Era cuestión de tiempo para que las maneras de contar una historia encontraran nuevas maneras de transformarse. Entre mejores —o peores— efectos especiales y la implementación del mundo de las redes sociales como parte de los mecanismos que avanzan una trama, la predominancia del Internet ya es parte innegable de la cultura audiovisual. El resultado, entonces, son películas enmarcadas en esos mismos artilugios tecnológicos (no todas con los mejores resultados). Vista con diferentes pantallas que pueden ser conectadas a la red, Searching sostiene la curiosa manera de contar su historia a través de los movimientos que hace un padre al utilizar la computadora para buscar a su hija desaparecida. Una manera doble de articular una premisa para que llame la atención.
Hecha con dos años de cuidadosa postproducción, Searching decide mantenerse enmarcada en los cuatro lados que delimitan el escritorio de una pantalla. Entre carpetas, archivos, movidas del cursor, fotos y escritura de mensajes de texto, la personalidad del protagonista se ve desarrollada a través de la actividad cibernética que realiza. Por supuesto, un filme no podía desligarse del elemento humano; por tanto, el vistazo a los personajes y las interacciones entre ellos son solo cuando activan la cámara desde el ordenador. Es dedicación y fidelidad a la visión de la propia idea del director primerizo, Aneesh Chaganty.
En Searching, los elementos de un misterio y del desarrollo común de un thriller están presentes; la novedad, claro está, reside en cómo se muestran esos elementos al público. Pero no deja de tener sus momentos de interés y tensión cuando el desarrollo de la trama logra entrecruzarse, justamente, con esos dispositivos narrativos. Al tener ciertos mecanismos de demostración de las personalidades con las animaciones de la tecnología, no se pierde el hilo conductor del desarrollo de personajes, mientras avanza la historia.
Eso sí, la gran ventaja y atracción es su más grande restricción. El filme, en varias secuencias, no puede escaparse de la utilización derivada de noticieros que avanzan el drama y no hacen más que explicar lo que sucedió cuando no fuimos parte, como espectadores, de lo que sucedió fuera de la computadora. De ahí que ciertas partes del misterio deben repetirse en puntos ciegos o explicarse demasiado directamente; eso sí, sin despegarse de la intención en mostrar todo a través de las imágenes de la red, planteamiento original del filme.
Más allá, el aspecto humano lo sostiene la buena actuación de John Cho, quien debe actuar frente a una computadora todo el tiempo y lograr demostrar su preocupación mientras indaga cada vez más profundamente en el misterio. Y, del otro lado de la pantalla, Debra Messing mantiene la fachada hasta ser la portadora del giro narrativo más interesante y bien planteado de la historia. Son actuaciones necesarias, adecuadas y hasta un poco restringidas, por no ser las protagonistas en un filme, de por sí, bien llevado.
Al final, queda cierto sinsabor a causa del distanciamiento que generan solo textos e imágenes que “alguien” mueve y casi no podemos ver. El componente humano no deja de ser vital para la identificación y demostración del conflicto principal. Cuando se trata de meras demostraciones del buen manejo visual de la pantalla de la computadora, puede resultar superficial un relato que se supone de gran peso emocional. Y puede que esa haya sido la intención: darnos cuenta de que no todas las mejores cosas suceden cuando estamos viendo hacia una pantalla. O hasta que los peligros del Internet pueden ser parte de la ayuda principal para resolver los de la vida real. Así queda Searching: en esa paradoja y dualidad de la herramienta que parece invadir ahora hasta las salas de cine.
Calificación: 7