Mientras me preparaba para realizar esta reseña musical, no dejé de pensar en la modernidad y sus promesas rotas ni un solo instante. Es verdad que sobre ese tema se ha escrito mucho, y tampoco es mi intención desarrollar un tratado filosófico en este espacio.
Sin embargo, ya que nos disponemos a hablar de música, vale la pena preguntarse hasta qué punto el arte contemporáneo es capaz de hacernos recuperar la noción moderna de sentido, al permitir que conservemos nuestra fe en la humanidad –y quizás aún más importante, en nosotros mismos– por medio del artificio y la labor creativa.
Pero, ¿qué relación guarda todo esto con Tomb, el tercer álbum de estudio del músico estadounidense Angelo de Augustine, y del que nos proponemos hablar a continuación? En realidad, la primera vez que escuché el disco completo (y ya son muchas las reproducciones que acumulo desde entonces), me di cuenta de que las doce canciones que aparecen en él, están unidas por algo más que sus referencias al tiempo. Se trata en cambio de dos interrogantes mucho más profundas: ¿es posible habituarse a las transformaciones culturales que irrumpen de forma violenta y repentina en la sociedad moderna (la occidental, capitalista), sin perderse a uno mismo en el intento? ¿Cómo se puede ser parte de una comunidad que ha modificado por completo las nociones de éxito, expectativa y autorrealización, para convertirlas finalmente en objeto de transacciones mercantiles?
De esta forma, cada tema en el álbum trata de responder, de maneras distintas, a estas cuestiones. En su conjunto, Tomb representa un argumento a favor de la plenitud que somos capaces de hallar en los momentos más simples de la vida, y la felicidad que pueden proporcionarnos las cosas sencillas. ¿Acaso hay una metáfora más adecuada para representar nuestro temor al fracaso en una sociedad hipercompetitiva, que la nostalgia con que añoramos nuestra infancia y la seguridad que nos proporcionó?
All the love in your life
Is on my wall
And I felt that I
Couldn’t fall
De acuerdo con el propio de Augustine, su nuevo trabajo tiene mucho de autobiográfico. Canciones como I could be wrong y Somewhere far away from home nos remiten al pasado de un artista que se propone un nuevo comienzo. En estas letras percibimos el sabor agridulce de la culpa y la expiación. ¿Qué nos deparará el futuro si de manera inexorable nos damos cuenta de que no somos capaces de volver sobre nuestros pasos para hacernos una vida distinta a la que tenemos actualmente?
En la primera línea de Tomb, la canción que introduce y también da título al disco, escuchamos “Been searching for someone of my own kind, played it back and forth, prefer to rewind”. El ansiado reencuentro con el yo resulta aún más evidente en All to the wind: “Woke up within that morning just to turn back time, and get back in line”. ¡Despertar! ¡Iluminación! ¡Conciencia!
De vez en vez, un artista emprende un viaje de autodescubrimiento, ¿o deberías llamarlo de “redescubrimiento”? Ese viaje suele resultar peligroso, si lo que se pretende es hurgar en las viejas heridas con alevosía. Pero de ese viaje también pueden emerger sensaciones hermosas, renuncias y prerrogativas. No nos queda duda de que Angelo de Augustine ha logrado lo que se proponía.