Las maneras de abordar una historia sobre el periodismo no pueden salirse de la sala de redacción o de ciertos edificios en los que tomen lugar los acontecimientos. El secreto para conseguir que una película de reporteros o reportajes sea exitosa está más en su manera de abordar el asunto. Claro que cuando el peso de la trama es basado en hechos reales siempre tiene su ventaja. Pero el éxito verdadero vendrá de lo que quiera lograr cada director con su película, de cómo se aproxime e intente redescubrir lo que el relato mismo revele a través de su desarrollo.
Así, el dinamismo que logra Steven Spielberg en The Post es admirable. Su acercamiento en cada escena es delicado y sin interferir en los acontecimientos de la trama. Sus movimientos de cámara son elegantes e impredecibles, dejando claro que él sigue siendo un director dedicado y de gran vocación. Spielberg sabe lo que hace y encuentra una manera única de acercarse a cada historia; siempre con un estilo propio que lo caracteriza: la estilizada sencillez narrativa.
Y esa sencillez visual que tiene The Post se transforma en la buena ilación de la narración. Tomando los acontecimientos desde el Washington Post y el New York Times cuando comenzaron a revelarse los secretos de los Papeles del Pentágono, los viene y va de la trama se entrelazan adecuadamente para hacer varios paralelismos. Es entre la libertad de prensa, los riesgos para una pequeña compañía que quiere crecer, el machismo interminable de la sociedad y el viaje de una mujer emprendedora que el filme resalta. Solo un par de escenas no encajan bien —en producción y temáticamente— en ese paquete: las tomas apresuradas de la Casa Blanca y la conexión a futuro con las cintas de Watergate.
Más que buscar la manera de descatar eventos históricos que nuevas generaciones no conozcan (o se enteren apenas por ver este filme), se trata de evidenciar un tema que no pierde su vigencia hoy en día y que es contado a través de la circunstancia de esta editora. El cine es la excusa para hacer la exposición y logra hacerlo de manera que hasta la pista de un maletín se vuelva interesante para el espectador. Es el siempre ingenioso ojo y la visión de las imágenes que tiene el veterano director.
Con tantos actores reconocidos (especialmente de televisión), The Post pudo haber sido un fiasco en cuando a abarcar demasiados diálogos o arcos de personajes, pero aquí están claros los protagonistas y el viaje que se quería demostrar con la mujer al mando del periódico. No se puede dudar la fuerza histriónica de Meryl Streep y Tom Hanks, brillantes en sus papeles. Esos dos pilares encuentran fuerza en el elenco apasionado y dedicado, como actores y como personajes.
Así, The Post se deja llevar por los sucesos de la realidad para encuadrar su relato y dejar que la conversación surja entre la audiencia. Los personajes quedan bien parados y las figuras verdaderas pueden enorgullecerse de las decisiones que tomaron. Nos queda la emoción y la recuperación de esas estrategias en el cine que siempre andan en busca del rincón más insólito del mundo por encontrar, desenterrar y, eventualmente, relatar. El resto es historia.