Una vez que muchas comedias en televisión encuentran la fórmula que les funciona y resulta exitosa (traducido en buen número de espectadores), conforme pasan los años, pueden pecar de ser repetitivas y hasta cansadas de sí mismas. Le sucede a las más innovadoras y con mejor público: ciertos nerds insoportables en CBS o cierta familia numerosa llena de clichés, allá en ABC. Algunas se salvan, ya sea por producir menos episodios al año o porque siempre están buscando la manera de innovar su narrativa cada temporada.
Con Mom, también de CBS, la fórmula no ha cambiado. El concepto inicial de madre e hija alcohólicas en recuperación se mantiene y las bromas siguen siendo alrededor de ellas dos y las aventuras que comparten. Pero algo curioso hace clic con cada episodio que sale al aire. Aún cuando hay momentos en los que no todo funciona o casi raya en lo caricaturesco, la serie siempre encuentra la manera de aterrizar y hacer de cada personaje alguien interesante y complejo.
Es ahí que Mom triunfó espectacularmente a partir de su tercera temporada y hasta su actual cuarto año: al descubrir la fortaleza del grupo de mujeres que conversan todas las semanas en las reuniones de alcohólicas anónimas. Las dinámicas que se comenzaron a explorar son, ahora, la mejor parte de la serie. Al centrar la atención en la amistad que poco a poco se fue forjando entre ellas, con evidentes altibajos y diferentes perspectivas, Mom amplía su dúo principal (que sigue siendo vital y energético) y lo mejora enormemente. Es casi un ejemplo a seguir en diálogos y dinámicas entre personajes femeninos. Sin duda, pasa el test.
Así, la producción de veintidós episodios al año, lejos de sentir que son muchos, se agradece la cantidad. Semana a semana se puede pasar una genial media hora con estas mujeres que tienen sus defectos, pero resultan interesantes, diferentes y muy buena compañía televisiva. Mientras que Mom sigue siendo una serie, desde su núcleo, sobre las relaciones entre una hija y su madre, al expandir y profundizar a sus personajes, mejora muchísimo abarcando temas como la adopción, las relaciones (de amistad y de pareja), problemas de dinero y el siempre presente tema del alcoholismo.
Porque, si observan con atención, la gran mayoría de las series presenta a sus personajes tomando alguna bebida alcohólica en pantalla. Es parte de ciertos rituales y hasta de un estilo que se quiere mostrar. Aquí, el evitar la bebida no solo es tema central, sino una influencia narrativa concreta que une y modifica comportamientos e historias interesantes, siempre manejadas con cuidado, sensibilidad y gusto por los buenos chistes. Nunca se desperdicia ningún momento en el que se puede ser gracioso (bien por el equipo de escritores).
Eso sí, hay que dejar algo claro: la serie no funcionaría sin la inigualable presencia de Allison Janney al frente. Las ironías de su personaje, junto con la seriedad y las contradicciones que la profundizan, hacen de Bonnie uno de los mejores personajes femeninos en televisión. Sin dejar de lado la genial relación con su hija, Christie (Anna Faris), y la importante camaradería que forjó con Marjorie, Jill y Wendy. De esta manera, Mom es digna de ver, disfrutar, comentar y disfrutar de nuevo.
Mom se transmite a través de Warner Channel para Latinoamérica; se encuentra en su cuarta temporada por CBS.