La epidemia de las malas decisiones de la juventud, -o Millennials- que se conocen por medio de las redes sociales es tan abundante como las quejas de dichas decisiones por personas mayores o que incluso están en la misma generación sin siquiera saberlo.
No tener un trabajo, malgastar el dinero, alcohol, drogas, sexo. No interesarse en el prójimo o carecer de visión hacia el futuro.
Tiene sentido, si se ve junto a unos comentarios que dio Donald Glover en una entrevista hace un par de años donde hablaba sobre cómo el internet está obsesionado con la nostalgia porque simplemente estamos demasiado asustados para seguir adelante. Y tal vez no esté tan equivocado.
“Generación que no quiere crecer” dijo la banda costarricense Continental en una de sus canciones hace unos nueve años y sigue siendo una de las mejores descripciones de lo que se puede ver en nuestra juventud en la cual, obviamente, no puedo dejar de incluirme.
De ver el pasado reflejado en películas viejas del cine Noir y los filmes de misterio de Hitchcock, David Robert Mitchell genera influencias para darnos Under The Silver Lake, su más reciente película y sucesora de, la ya conocida por muchos como un clásico moderno de terror, It Follows.
En esta película, tenemos a Sam (Andrew Garfield), un joven viviendo en un pequeño apartamento en Los Angeles, sin muchas aspiraciones. Un día se encuentra con Sarah (Riley Keough) y tienen una noche tranquila pero muy significativa para Sam. Al día siguiente para verla de nuevo, al llegar a su apartamento, no hay rastro de ella.
Desde ahí, comienza un viaje físico y psicológico para poder encontrar a Sarah.
Esta podría ser la explicación más sencilla de esta película, sin embargo, al verla, me sorprendió los temas que fue mostrando poco a poco y como no se quedó en un solo lugar o con una premisa que a simple vista podía recordar otros ejemplos de películas de Neo Noir recientes como Inherent Vice o The Nice Guys.
Y exactamente de esto es de lo que vamos a hablar aquí, que si bien al verla un par de veces generó muchas ideas en mi, todo esto se puede dividir y condensar en tres temas específicos.
1. El nuevo Hollywood enterrando al viejo Hollywood
A pesar de que hemos tenido una gran variedad de películas dentro del género del Neo Noir en los últimos años y en las últimas décadas, creo que ninguna lo había adoptado tanto como esta película. Personajes únicos, un misterio palpable a lo largo del filme, planos amplios, como lo hacían en el cine clásico, la increíble y camaleónica música compuesta por Disasterpeace en su segunda colaboración con David Robert Mitchell, en la que cambió los sintetizadores que recordaban a John Carpenter por una orquesta que más bien trae recuerdos a esa época dorada del cine.
Y es que si bien, no es tanto el tema principal de la película, la ambientación de Los Ángeles le abre la puerta a Mitchell para hacer un comentario de cómo dicha época del cine de tanta clase y tanto significado se ha vuelto poco a poco en algo más hueco y sin mucho sentimiento en el que, como se ve en una escena en el que diferentes chicas están haciendo una audición, sin embargo dicha audición sucede en el garaje de una casa con un hombre que no proyecta mucha confianza.
La magia se perdió en Hollywood y el negocio no es lo que solía ser.
El concepto que usa con las Shooting Stars que en la película es un negocio donde actrices de todo tipo trabajan como prostitutas para tener un ingreso extra, es una descripción cruda pero imaginable de esta ciudad.
Y es que este tema se demuestra con las frecuentes conversaciones por teléfono entre Sam con su madre y su admiración por Janet Gaynor, al punto de llegar en una de sus andanzas a despertar en un cementerio de estrellas del cine y encontrarse con la tumba de dicha actriz. Mismo cementerio donde la noche anterior estaban fumando las actrices de una película independiente, apoyadas en la tumba del mismísimo Alfred Hitchcock.
¿Qué mejor forma visual para demostrar esta falta de interés de lo que dejó esos actores y directores del pasado que dicha imagen?
2. Fucking Millennials
I’m a 30 year old boy.
Hace ya más de veinte años, Edward Norton, interpretando al narrador anónimo, en Fight Club, santo grial para personas de la Generación X, en un una de sus conversaciones con Tyler Durden, interpretado por Brad Pitt, dice esta frase que sigue atormentando y siguiendo a adultos del pleno 2019.
Y esto da pie a este segundo punto. La deconstrucción tan atinada pero al mismo tiempo, sin prejuicios del millennial que hace Under The Silver Lake, demostrando con sus acciones y decisiones lo que es realmente esta generación que eventualmente tomará control del mundo.
Empezando con el personaje de Sam que, como ya mencioné anteriormente, vive en un pequeño apartamento en Los Ángeles, en el cual no le queda mucho tiempo antes de ser desalojado por falta de pago, quien no parece tener un trabajo, a pesar de ser llamado unas cuantas veces por su madre y él le miente diciendo que está muy ocupado por un trabajo inexistente, y quien desde niño ha estado obsesionado con los temas de mensajes subliminales, códigos secretos, teorías de conspiración.
Y no es el único. En otro momento de la película tiene una conversación con un hombre que se ha encargado toda su vida en buscar el significado de estos mensajes subliminales en publicidad, series de televisión e incluso cajas de cereal.
Este último punto siendo un aspecto primordial de la película en la cual vemos en múltiples escenas tratando de descifrar código tras código sin ningún otro interés que encontrar a Sarah. Una chica con la que no tuvo oportunidad de tener más que una corta noche sin más acción que un simple beso, a pesar de que se muestra teniendo varios encuentros sexuales con diferentes mujeres a lo largo del filme, lo cual demuestra otra debilidad de esta generación: la búsqueda del amor no correspondido, con obvias razones en esta ocasión siendo de una forma que sea más atractiva para nosotros, la audiencia.
También es importante el aspecto del que ya hablaba en cuanto a la nostalgia y lo importante que es para nuestra generación y como hasta en los treinta años vemos a Sam jugando Super Mario Bros en un apartamento que, entre otras cosas, tiene colgado un póster de Kurt Cobain con todo y su autógrafo.
Estos dos últimos puntos dan pie al tercer punto que intento dar aquí son la base del tercer tema que siento que explota de magnífica forma.
3. Nihilismo y nuestra atención reducida
Si bien, como muchas películas de este género, la trama principal suele estar alrededor de la búsqueda de una persona que desapareció misteriosamente, Under The Silver Lake sigue estos pasos sin embargo le da un giro muy inteligente para demostrar de una forma audiovisual, esta filosofía de Nietzsche que descrita de la forma más sobresimplificada, habla de cómo nada realmente importa al final.
Es interesante ver que el objetivo principal de Sam siempre es dar con el paradero de Sarah y a pesar de que en el camino se encuentra con otros misterios tal vez un poco más interesantes o que pudieron dar una mejor y más significativa historia, no se desvía de su camino y sigue viendo hacia el frente.
Misterios como un asesino de perros, lo que advierte peligro desde la primera toma en la película, la leyenda de una mujer que, exceptuando una máscara de búho, se encuentra completamente desnuda y aparece a hombres y mujeres mientras duermen para seducirlos y asesinarlos en medio de la noche, e incluso una conspiración de mensajes secretos que no sabemos de dónde provienen ni para quién son, solo llegamos a conocer el intermediario.
Un compositor ya mayor que nos da, al menos para mi, la mejor escena de la película.
En dicha escena este hombre misterioso le cuenta vagamente a nuestro protagonista datos de cómo él ha estado escribiendo grandes éxitos musicales de las últimas décadas, solo para dejar mensajes secretos para otras personas. Where Is My Mind de Pixies, I Want It That Way de Backstreet Boys, el tema principal de Cheers e incluso Smells Like Teen Spirit de Nirvana, banda que como ya sabíamos desde el primer acto, Sam idealiza.
Reforzando este sentimiento, vemos la sorpresa de Sam al ver que dicho compositor tiene entre sus pertenencias la mítica guitarra Fender Mustang que Cobain hizo tan famosa en los 90’s.
En esta simple escena se nos muestra el nihilismo en tres diferentes aspectos.
1. La poca o ninguna relevancia de este hombre y sus canciones con el misterio principal de la búsqueda de Sarah.
2. La muerte de la ilusión de que nuestra rebelión en la adolescencia fue por artistas que nos entendían cuando en cambio fue hecha de la forma más artificial posible y con mensajes secretos que nunca entenderemos.
3. Como dije anteriormente, esta escena solo nos muestra la persona que está en medio de quien manda los mensajes y quienes los reciben y la película tampoco tiene las intenciones de decirnos, porque esos mensajes, como se dice en la misma película, no son para nosotros.
Incluso el mismo final de la película es un gran chiste nihilista en el que a pesar de que Sam descubre que Sarah está viva, se encuentra en algo similar a un bunker nuclear y no hay forma de llegar a ella.
Él simplemente regresa a su apartamento para acostarse con una vecina con la que estuvo obsesionado desde el inicio del filme y también para tratar de descifrar la frase que decía su loro desde el inicio, para que la respuesta de ella fuera que tampoco sabe. Doble golpe en el que el destino final o el objetivo no importa realmente.
Under The Silver Lake no pretendía ser un éxito de verano
Y puedo ver con claridad cómo está destinada a ser una película más de culto, tal y como ahora se considera It Follows.
Tal vez no envejezca tan bien, tomando en cuenta lo que hablamos sobre esta generación. Tal vez envejezca mucho mejor de lo que se ve ahora, porque sería como una fotografía de lo que vivimos en esta época. O por qué no, incluso existe la opción de que esto ni siquiera importe y su objetivo nunca fue perdurar.
Solo el tiempo dictará su destino.
