One Mississippi, una comedia (ligeramente) dolorosa a orillas del Golfo

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Por Luciana GallegosManfred Vargas

 

El 3 de agosto del 2012, sin que nadie lo pudiera predecir, fue el día en que la vida profesional de Tig Notaro cambió completamente. Esa noche, Tig abrió su set de stand-up en el club Largo de Los Ángeles con una memorable frase inicial: Good evening, hello. I have cancer. How are you?. Lo que inicialmente pareció ser una simple, aunque algo desconcertante, dosis de humor negro, pronto fue aclarado por la comediante: apenas unos pocos días antes había sido diagnosticada con cáncer de mama en sus dos senos. Esto, sin embargo, fue tan solo el punto cúlmine del “catálogo de tragedias” que Notaro vivió durante cuatro meses de mierda en el 2012, el cual incluyó, además del cáncer (que eventualmente llevó a una doble mastectomía): un ataque casi fatal de un padecimiento intestinal apodado C diff, el fin de un noviazgo y la muerte repentina de su madre.

Todos estos sucesos fueron relatados públicamente por primera vez ese 3 de agosto en un catártico, intenso y, sí, hilarante set que por suerte fue grabado y, a instancias de Louis C.K., lanzado en Internet un par de meses después con el título de Live (entendido como “vivir”, no “en vivo”). Y así fue como Tig Notaro—quien hasta ese momento era apreciada, pero no particularmente conocida—logró minar de sus tragedias un arsenal de ingeniosas reflexiones que la llevaron a convertirse en una de las comediantes más comentadas y prolíficas de los últimos años.

Hagamos inventario: solo en el 2015 aparecieron Tig, un documental de Netflix centrado en aquel annus horribilis, pero también en su naciente relación con Stephanie Allynne (a quien conoció durante la grabación de In a World…); Boyish Girl Interrupted, su especial de comedia para HBO; y Knock Knock, It’s Tig Notaro, un muy gracioso híbrido de documental-especial, sobre algunas de sus experiencias al llevar su stand-up a casas de fans. Finalmente, en el 2016, además de su libro I’m Just a Person, debutó One Mississippi, una serie de seis episodios distribuida por Amazon y creada por Tig junto con Diablo Cody, con la ayuda de productores como Kate Robin y Louis C.K. A continuación, comentamos algunos de los aspectos más interesantes de One Mississippi, que la hacen digna de recomendación tanto para quienes han seguido la trayectoria de Tig hasta ahora, como para la otra inmensa mayoría que aún no la conoce.

Situaciones frescas

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One Mississippi

Aunque muchos de los temas de esta serie semi-autobiográfica (el primer episodio es 85% real; el resto no se sabe) ya han sido abordados en los proyectos mencionados anteriormente, lo cierto es que cada medio ofrece distintas posibilidades y limitaciones. La primera temporada de One Mississippi toma la acertada decisión de enfocarse en los días inmediatamente posteriores a la muerte de la madre de Tig, cuando debe viajar hasta su Mississippi natal para participar en el funeral y acompañar al resto de su familia. Esta situación saca al personaje  de Tig de su hábitat natural (Los Ángeles), y la obliga a reencontrarse con su pasado y afrontar los recientes sucesos de su vida bajo una luz diferente.

Secuencias de fantasía

En ocasiones, cuando algún evento es muy difícil de manejar para Tig, la situación es procesada en la forma de una secuencia fantasiosa. Algunas de esas secuencias le restan seriedad al asunto angustiante en el corazón de la trama (como los excelentes momentos imaginados en el hospital, inmediatamente después de que la madre de Tig muere), mientras otras más bien intensifican la ansiedad de los hechos, tomando la forma de pesadillas. Esto le da a la serie una cualidad algo surreal e inesperada que es muy bienvenida.

Personajes (menos) secundarios

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One Mississippi

Si bien, como en sus otros trabajos pasados, Tig es el centro de la atención (y no lo hace nada mal), en One Mississippi varios personajes secundarios pasan de ser menciones pasajeras en distintas anécdotas a adquirir un peso más significativo. Entre esos personajes más desarrollados destaca Bill (John Rothman)—padrastro socialmente incómodo de Tig y su hermano (Noah Harpster)—, una figura intrigante que, gracias a la cálida pero inusual presencia de Rothman, logra generar bastante simpatía. También destacable es Kate, personaje inspirado e interpretado por Allyne, ahora esposa de Tig, quien además contribuye como escritora para la serie. Aunque los comienzos reales de esa relación ya habían sido capturados en el documental Tig, resulta igualmente enternecedor presenciar su versión ficticia, especialmente sus interacciones románticas por mensajes de texto. “What are you thinking about?” le escribe Tig a Kate. Respuesta seductora: “Mental illness.”

Ligereza engañosa

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One Mississippi

A pesar de la gravedad de algunos de los eventos representados, el tono de One Mississippi, al igual que el de la mayor parte de la comedia de Tig, es ligero. Esta ligereza contribuye a que la serie no sea extremadamente deprimente (no que haya nada de malo con eso), y amortigua algunos de sus golpes más fuertes. En medio de música alegre, humor sarcástico y chistes fecales, la muerte y el abuso sexual no pegan tan duro. Digamos.

Cultura distinta

Estados Unidos es un país gigantesco, pero algo así como el 80% de sus series de televisión están localizadas en Nueva York o Los Ángeles. Por lo que siempre es bien recibido cuando alguien se acuerda de que en ese país viven unas 350 millones de personas distribuidas en cientos de ciudades y decide situar su programa en un lugar inusual. En este caso, el escenario es Bay Saint Lucille, un pequeño pueblo ficticio en la costa de Mississippi que está inspirado en el lugar en donde nació y creció Tig. Esta locación tiene el valor agregado de traernos de vuelta—luego de algunos años sin Treme—a los paisajes y la cultura de la región del Golfo de México, incluyendo un desvío por una cómicamente reducida versión local de Mardi Gras.

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One Mississippi

Y ahí la tienen: One Mississippi no es perfecta—hay algunos momentos en los que entra en territorio un tanto meloso o predecible y algunas de sus sub-tramas no son exploradas con total satisfacción—, pero ciertamente merece ser vista, si tan solo gracias a su humor seco y la forma ligera pero honesta en que afronta sentimientos como la pérdida o el dolor. No dejen que esta serie pequeña, modesta y poco conocida se escape de su calendario televisivo.

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