The Long Night, el tercer episodio de la última temporada de Game of Thrones, puede pasar a la historia de la serie como uno de los capítulos más importantes, pues desde los primeros minutos hace buen uso de un suspenso digno de cualquier producción de gran formato. Realmente, en esta temporada, cada capítulo es como ir al cine. Pero para hacer algo tan grande como esto, se necesitó llevar un buen hilo de la historia, así que vamos a desmenuzar poco a poco estos 82 minutos de pura emoción.
Dothraki, más bien como Gonethraki. Am I right?
Los guerreros nómadas se sumaron ayer a las casas que se encontraron con su propia extinción en el universo de Game of Thrones. La escena de batalla empieza con Melisandre, quien después de una oración al Señor de la Luz, enciende las espadas de los guerreros, dándoles una “posible” ventaja sobre los White Walkers y esos seres que alguna vez fueron humanos: los Wights. Sin embargo, como la gran mayoría de los participantes de la batalla de Winterfell, estos no tenían idea contra quién estaban peleando, o mejor dicho la cantidad de enemigos que tenían al frente. Como dice el dicho: “pegaron contra pared” y el resultado fue que perdieron. Todos. Al parecer ninguno sobrevivió.
Aquí es donde inicia una de las batallas más sangrientas de toda la serie. Después de ver el gran fallo de los Gonethraki, el resto del ejército se alista para pelear con todo y, en cada segundo, aumenta la tensión.
Los Wights no se detienen con nada ni por nadie. Luchan, luchan y luchan sin final. ¿Han visto World War Z cuando los zombies suben por las paredes? Exactamente igual. La lucha en el campo de batalla es infernal y sin piedad.
Por su parte, Daenerys y Jon montan a Drogon y Rhaegal para llevar la batalla al aire y no solo intentar detener con fuego a los Wights antes de que tomen Winterfell, también al Night King y a Viserion, su dragón de hielo, antes de que logre encontrar a Bran.
Podría describir toda la batalla pero es una de las más largas para la televisión que se han realizado, así que tomen mi palabra cuando digo que es É-P-I-C-A.
Los momentos más rescatables, para que les pongan atención, son los siguientes:
- La magia de Melisandre y la promesa que cumple hacia el final del capítulo (todavía estoy tratando de entender por qué lo hizo).
- La pelea más silenciosa de Arya Stark en la biblioteca.
- La tensión que ocurre en las catacumbas mientras todo el mundo se está muriendo arriba.
- La importancia del acero valyrio.
- Los dragones siguen siendo de muchísima utilidad.
Mención aparte merece la astucia, determinación y destreza que utiliza Arya para derrotar de una vez por todas al Night King, quien ya se encontraba justo enfrente de Bran, listo para acabar con él para siempre. Sí, así es, Arya (con la daga de acero Valyrio que el mismo Bran le había dado la temporada pasada) destruye con un movimiento mortal al Rey de la Noche, deteniendo toda amenaza y muerte alrededor.
A nivel técnico, la edición y musicalización de todo el capítulo fueron perfectas. Desde el sonido de metrónomo que aumentaba la tensión, hasta el piano final que ayudaba a cerrar todas las emociones del capítulo de una manera increíble, generando el mismo sentimiento de desesperanza colectiva que todos los fans experimentamos al mismo tiempo.
Ahora, de todo este capítulo me quedan las siguientes preguntas:
- ¿Qué paso con Ghost y Rhaegal? ¿Están vivos o muertos?
- ¿Qué pasó con los cuervos de Bran que salieron al principio?
Creo que la única manera para responder esto será en el próximo episodio.
Gracias por leer hasta acá y recuerden:
What do we say to the God of Death? Not today
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