Una comediante de Tasmania, Australia tiene la fuerza y el valor de hacernos reír y de hacernos llorar así de fácil. Su nombre, Hannah Gadsby, mujer lesbiana que trata de contar de manera graciosa su vida y cómo llegó a buenos términos con su sexualidad. Tal vez la reconozcan como parte del elenco de Please Like Me.
Hay una broma que en especial me llegó y fue cuando se refirió a las lesbianas:
¿Realmente existen si nadie las ve?
Desde ahí, el show se tiñe de disconformidad con la actualidad y con la represión que sienten las personas homosexuales.
Desde su perspectiva, cuando estaba iniciando en el mundo gay ella veía el Mardi Gras de Sidney y se preguntaba “¿Adónde van los gais tranquilos?”. Ella siente que no tiene respuesta todavía.
En Nanette, no todo es risa
Después de chistes y risas robadas de su público, ejecuta un giro que nadie espera.
El show se vuelve algo más que comedia, se hace un show real, visceral y sin anestesia para una público que de verdad no lo veía venir (por lo menos yo no).
Formula una pregunta muy importante sobre la comedia y cómo llevarla de mejor manera, nada como hacerlo en un especial de comedia de Netflix, ¿no?
Su punto es que no ella no debe ni puede seguir rebajándose como ser humano para hacer reír a otro. No es humildad, es humillación. Especialmente para alguien que es parte de una minoría que ya de por sí es marginada por la sociedad.
Hablo mal de mí misma para poder hablar, en busca de permiso para hablar.
Eso me dejó sin palabras.
Desde este momento y hasta el final del show, Hannah Gadsby hace un fuerte llamado al amor propio y visibiliza de una manera muy brutal los abusos y la violencia que ha sufrido no solo por ser mujer sino por ser lesbiana.
También nos da cátedra de historia del arte, bastante interesante por cierto. En esta sección educativa, por llamarla de algún modo, hace referencia a la imagen de la mujer en el arte que técnicamente solo puede ser dos cosa, o virgen o puta. Reflejando un gran machismo tóxico que ha existido desde tiempos antiguos. Desde Picasso hasta Harvey Weinstein.
Pero lo mejor del show está al final, me gustaría contártelo, pero es mejor que lo veas. Entre risa, lágrimas y una desnudez completa de carácter que nos deja con los nervios y sentimientos muy expuestos.
Hay que ser bastante sensible, dice ella, ya que es una de mis principales fortalezas que me ha ayudado en los momentos más difíciles de mi vida. Este es uno de los mensajes más importantes que deja su monólogo.
Te recomiendo ver Nanette en Netflix, si querés tener una experiencia bastante interesante sobre feminismo, arte y comedia.
Si ya la viste, contame qué te pareció: ¿Buena? ¿Mala?
Dejá tus comentarios en la parte de abajo.