Una de las tantas películas que me hacen pensar en un poco más sobre lo caro que están las palomitas en el cine es Youth. Con actuaciones increíbles de Michael Caine y de Harvey Keitel la película se llena de una intensidad que solo actores tan buenos como ellos pueden imprimir.
La premisa de la película es básica, un mensajero de la reina de Inglaterra le pide a Michael Cain, que es un director de orquesta retirado, que toque para el cumpleaños del príncipe. Él se rehúsa de manera tajante alegando que sus días como conductor están en el pasado.
Toda la estética de la película me hace pensar en el arte de Wes Anderson. Paisajes casi imposibles, vistas de montañas impresionantes, escenas dentro de cuartos que hacen que sea una obra digna de admirar. Creo que su director Paolo Sorrentino, su director, estaría orgulloso.
Lo que vale rescatar de esta película es el uso de la edad como un recurso más para contar una historia. Se podría decir que es una cierta celebración de que la vida solo se acaba cuando lo queremos no cuando nos hacemos viejos. Si no que lo diga Jane Fonda, que tiene su parte también en la película.
Youth se debate entre la realidad y el surrealismo para mostrarnos de una manera poco convencional como es la mente de una persona ya entrada en años que trata de seguir relevante, que trata de sobresalir y que todavía tiene un alma incansable.
La película no es sutil cuando se toca temas como el suicidio, la separación y desde luego el sexo. Si no que lo diga, Madalina Ghenea, que hace su aparición en un momento clave de la película.
Me parece que esta película puede ser un testamento de que todo en la vida hay que disfrutarlo en su momento. Hay que vivir cada día y sacarle provecho a todas las cosa locas e impensables que nos ocurren a diario. Puede ser que un día nos despertemos y solo tengamos eso, recuerdos.
Yo sé que quieren verla, por eso les dejo el tráiler:
