To Watch: The Knick

Colaboración por Manfred Vargas R.

En tiempos como estos, en que la televisión ha encontrado un nivel de creatividad y prestigio como nunca antes en su historia, no es extraño encontrar respetados directores de cine que se involucren activamente con series de televisión. Desde cineastas consagrados como David Fincher con House of Cards hasta algunos más jóvenes como Cary Joji Fukunaga con True Detective, son numerosos los ejemplos que se pueden encontrar de directores que, sin dejar de lado su carrera en el cine, deciden sumergir sus pies en las aguas de la pantalla chica. Pero la mayoría de estas interacciones son relativamente efímeras: estos cineastas dirigen alguno que otro episodio y luego se dedican a una posición de productores ejecutivos, a brindar notas o ideas, alejándose del día a día de la producción. Sin embargo, hay excepciones a la regla y aquí es donde entra Steven Soderbergh.

Después de una carrera de casi veinticinco años tanto al margen como en el corazón de Hollywood, Soderbergh decidió retirarse de la industria del cine el año pasado. Eso no significa que haya dejado de trabajar; todo lo contrario, ahora parece estar involucrado en más proyectos que antes. Su decisión de retirarse parece tener más que ver con un desencanto hacia la industria cinematográfica y sus modelos de financiamiento y distribución: aunque no lo crean, su última película, Behind the Candelabra, una aclamada biopic sobre la extraña relación entre Liberace y su amante, no pudo conseguir un distribuidor a pesar de contar con grandes estrellas y tuvo que ser transmitida por cable en HBO. Ahora, Soderbergh decidió mantener su relación con esa compañía y por medio de su canal hermano Cinemax, acaba de estrenar su primera serie de televisión: The Knick.

 

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A diferencia de los cineastas mencionados al inicio del artículo,  Soderbergh está completamente involucrado en el proceso de elaboración de la serie: no solo es productor ejecutivo, sino que también dirige todos los episodios. En definitiva, The Knick es una obra de Steven Soderbergh hasta la médula y su toque personal se siente en cada momento, algo bastante raro en un medio como la televisión en que el guionista es rey.

Y es que en términos de guión, The Knick hasta el momento no ha dado muestras de ser particularmente innovadora o destacable. La serie, que se centra en un afamado cirujano (John W. Thackery, interpretado por Clive Owen) y sus intentos por explorar nuevas estrategias quirúrgicas en el Hospital Knickerbocker de Nueva York a inicios del siglo XX. Es en su mayoría escrita por sus creadores, Jack Amiel y Michael Begler, y si bien los guiones son perfectamente aceptables, suelen carecer de una falta de profundidad en el desarrollo de los personajes y no evitan caer en ciertos clichés del género de serie de hospital. El hecho de que el personaje principal sea un brillante hombre blanco con profundos problemas personales (en este caso, adicción a la cocaína y la morfina) también le ha valido críticas de aquellos que están cansados de ese arquetipo de antihéroe.

Sin embargo, en donde la serie brilla es con sus actores, su recreación de los descubrimientos en medicina de inicios del siglo XX y el idiosincrático tratamiento visual que le da Soberbergh. Vamos, entonces, por puntos:

 

ACTORES Y PERSONAJES

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A excepción de Clive Owen, la mayoría de actores de The Knick no son particularmente conocidos, muchos provenientes de la televisión o el teatro. Pero precisamente es esta cualidad la que les permite desaparecer en sus roles sin problemas ni distracciones (Owen, si bien es magnético como Thackery, sigue pareciendo una estrella de cine). Como ejemplo de esto tenemos a actores como Andre Hollland quien interpreta con justa indignación y carismática insolencia al Dr. Algernon Edwards, el primer cirujano negro en trabajar en un hospital en Nueva York, y a Chris Sullivan como Tom Cleary, el corrupto pero sensible conductor de ambulancia del Knickerbocker.

No obstante, los personajes femeninos son los potencialmente más interesantes de la serie (digo potencialmente porque, hasta el momento, son decididamente secundarios). Personajes como Cornelia Robertson (Juliet Rylance), la ambiciosa e idealista hija del benefactor del hospital, la Hermana Harriet (Cara Seymour), una monja irreverente que maneja el orfanatorio del hospital al mismo tiempo que practica abortos clandestinos y Lucy Elkins (Eve Hewson), una enfermera cuya expresiva e inescrutable cara -filmada usualmente en close-ups– funciona como testigo de todo lo que ocurre, dejan una impresión que va más allá de sus limitadas intervenciones.

 

DESCUBRIMIENTOS MÉDICOS

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The Knick está vagamente inspirada en algunos lugares y personajes reales: el Hospital Knickerbocker, por ejemplo, sí existió, si bien estaba localizado en otra parte de la ciudad, y el personaje del Dr. Thackery está basado en William Stewart Halsted, quien como Thackery fue un cirujano innovador con problemas de adicción. Precisamente ese proceso de descubrimiento de innovadoras técnicas quirúrgicas es uno de los aspectos más exhilarantes de la serie: la forma en que Thackery y los demás cirujanos encuentran formas nuevas de salvar vidas y crean procedimientos que hoy en día son vistos como cotidianos es absolutamente fascinante.

Los primeros años del siglo XX, en general, fueron una época de grandes invenciones y en los primeros episodios podemos ver cameos de figuras como Thomas Edison presentando su fonógrafo de cilindro o la primera máquina de rayos X. Más allá de la oscilante solidez de los guiones, esta contagiante sensación de asombro e innovación es uno de los puntos más atractivos de The Knick.

 

LA MANO DE SODERBERGH

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El otro punto alto de la serie es, por supuesto, Soderbergh, quien además de director, es también el cinematógrafo y editor de los diez episodios de esta temporada. Es decir, absolutamente todos los aspectos visuales de la serie están bajo su control. Soderbergh filmó la serie con una cámara Red de última tecnología que le permite moverla a su gusto y filmar con luz natural aún en espacios poco iluminados (la interacción entre luz y oscuridad es uno de los temas recurrente de la serie, dibujando contrastes entre las oscuras calles de Nueva York y la electricidad que empieza a correr por los pasillos del hospital), lo que da como resultado un estilo visual hipnotizante y completamente contemporáneo.

Esta sensación se acentúa con la banda sonora de Cliff Martínez, habitual colaborador de Soberbergh, quien compuso una anacrónica partitura electrónica que de alguna forma funciona a la perfección con las imágenes narcóticas del Nueva York de hace más de cien años. Y es que si bien es cierto que The Knick en su argumento es una serie de periodo como muchas otras (piensen en Downtown Abbey o Boardwalk Empire), en las manos de Soderbergh se aleja de toda convencionalidad y se convierte en una experiencia única, inmersiva y altamente recomendada.

 

Eso sí, no la vean si le tienen pavor a la sangre. The Knick no es para televidentes aprensivos.

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Reseña realizada con base en los primeros cinco episodios de la serie. The Knick se transmite en Latinoamérica en el canal Max los viernes en la noche. Una segunda temporada ya ha sido anunciada.

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