The Good Fight: la constante de la ley

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

Aún pueden sorprender las narrativas convencionales de la televisión. No hacen falta grandes sorpresas, intenciones escondidas o muchos efectos especiales que deban sostener el episodio y mantengan la atención del espectador. Con cuidadosa construcción de situaciones alrededor de los personajes y precisa delimitación y cariño a la hora de escribirlos, las series pueden triunfar sin mucha bulla. Hoy, estamos ante una serie que se define desde el modelo tradicional de la televisión, pero que termina de establecerse mejor ante las nuevas ofertas del mercado tan saturado.

Luego de un desapercibido primer año, las andanzas de la serie secuela de la excelente The Good Wife llegan a niveles extraordinarios de astucia, relevancia y hasta comedia en la inigualable The Good Fight. Es aquí que Diane Lockhart (doblemente sensacional Christine Baranski) sube de posición y se convierte en la protagonista de los problemas entre bufetes legales de Chicago. De las ocurrencias magistrales de Robert y Michelle King, The Good Fight se convierte, durante su increíble segunda temporada, en el lado elegante, pero sin escrúpulos, de la denuncia contra las locuras y contradicciones del actual gobierno de Estados Unidos.

The Good Fight
The Good Fight

Mientras que el enfoque en la idea original en The Good Wife venía de mostrar un lado político y más personalizado, The Good Fight aprovecha la casi nula restricción (en temáticas y censura) de la plataforma que la transmite y da rienda suelta a las ocurrencias disparatadas de su mundo, que ya no parecen tan alejadas de la realidad. Siempre con atención y sensibilidad con cada viaje interno de los personajes; al final de cuentas, son ellos los que sostienen la serie. Las emociones y articulaciones de la realidad traspasan la pantalla, con cada cuadro, cada variación narrativa y hasta con cada nota musical.

The Good Fight
The Good Fight

Detalles como el color de un atuendo, el acercamiento de la cámara hasta cierto punto, la colocación de los ángulos y los diálogos atinados elevan la serie por encima del montón. Y más allá de lo técnico, habilidad en el planteamiento de sus conceptos y bien estructurada narración (entre episodios y temporada), cada secuencia responde a cierta frustración y reacción visceral ante las injusticias de la sociedad, representadas, eso sí, con merecida gracia y garbo. Además, siempre es refrescante ver el ingenioso manejo de los altibajos de la tecnología que se inmiscuye en los momentos más inesperados.

The Good Fight
The Good Fight

Así, The Good Fight llega a niveles agudos de relevancia (comenzando por su diverso elenco) ante las imprecisiones, acusaciones, ataques y hasta falsas alarmas que se desataron una vez que la “era Trump” se desatara. Desde el primer episodio de la temporada, con un literal funeral y un estado más depresivo de la protagonista, la serie se esfuerza en romper con sus propias barreras y darle paso a lo absurdo y a los descabellados resultados del seguimiento estricto de la ley. Al final, culmina en el estado de rebeldía y confrontación que mejor podía demostrarse ante el cinismo constante del mundo exterior. Un poco de sanidad en “su pequeño rincón en el mundo”.

The Good Fight
The Good Fight

La única desventaja de la serie (nunca en su ejecución ni su contenido, que son impecables) es que es transmitida a través de CBS All Access, una plataforma de servicio streaming de la cadena CBS como el intento de competir con el gigante rojo. Ese detalle hace que no sea vista por muchos críticos en Norteamérica y, como consecuencia, resulte poco reconocida para que aumente su audiencia. Y mientras que The Good Wife está disponible, en su totalidad, en Netflix, The Good Fight debe llegar por medios menos cómodos para quien busque verla. Eso sí: si deciden dar el paso y le dan la oportunidad que merece, estarán ante una de las mejores series del año.

The Good Fight
The Good Fight

Al final, por más constante que sea, la ley, se dieron cuenta en The Good Fight, está hecha para romperse y, por tanto, no dejarse llevar por las contradicciones e hipocresías del sistema. Su mejor representación es la secuencia de créditos inicial, en la cual queda demostrada la diferenciación explosiva que los King decidieron darle a la serie. Es el rompimiento de cadenas y despojo de lo tradicional para encontrar la razón fuera de los códigos en los cuales estos abogados tanto quisieran sentirse preservados. El poder quebrantarla, aunque sea la más desapercibida ocasión, es la constante de la ley.

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