Si consideramos las figuras mediáticas y las personas que se suponen “famosas” dentro del club exclusivo que es Hollywood, la idea de una “estrella de cine” prácticamente ha desaparecido. Esos nombres populares que se presentaban en películas igualmente populares, salían en portadas de revistas y en todas las entrevistas posibles. Nombres que casi todo el mundo conocía (y todavía hoy se reconocen), el día de hoy son los actores veteranos que ya no se ven tan seguido en las pantallas grandes. Algunos, de hecho, ya están retirados o prefieren hacer trabajo detrás de la cámara.
Por alguna razón, las nuevas generaciones de actuación no quieren aparecer en filmes grandes o populares. Los blockbusters de hoy son los filmes de superhéroes. Ya no hay tanto “star power” como para llenar salas de cine con solo mencionar el nombre de una persona. De ahí que los actores más conocidos están en constante búsqueda de historias de más peso y profundidad; o, al menos, producciones que se sientan importantes a la hora de elegirlas. Entra la carrera de un Lucas Hedges y aparece con varios proyectos de peso en apenas unos años.
Nacido en Brooklyn Heights, New York, un 12 de diciembre de 1996, Lucas crece en una familia que ya es parte de la industria. Su padre, Peter Hedges, resultó un escritor importante de novelas y filmes, con una nominación al Oscar en su haber (por escribir el filme About a Boy). Por otro lado, su madre, Susan Bruce, actriz y poeta un tanto desconocida.
Con su corta aparición en Moonrise Kingdom (el mejor filme de Wes Anderson, por cierto), la pequeña carrera de Lucas Hedges toma un giro curioso y pasa a ser notado por productores importantes. Es ahí que, de repente, es contratado para el notable filme Manchester By The Sea, galardonado y alabado por la crítica desde su primer estreno en el festival de Sundance, en el 2016. Con ese papel, el reto podía ser más grande que para un actor con más experiencia. Al lograr esa importante caracterización y darle más profundidad personaje de la que se esperaría, Hedges se da a conocer como un muy buen actor joven*.
*De ahí sale su nominación al premio Oscar como mejor actor de reparto, lo cual le dio más visibilidad de la que seguramente estaba acostumbrado. No hay duda: ese ojo mediático le ayudaría a encontrar nuevos trabajos con más facilidad.
Luego de su éxito con “Manchester”, y sin siquiera hacer audición para el papel, Greta Gerwig lo contrata para aparecer en su pequeño, gran filme, Lady Bird. Lucas, en proceso de mejorar su rango histriónico, aparece como personaje que lucha por encontrar su identidad; tal vez, un reflejo de su propio viaje como actor y como persona. Al establecer sus contactos mejor y aceptar las oportunidades que veía como importantes, consigue un pequeño rol en otra película de peso de ese año: Three Billboards Outside Ebbing, Missouri. Ahí, sin muchas líneas de diálogo, pero a lado de los grandes talentos de ese filme, Lucas consigue darse a conocer más que nunca: ambos títulos estuvieron en contención por el premio a Mejor Película en el 2018.
Así, el tiempo no termina de pasar y ese mismo año es más ocupado para Hedges. Ahora, sus papeles son protagónicos. En Boy Erased, consigue ser protagonista de una historia tan desgarradora como importante. Basada en memorias reales, el peso de este personaje va desde la indignación de pasar por la terapia de conversión, hasta la búsqueda de una identidad (una recurrencia curiosa en la escogencia de sus papeles) para sí mismo y ante el mundo. Resulta reto para Hedges, pero uno que consigue demostrar con el profesionalismo y seriedad del caso. De ahí que interesa su siguiente filme, al lado de una de esas “estrellas de cine” (ahora, más retraída y con actuaciones más serias), Julia Roberts. Escrito y dirigido por su propio padre, Hedges debe adentrarse en la mente de un joven en recuperación de adicción a las drogas. Con Ben is Back, el trabajo es más exigente en cuanto a su histrionismo y logra sacar su cabeza entre críticas no tan positivas para filme mismo.
Aún más allá, Lucas trabaja con dos actores hechos directores con papeles más pequeños, en Mid 90’s, de Jonah Hill; y las venideras Honey Boy, de Shia Lebouf, y Waves, en la cual volverá a ser protagonista. Concisas actuaciones con las cuales asienta su carrera y confirma que su trabajo es su pasión, en el cual se desarrolla como persona y como personalidad frente a las cámaras.
Así, sin darnos cuenta, los nuevos actores (aquellos que van surgiendo —o que llamamos de la “nueva generación”—) ya no aparecen solo en las películas que se les llamaría populares de la industria. Los criterios de estrellato quedan atrás y resalta más el peso del trabajo ante la cámara, además del impacto que puedan conseguir a largo plazo. Como parte de los rostros conocidos que vale la pena reconocer en filmes importantes del futuro, Lucas Hedges (embarcado ahora en el teatro, en temporada de Broadway) se consolida entre sus colegas y ante los grandes productores de cine con tan solo veintidós años de edad. Sin alardear mucho, el camino de actores así es el que vale la pena seguir y tener en mente cuando se piense en títulos de calidad, más pequeños o silenciosos que los conocidos y populares.