Wayne Knight nos dio un buen susto con el rumor de su muerte que llegó al punto de ser “trending topic” en Twitter esta tarde. Por suerte no fue más que un fallo periodístico de TMZ y tendremos a Newman por mucho más rato. Para celebrarlo, les presento los 5 momentos más detestables y graciosos de este cartero que todos amamos odiar.
– Feliz cumpleaños, Newman
“The Betrayal” es uno de los mejores episodios de todo Seinfeld. En este capítulo, toda la narrativa ocurre en sentido contrario, se inicia con los créditos finales y se termina con la famosa intro tocada en bajo. En esta joya de la TV, Kramer va a la fiesta de cumpleaños de un tipo que lo odia secretamente y pide que muera con su deseo al soplar la candela de su pastel. Kramer se escandaliza y corre inmediatamente con su amigo Newman, que está pronto a celebrar su propio cumpleaños. Newman pacta que usará su deseo para proteger a Kramer de una muerte súbita, pero en el momento de la verdad lo traiciona al pedir una cita con una supermodelo. La cita se concretó y Kramer logró escapar la muerte al pedir deseos de mil y un formas.
La gloria de Newman
Casi hasta el final de la serie conocemos la faceta poética del némesis de Jerry. Cuando los cuatro amigos iban a ir a Paris en el jet privado de la NBC, Newman le ruega de rodillas a Jerry por un espacio en el viaje con la excusa de que es “un cuarto francés, y con una prima enferma que desea verlo una última vez”. Jerry niega su pasaje, Newman se pone de pié y suelta esta frase que ni Shakespeare podría igualar:
“¡Muy bien, pero óyeme y óyeme bien! El día llegará, oh si, marca mis palabras, Seinfeld. Tu día del juicio se acerca, un viento malvado soplará por todo tu pequeño mundo de fantasía y borrará esa sonrisa pedante de tu cara. ¡Y ahí estaré yo, en toda mi gloria, mirando, mirando como todo se derrumba!”
Newmannium
Los noventas estaban llegando a su fin y por supuesto que Kramer se preparaba para recibir el milenio con la fiesta más grande que Nueva York haya vivido. El problema es que Newman llevaba años preparando esa misma fiesta, y su magnitud era tal que iba a eclipsar la de Kramer absolutamente. Newman reservó un restaurante en Times Square desde los 70’s e invitó a todos sus conocidos, menos a Jerry, como era de esperar. Newman permitió la entrada de Jerry a su fiesta con una condición: Que llevara a Elaine para poder besarla en el conteo de año nuevo. Jerry no se deja intimidar, y arruina el Newmannium con una sencilla explicación: El nuevo milenio no empieza en el año 2000, sino en el 2001 ya que no existe el año 0.
Newman abogado
¿Para qué tener amigos si no mienten por uno? Newman usó a Kramer como excusa para tratar de librarse de una multa por exceso de velocidad. Él lo puso a mentir en la corte sobre su supuesto intento de suicidio por nunca alcanzar su sueño de trabajar en un banco. Kramer tenía una contusión fresca y soltaba palabras que ni existían (¡yoyoma!) y apenas podía recordar la elaborada mentira. Newman se empieza a frustrar por la pobre actuación de Kramer, que no captaba el conflicto de Edipo que contenía la ficción. Todo termina con un forcejeo ridículo que prueba una vez más el excelente manejo de la comedia corporal del señor Knight.
– ¡La Humanidad!
Ni siquiera Newman escapa del Karma. Esta vez pagó su cuota al ser la víctima de una serie de eventos desafortunados, causados por Kramer, obviamente. Todo comienza cuando Kramer “adopta” una carretera y se le mete entre ceja y ceja hacerle modificaciones. Se lleva un barril de acetileno para quitar la pintura a la calle y su torpeza usual derrama el contenido por el camino, sellando el destino en llamas de Newman. El cartero manejaba sobre el derrame químico arrastrando una máquina de coser, y generando un chispero que hizo ignición a su camión. La frase que grita entre alaridos de terror quedará marcada por siempre en la historia de la comedia: “¡La humanidad!”. Un lamento por la existencia humana y su fragilidad cósmica en medio de un camión de correos en llamas.
