajos de la desesperación humana. El descenso al verdadero terror es lento, pausado y sin ninguna prisa por devorarlos a todos de una vez. De cierta manera, se llega a un pánico perezoso, cegador e inescapable. Por suerte, cada episodio, por más que siga una línea concreta hacia un final determinado (solo son diez), muestra situaciones concretas y diferenciadas en el camino hacia la supervivencia fallida.
The Terror, además, es atmósfera pura. Los sonidos ensordecedores del silencio polar se ven interrumpidos solo por el viento al pegar con la madera del barco: un susurro incesante. Por cada momento de pánico que surge de los ataques del supuesto oso, hay intervalos de soledad y desolación, hartazgo de los compañeros y desacuerdos en sobrellevar la situación. Queda la ansiedad del espectador, porque sabe que eventualmente irán muriendo, uno por uno, sobrecogidos por la vastedad del blanco del paisaje y la pesadez del frío del ártico. Eso entre una dirección impecable y colocación precisa de la música.
Esta es la cosa: el HSM Terror fue encontrado gentilmente colocado en el fondo del océano hace apenas un par de años. Las suposiciones y conclusiones de lo que sucedió con esos dos barcos queda como mera especulación y deducción de las extensivas expediciones que se hicieron para recabar la información que construye hoy esta historia. Con esas condiciones, además de las terribles enfermedades, se piensa que se recurrió a los extremos del canibalismo, según lo descubierto y reportado. Lo seguro es que cada uno de los tripulantes que estuvo a bordo de uno de los barcos murió de una u otra manera, apenas dejando el rastro de lo sucedido.
Entonces, no deja de ser una serie que incomoda por su contexto histórico tan verídico. Y aún así, la manera en que todo está mostrado podría pasar como pesadilla o alucinación de los hombres; en especial, el oso, que se come todo a su paso, pero no detiene la imaginación colectiva de lo que pudo —o no— haber existido. De ahí, las mil y una formas de morir en The Terror quedan más que representadas de manera terrible, y hasta poética, conforme la serie llega a su final.
Sin duda, esta es una increíble producción, de cuidadosas imágenes y narración serializada de excelente estructuración. En el fondo de su premisa quedan las sensaciones del mínimo atisbo de esperanza de poder sobrevivir, las cuales no llegan a ser tan intensas como las de desesperación por siquiera mantenerse cuerdo entre la nada y los restos de humanidad que se deben arrastrar. The Terror es incómoda y agobiante (su conexión —casi mística— con la realidad, la eleva a niveles increíbles de zozobra), pero la observación de la conducta humana en tremenda bajeza y necesidad por mantenerse y perdurar no podía haber tenido mejor tratamiento que con la elegancia y el esmero de esta excelente miniserie.
The Terror estrena episodio todos los lunes a las 9p.m. en AMC.
