Resulta difícil escribir de una película que casi no es; lo digo pensando en aquellas narraciones que acumulan historias y que llegan a un clímax que reúne a la mayoría de sus personajes. ¿Suena conocido? Claro: una serie. La naturaleza episódica de subsecuentes entregas que redondean en un conjunto de momentos explosivos y de mayor riesgo que elevan la curva climática. El único problema es conocer —y tener en cuenta— los acontecimientos sucedidos antes de eso para que este final tenga impacto. Que no parezcan un montón de escenas puestas una después de la otra. Para bien y para mal, eso termina siendo Avengers: Infinity War, lo cual, por alguna razón, funciona.
Ya yo me había cansado, rendido y aburrido de hablar sobre las películas de súper héroes de Marvel. La fórmula resulta conocida y repetitiva. Es exitosa (y tiene sus puntos altos), pero deja de surtir efecto una vez que dieciocho de estas películas estrenan en pantalla grande. Con eso en mente, Infinity War (la entrega número diecinueve) parecía ser la agradecida culminación de esta serie que reuniría a todos los superhéroes en una película inmensa. Éxito asegurado, ¿no? ¡Y lo es! Hasta cierto punto.
Verán, como película, Infinity War apenas se sostiene entre tantísimo personaje. Se entiende que ya todos tuvieron su momento de protagonismo con sus películas independientes, pero la historia y profundización individual de cada uno en esta entrega particular sufre. ¿A quién le toca brillar, entonces? Al villano, Thanos. Es el fácil protagonista que tiene más tiempo en pantalla por tener que interactuar con los demás que quieren detenerlo. De ahí que la narración tome el rumbo de constantes explicaciones que justifiquen su plan y así los héroes se reúnan en las escenas de batalla grandes y pequeñas.
Curiosamente, ese foco de atención da paso a la evolución de un villano que deja de trabajar en equipo en busca del poder total del universo. Como si se cocinara la idea de que trabajar solo no siempre es la mejor opción (asumiendo que no terminará bien para él). Entonces, ahí están los esfuerzos en grupo que quieren vencer ese mal mayor, por más que exista choque de egos al intentar encontrar una línea de liderazgo (diálogos que me hubiera gustado ver un poco más). Es cuando las dinámicas entre estas personalidades deben bajar la cabeza y unirse para vencer a un enemigo común. Aunque ese enemigo parezca que tiene las razones más terminantes para cumplir su cometido*. Es paradoja interesante.
*(Me gusta como lo pone A.A.Dowd al final de su texto: Al final de esta cosa agotadora, es difícil no encontrarle sentido a la filosofía de restauración de Thanos. Menos sí puede terminar siendo más, después de todo.).
Dentro de su mundo y fuera de él, Infinity War está por todas partes (casi literalmente). Eso queda evidenciado en lo fugaces que parecen las apariciones e intentos de diseñar el montón de personajes (casi todos conocidos). Al abarcar tanta exposición y tener que seguir con las incesantes secuencias de acción, no queda mucho lugar para el desarrollo propiamente dicho. Aún así, para beneficio del filme, nunca cansa en su ritmo ni en la colocación de las escenas; es mérito de la excelente edición y manejo de espacios (incluso en las batallas). Aún más: por primera vez, las bromas que distinguen estas películas de Marvel no se ven sobre utilizadas ni fuera de lugar. Los directores entienden la seriedad del clímax final (por más que sea solo una primera parte).
Dentro de todo, el buen uso del mecanismo de suspenso cliffhanger (palabra que aún no tiene una traducción al español que me guste) hace que la teoría de una serie de televisión gigante tenga más sentido. Sin salirse de la fórmula, el fenómeno ha trascendido y los números son cada vez más grandes. No queda más que aceptarlos y dejar que el mundo entero se entretenga. Por suerte, el cuidado por los detalles es claro en las decisiones creativas y en el diseño de las imágenes, especialmente por la dirección de los hermanos Russo, que hacen muy bien su trabajo. Lástima tener que manejar tanto y tan rápido con la necesidad de avanzar la trama no siempre de manera astuta o interesante.
Al final, yo mismo me veo en la posición de haber disfrutado y encontrado las fortalezas de este mundo una vez más (esperando el verdadero final). Termina siendo más efectiva y agradable que los otros intentos de reunir superhéroes. No cabe duda de que la producción de Kevin Feige sabe lo que hace y logra acercarse a los seguidores empedernidos y a los no tan fanáticos, como quien esto escribe. Y es que hay algo que tienen estos proyectos de gran escala que atrae hasta a los más escépticos: ¿cómo lograr tan inmensa reunión de actores, historias, mundos y poderes en una sola pieza narrativa? Infinity War casi, casi logra hacerlo muy bien. Ahí les queda.