En televisión y el cine, es normal el tratamiento de la sexualidad femenina como un mito. Se coloca a la mujer y su deseo sobre un pedestal poco realista, a menudo completamente desarraigado de aspectos sociales y biológicos. Esto deja entrever una problemática común dentro del planteamiento de las historias: una constante falta de imaginación y la perpetuación de estereotipos de género que son colocados como parte de la estructura que funciona como base para la identidad de sus protagonistas.
Desde los primeros episodios de Game of Thrones, el tema de la representación femenina siempre ha generado polémica porque las mujeres han estado continuamente sometidas a situaciones de suma violencia, lejos de interpretaciones positivas en sus relaciones sexo-afectivas. A pesar de esto, las mujeres de Game of Thrones (en el libro y en la serie) nunca han sido personajes planos y su complejidad las convierte en sobrevivientes dentro de un mundo adverso.
Game of Thrones es una serie basada en un trabajo literario, por lo que, para justificar los distintos trazos de misoginia presentes en su narración, se podría argumentar que ha sido extremadamente necesario apegarse a las ideas que el autor George R.R. Martin escribió como parte de su fantasía medieval. Sin embargo, a partir de la tercera y cuarta temporadas se comenzó a notar un desfase de acontecimientos en la serie respecto a lo presente en los libros. Incluso, Martin aclaró a sus fans que la saga de libros seguirá un camino distinto al que lleva la serie.
Esto, más la constante retroalimentación de su público, propició para los productores de la serie en HBO un planteamiento más paritario en términos de poder y toma de decisiones. Aun cuando el contexto de la historia coloca a los hombres por encima de las mujeres, éstas crecen y se han ido empoderando cada vez más conforme la serie avanza hacia su final. Repasemos las circunstancias de algunas de ellas.
Violencia y abuso sexual: Cersei Lannister, Sansa Stark y Daenerys Targaryen
Tres mujeres, a simple vista disímiles, comparten aspectos de un pasado sexual violento donde tuvieron poca o nula oportunidad de elección.
Cersei se convierte en Reina por un matrimonio arreglado con el Rey Robert Baratheon y en múltiples ocasiones queda en evidencia que no fue una relación fundada en el amor y el respeto pues ella siempre fue violentada, al atestiguar diversas visitas de amantes en los aposentos de su esposo.
Una vez fallecido Robert, y a pesar de contar con una considerable ventaja en términos de liderazgo dentro de su entorno inmediato, es abusada sexualmente por el único hombre que se supone la ha amado realmente: su hermano Jaime. Recordemos la controversial escena donde Jaime la toma por la fuerza, justo al lado del cadáver de Joffrey. Más adelante, es sometida a otra situación donde es vulnerada y humillada cuando debe caminar desnuda por el pueblo, obligada por The High Sparrow y sus seguidores. Su cuerpo se convierte en un espectáculo público.
Los inicios de la vida sexual de Daenerys son igualmente perturbadores. Es vendida al mejor postor, pero llamémosle Khal Drogo y aunque en el imaginario colectivo de fans siempre se ha intentado disfrazar esta unión como una relación amorosa, lo cierto es que se aleja bastante de eso.
Aparte de que es violada por él, en su noche de bodas, es evidente que Daenerys no siente placer en sus primeras interacciones con Khal Drogo y este es un TV Trope muy común: la imposibilidad de que una mujer disfrute el sexo, como lo hace un hombre. ¿Cómo le dan vuelta a esto? Ella aprende, con ayuda de una de sus sirvientes, nuevas formas de complacer a su esposo y a sí misma; así el tema de la violación queda rápidamente de lado.
Al fallecer Khal Drogo, sigue siendo minimizada pero ahora por los Dothraki, porque la mujer del Khal no es nadie si él no existe (los Dothraki son tan buenos para la batalla a caballo como lo son para la misoginia, aparentemente) Es abusada emocionalmente, mediante amenazas de violación sexual y un desprecio constante para sus habilidades y opiniones. Claro que eventualmente ella toma todo esto a su favor y se convierte en Khaleesi, pero fue un camino más que duro.
Sansa Stark ha sido un personaje odiado por muchos seguidores de Game of Thrones, pues durante gran parte de la serie la vieron como una persona tonta y débil. Sin embargo, es quizá la mujer que más ha sufrido en esta historia y ha tenido que desarrollar su instinto de supervivencia mejor que cualquier otro personaje.
La violencia ha sido ejercida en ella de muchas maneras: presenció la decapitación de su padre, no tuvo más opción que convivir con Cersei y soportar sus comentarios pasivo-agresivos, estuvo a punto de casarse con Joffrey a pesar de que él la amenazaba de forma constante, fue obligada a casarse con Tyrion y ni siquiera tuvo la opción de negarse, Petyr Baelish la acosó sexualmente por un largo tiempo y Ramsey Bolton abusó de ella sexual y emocionalmente.
Lady of Winterfell, como la llaman en la última temporada, no habría llegado hasta el final si no fuera por su silenciosa pero creciente fortaleza, sin lugar a duda, la clave de su evolución.
Honor y autonomía femenina: Brienne of Tarth, Yara Greyjoy y Arya Stark
En la contraparte de las mujeres mencionadas anteriormente, se ubican Brienne of Tarth, Yara Greyjoy y Arya Stark. La violencia sexual no las alcanzó, pero tampoco fue sencillo para ellas subvertir los roles de género.
En un entorno restrictivo, donde los hombres se convierten en héroes de batalla y el papel de las mujeres está destinado a funciones históricamente femeninas, Brienne trasgrede y decide asumir responsabilidades propias del género masculino. Hasta llega a ser nombrada “Caballero”, un título al que jamás podría aspirar una mujer, gracias a la tradición convencional en Westeros.
Yara es otro ejemplo de mujer que se mueve por un propósito opuesto a lo que establece la sociedad patriarcal en la que nace. Ella elige la armadura por sobre el vestido y la espada por sobre las labores domésticas, porque su principal motivación liderar a su gente.
De forma similar, Arya siempre tuvo claro algo: quería aprender a pelear. Con Ned Stark, como primer facilitador, inicia su entrenamiento con uno de los mejores maestros de Braavos y toma enseñanzas básicas que la ayudan a perfeccionarse en el transcurso de los años con distintos mentores o guías, como The Hound o Jaqen H’ghar. Con mucho trabajo, se convierte en una máquina para matar.
¿Por qué ellas son diferentes? Brienne, Yara y Arya comparten características que son intrínsicamente asociadas con la masculinidad: fuerza física, autonomía, habilidades innatas para la pelea, heroísmo y coraje. Además, su apariencia las exonera de cualquier posible sexualización por parte de los hombres porque ¡sorpresa! “son como hombres” y la honorabilidad es otra de sus características más sobresalientes (aunque Brienne sí estuvo cerca de ser violada, en la temporada tres)
Sorprende que Arya no fue víctima de violación sexual durante sus recorridos sola, siendo todavía una niña, pero recordemos que se hizo pasar por niño para evitar cualquier riesgo de esa naturaleza. ¿Es necesario renunciar a la feminidad para convertirse en un personaje heroico? ¿Por qué parece que una cosa anula a la otra? Para nuestro alivio, la respuesta en las últimas temporadas es negativa: Cersei, Daenerys y Sansa son femeninas y poderosas lideresas.
A diferencia de Yara, que no tiene problemas con admitir y disfrutar su sexualidad, para Brienne y Arya no fue fácil encontrar la escalera para bajar del pedestal destinado para sus personajes, lejos de cualquier componente sexual y afectivo.
El poder del consentimiento: Missandei, Gilly y Margaery Tyrell
La narrativa en las últimas temporadas de Game of Thrones cambió y esto afectó directamente la participación de sus personajes femeninos. Pueden ser ellas mismas y tomar sus propias decisiones, sin ser castigadas por ello.
El primer ejemplo de esto es Missandei: la sirviente, consejera y amiga más cercana de Daenerys. Aunque es un personaje secundario, posee su propio arco narrativo en el que se le permite enamorarse de Greyworm, comandante del ejército de los Inmaculados, y sostener con él una relación sexual consensuada y amorosa, algo impensable en las primeras temporadas de Game of Thrones (salvo pocas excepciones, como la relación de Robb y Talisa Stark)
Ahora los personajes femeninos más pequeños son dignos de experimentar el amor y la intimidad. Tal es el caso de Gilly, que logra escapar de los abusos de su padre para aventurarse junto a alguien que la protege de forma sincera: Samwell Tarly. Gilly decide quedarse junto a él y continuar en una relación recíproca, convirtiéndose, además, en la primera mujer que se acuesta con Sam.
A diferencia de Missandei y Gilly, a Margaery Tyrell siempre la movió su deseo de ascender al trono, y así es como tomó decisiones sobre sus posibles prospectos para matrimonio. A pesar de que Margaery (al igual que Cersei) siempre tuvo claro su papel como mujer dentro de la sociedad, mucho de su poder se basó en su habilidad para agradar a los hombres. Ella peleó hasta el final, desde adentro de las circunstancias opresoras que la ponían en desventaja y moviendo las fichas a su favor.
El consentimiento llegó tarde a Game of Thrones y por eso me parece oportuno retomar la historia de Cersei, Daenerys, Brienne y Arya dentro del tema, pues en este punto las tres ya tienen algo en común: están en control de su sexualidad y deciden con quién se acuestan. Ya sea Cersei con Euron, Daenerys con Jon, Arya con Gendry y Brienne aceptando -¡por fin!- sus sentimientos hacia Jaime.
Particularmente, la escena donde Arya manifiesta interés sexual en Gendry desató todo tipo de opiniones, porque para muchas personas se trató de un evento innecesario e incómodo (muchas de esas reacciones no surgieron cuando Sansa fue violada por Ramsey, por ejemplo, o cuando Tommen y Maergery se acuestan, siendo él todavía un niño), pero la realidad es que ella siendo partícipe de una relación sexual consensuada apunta a la madurez (no necesariamente sexual) de su personaje y un ejemplo de empoderamiento femenino relevante para un personaje de la televisión.
Sea cual sea el desenlace en esta última etapa de Game of Thrones, sin duda será el final de una era para la televisión.
Sería grato verlo ser parte de una propuesta televisiva que es más inclusiva para el público femenino, donde sus protagonistas mujeres no solo sobrevivan, también obtengan lo que desean.