De vez en cuando, un conjunto de sonidos y líricas evocadoras llega hasta nuestros oídos, y parece difícil deshacerse de él. También existen pistas musicales cuya estructura melódica, en apariencia sencilla, nos acompaña mucho tiempo después, y de pronto, una mañana soleada, o una tarde ventosa, nos sorprendemos a nosotros mismos, coreando alguno de sus estribillos. En resumen, hay canciones con ese “algo” de encanto, y al mismo tiempo de inquietud, que transforma la monotonía de nuestra vida en un lugar interesante, que vale la pena descubrir y, por qué no, compartir con alguien más.
En la escena de la música indie internacional, hay artistas (lastimosamente escasos), que han logrado interceptar ese sentimiento —evasivo, difuso— y moldearlo de manera sugestiva, no en un sencillo o dos, sino en la totalidad de su trabajo creativo. Es el caso de la banda Girlpool (Los Angeles, California), conformada por Cleo Tucker y Harmony Tividad. Con dos larga duración a su haber, Before the World Was Big (2015, Wichita Recordings) y Powerplant (2017, Anti-), la banda publicó de manera oficial este 1° de febrero su tercer álbum de estudio, titulado What Chaos Is Imaginary (2019, Anti-).
Si bien la propuesta musical de Girlpool ha estado siempre asociada a la sexualidad de sus integrantes (una cuestión abordada algunas veces de forma críptica, otras, en cambio, más evidente) y el resurgimiento del Riot grrrl en la última década, es en este nuevo trabajo en donde las emociones asociadas a la expresión sexual aparecen a flor de piel entre melodía y melodía. Así que resulta necesario hacer referencia directa al hecho del que estamos hablando: la transición de género de Cleo Tucker.
Búsqueda y autodescubrimiento. El dolor es un componente necesario del crecimiento integral de una persona. Cuando volvemos a escuchar los discos anteriores de Girlpool para buscar en esa secuencia la evolución de su sonido, es posible caer en cuenta de que la búsqueda de uno mismo, por dolorosa que resulte, sólo puede conducirnos a la realización de nuestros ideales más íntimos. Y aunque tampoco podemos considerar a What Chaos Is Imaginary un trabajo de madurez, ni mucho menos, sí podemos adelantarnos a decir que se trata de un momento de sanación interior: el miedo, la fragilidad rebelde, dan paso a la satisfacción del instante vivido y superado, a las esperanzas del futuro.
¡Y también de precaución! ¿Acaso no consiste en eso el aprendizaje de la vida? A pesar de que las inseguridades de antaño no se hayan ido por completo, siempre es posible regresar a ellas con el propósito de prepararnos para algo mejor. En Where you sink, uno de los sencillos promocionales del disco, se encuentra un acercamiento interesante a la angustia que aparece con el cambio: “I know you live where you sink. You cut up the fruit just to stare as I bleed”. Una letra inquietante por la imagen que la acompaña: la fruta y su disección. ¿Acaso una analogía con la patologización de las disidencias sexuales, la auscultación de esos cuerpos diversos? Llegados a este punto, ya podemos suponer que el disco continuará alternando entre lo sublime y lo perverso en las pistas siguientes. “Build some stranger in my mind. Giving context to a still life. Take a picture and black out”, en Joseph’s dad. Y lo hará hasta llegar a su lírica final: la canción Roses, que cierre el disco, habla de un él, anónimo, pero no clandestino, que ha robado flores para colocarlas en su cabello, y después: una invitación, una aceptación: “Come lay on top of me. It’s a tug of war. With his dreaming and the floor”.