Sergio Pucci hace en “Güilas” lo que mejor sabe: contar una historia a punta de hermosas imágenes.
Esta facilidad parte de un proyecto de vida (Pucci se ha dedicado por más de 20 años a la fotografía) donde siempre ha estado presente el elemento visual como detonante, pues en años pasados ha sido partícipe de propuestas interesantes que giran alrededor de la captura de visiones cotidianas que actúan como elementos oníricos.
El más reciente y reconocido es el libro Costa Rica Aérea (co-creador, junto a su hermano Giancarlo), donde retrata, con fotografías inéditas, distintos paisajes costarricenses desde una óptica fascinante.
La autenticidad de «Güilas»
Para dirigir y producir esta película, Pucci se inspira en “Amor de Temporada”, un cortometraje de su autoría que data del 2015.
Es así como construye 7 historias separadas donde los protagonistas son niños. El enfoque que le da a cada relato convierte a “Güilas” en un evento particular y novedoso para la historia del cine costarricense, pues cada argumento brilla por sí solo, sin necesidad de generar un hilo inmediato con los demás.
Cada historia ocurre en una provincia tica distinta, y cuenta con la participación de habitantes de la localidad. Llama particularmente la atención el desempeño actoral de los niños, se nota que no son actores experimentados y, sin embargo, es sumamente agradable percibir la naturalidad que le aportan a sus interpretaciones. Los personajes adultos son secundarios, funcionan como complemento.
Estos güilas sin duda son ticos y en sus ojos reconocemos la idiosincrasia y belleza de cada una de estas regiones, de una manera auténtica.
El resultado es un compendio de historias que fluyen a través de emociones que todos conocemos: nostalgia, humor, ternura y expectativa. La música seleccionada es perfecta, cada canción está cuidadosamente seleccionada para darle un mayor sentido a lo que está sucediendo y refinar así la experiencia.
Estas son las historias cortas que constituyen a «Güilas»:
“Recordando mi puerto” (Puntarenas)
“Las Despedidas” (Heredia)
“Gloria a Cartago” (Cartago)
“Cabin in the Watta” (Limón)
“El día del empujón” (Alajuela)
“Amor de temporada” (Guanacaste)
“Me dejó” (San José)
Como cierre para la película, Pucci nos regala una historia adicional, en Caldera.
Mi favorita personal es “Cabin in the Watta”, ambientada en la provincia de Limón. Un relato con ausencia de diálogo, pero acompañado por imágenes descriptivas que fortalecen su hilo narrativo. Su final me generó profunda ternura, porque además hace una breve aparición el reconocido Rey del Calipso, Walter Ferguson.
Mucho hemos hablado en BHD sobre cómo la nostalgia se ha convertido en el principal motor para contar historias, en definitiva, creo que “Güilas” no es la excepción. La gran diferencia es la manera en que esa nostalgia se nos presenta. En lugar de una rememoración de hechos históricos, o mediante objetos y lugares, la nostalgia en “Güilas”, toma la forma de un grupo de chiquitos curiosos que están construyendo sus propias memorias, a su manera.
Sumamente recomendada, no dudo que recibirá la atención que merece de forma nacional o internacional.
Buscá “Güilas” en la cartelera de tu cine más cercano.