Entre finales de marzo e inicios de abril del año pasado estaba buscando algo muy específico. Necesitaba reírme pero ojalá de algo inapropiado o por qué no, algo políticamente incorrecto. The Good Place llevaba un mes de haber terminado su segunda temporada y ese no era el tipo de humor que ocupaba. Ya había visto las dos temporadas de Vice Principals, tenía en pausa a It’s Always Sunny in Philadelphia, no estaba de humor para repetir episodios aleatorios de South Park o Rick & Morty y no quería ver otra vez Eastbound & Down (aunque no me hubiera molestado si lo hubiera tenido que hacer).
Entre tanto buscar recordé la existencia de una serie que había sido estrenada en FX en el 2014 llamada You’re The Worst. Considerada una anti comedia romántica, en la que un autor de libros muy egocéntrico y una representante de músicos bastante autodestructiva intentan tener una relación sentimental.
Me llamó la atención por ser recomendada por varios amigos que me decían que era exactamente lo que buscaba. Para ser sincero, mi enfoque iba a ser reírme de los chistes inapropiados y esperando que no fuera tan cursi por su lado de la comedia romántica. No estaba en un mood para algo más romántico que gracioso.
Por fortuna, me sorprendió con las cantidades tanto los chistes inapropiados como de los momentos más sentimentales.
Stephen Falk, creador de esta serie, quien había sido coproductor ejecutivo y guionista de series como Weeds y Orange is The New Black así que sabe lo que es tratar un humor más oscuro quiso hacer una comedia romántica pero que no siguiera los pasos que suelen seguir las series y películas bajo este género.
Dos personas autodestructivas que no sabemos por qué están juntas y tampoco entendemos por qué queremos verlas juntas.
Este texto llega un poco tarde para considerarse una reseña que los invite a ver la serie tomando en cuenta de que la serie tuvo su episodio final hace una semana, aunque si se les antoja verla después de todo lo que tengo que decir, bienvenidos sean y ojalá lo disfruten.
También, vale la pena recalcar que más allá de ser una reseña, es una carta de agradecimiento a esta serie como un todo por ser todo lo que ocupaba para salir de un hueco emocional, hacer las paces conmigo mismo y gente cercana y aprender a seguir adelante. Todo esto enseñado por los integrantes de una pareja que, en el primer episodio, uno fue echado de una boda y la otra se robó (de esa misma boda) una licuadora pensando que era un procesador de comida.
Como bien el título de la serie lo explica claramente, estas dos personas son tóxicas, egoístas, groseras y simplemente lo peor, al igual que los personajes secundarios que también tienen algo que los hace pésimas personas (exceptuando a Edgar, él es demasiado bueno para este mundo).
Algo que me encanta de esto es que a pesar de que es una anti comedia romántica, sigue siendo una comedia romántica después de todo, y que aún así con sus formas no tan ortodoxas, siguen los pasos usuales de una serie o película de este género. Etiquetar una relación, volverse exclusivos, vivir juntos o decir «Te Amo». Es simplemente tomar esos clichés que abundan en el género y darles vuelta completamente y hacer que se sienta más fresco que una inundación de películas, series y libros que tocan estos mismos temas.
La segunda temporada, mi favorita de las cinco estrenadas, toma estos personajes que ya conocemos bien y los expande, viendo un poco más a su interior y explotando otro de los temas que más agradezco y que no pudieron calzar de mejor forma para lo que necesitaba ver y escuchar en el momento que lo vi. Son muy pocas las veces en las que una serie o película conecta conmigo de la forma en la que lo logró esta temporada.
Sin entrar en detalles, uno de los personajes principales empieza a mostrar síntomas de depresión, diagnosis que ya traía desde antes. Con ese tema tan denso y serio, logran mostrar la depresión de una de las formas más reales posibles es una de las principales razones por las que esta temporada sobresale.
Con solo ver el magistral episodio, There Is Not Currently A Problem o el mismo LCD Soundsystem, tal vez el mejor episodio de la serie como un todo, uno puede darse una idea de lo bien escrita, actuada y dirigida que es esta serie.
Y es que no es el único tema del que se habla en esta serie. Ansiedades, estrés post trauma, madurar, crecer, amistades y una sincera forma de mostrar una relación amorosa. Todos y cada uno de estos temas, manejados con cariño, conciencia y mucho respeto.
Una comedia que logra mucho más que solo sacar una carcajada lo hacen muchas, pero que aparte de eso muestre realidades que uno no conoce, como la vida de un veterano de guerra con estrés post traumático, al punto de tener un episodio desde su punto de vista, o hablar de la depresión como lo que es realmente y no un tema momentáneo que se olvida al seguir la serie. Esto se convierte en un aspecto clave de sus personajes, y le brindan una representación real y no forzada a personas que pasan por situaciones similares. Eso solo lo hacen series que se comprometen a dar un producto de calidad.
La quinta y última temporada me encontró en un lugar muy diferente al que estaba cuando comencé la serie pero aún así, y similar a como sucedió hace un año, me ayudó a superar algunas situaciones y pensamientos que estaban en mi mente, todo por el lente de estas cuatro personas viviendo en Los Ángeles.
Si bien, me tenía con la ansiedad a mil el final de cada episodio, tanto por lo que estaba sucediendo con los personajes como por el estrés de no saber si iban a lograr dar un cierre realmente satisfactorio, me alegra reportar que el final de esta serie es tan glorioso como su inicio, manteniendo su identidad y un mensaje que llevaban cinco años trabajando y que se logra consolidar viendo toda la serie en retrospectiva.
Todas las relaciones (y cuando digo relaciones me refiero a cualquier tipo de relaciones, ya sea amistades, novios, esposos, divorciados, en general) son diferentes y de todas las formas. Una no significa más que la otra mientras las dos partes de dicha relación sepan en qué tipo de relación están.
Todo esto y más lo aprendí de un grupo de personas que robaban muestras de helado en base de yogurt, decían las verdades más crueles sin ningún tipo de filtro y eran simplemente lo peor.