Phantom Thread

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

¿Qué puede encontrarse en los detalles? ¿Qué ocultan los planteamientos de una idea a través de una imagen? Muchas veces, si se busca una respuesta de primera mano que no es inmediata o clara, la confusión es el sentimiento que surge de una persona. De cierta manera, las reacciones más fuertes vendrán de las historias más puntiagudas y establecidas que se ven en pantalla. Y, curiosamente, no se le puede negar a Paul Thomas Anderson que sea experto y famoso en confeccionar ese tipo de películas, digamos, impenetrables. Phantom Thread no es la excepción.

 Phantom Thread
Phantom Thread

Esta vez, “confeccionar” resulta la palabra adecuada para describir el notable “proceso” que consigue ser esta película. Veámoslo de esta manera: el cuidadoso hilar de una tela y la elaboración de un producto final en una prenda requieren de tremenda minuciosidad y gusto por lo que vaya a quedar. La intención y diseño deberían quedar capturadas en los pliegos y puntas de la prenda, una sucesión cuidadosa para conseguir la perfección. Ese es el hilar de Phantom Thread.

 Phantom Thread.
Phantom Thread

El juego es simple a primera vista. Un diseñador pretencioso y codiciado que se enamora de una camarera y la lleva a vivir con él en su casa de confección de costosos vestidos para las mujeres más exigentes. Aún así, nadie es más exigente que él; acompañado de su hermana, quien cuida cada uno de sus movimientos y reclamos. Este curioso trío es el centro del intenso y meticuloso trabajo narrativo que Phantom Thread se permite mostrar. Sutilmente perversa, esta es película que no invita al espectador a ver un relato concreto o transparente; al contrario: es cemento sólido que debe picarse para poder entrever y asimilar. Paradoja pura con la suavidad de la tela de un vestido.

 Phantom Thread.
Phantom Thread

El reto al espectador viene con la designación y composición de cada encuadre que captura el juego psicológico, apenas evidente luego de la primera hora. Es historia de amor siniestra en la superficie y demostración de la psique humana oscura en el fondo (con posibilidad de quedarme corto con la interpretación). De ahí, gobierna una falsa intimidad por el encierro de cada espacio en el que transcurre la película (mucho acercamiento y planos contenidos). Para completar el vestido, la rigurosidad de las prendas se transforma en música tremendamente melancólica y absolutamente brillante. Un acompañamiento a las imágenes de naturaleza sigilosa y preponderante cuando necesita serlo.

 Phantom Thread
Phantom Thread

La que parece ser la última actuación del gran Daniel Day-Lewis se convierte en el personaje imposible que inquieta hasta en sus momentos más vulnerables. Vicky Krieps canaliza con sinceridad y aplomo uno de los papeles más difíciles posibles: sinceridad, honestidad, ternura, astucia y un profundo trastorno. Pero es Leslie Manville quien se lleva el premio con su impenetrable Cyril. Actuación impecable.

 Phantom Thread
Phantom Thread

Con un escalofriante final y de naturaleza terriblemente perversa, Phantom Thread esconde más de lo que muestra. La sinceridad de las imágenes es solo la tela que debe cortarse para encontrar sus enredos internos o, ¿por qué no?, la cuidadosa confección interna que el artista decide ocultar a simple vista. Sin necesidad de encontrarle sentido una primera vez, una segunda vuelta puede develar las capas internas de la prenda y terminar de desafiar al valiente espectador que la decida repetir. Eso sí, sin agitar mucho ni arrugar la prenda porque un movimiento en falso puede acabar en el delirio de fiebre que queda aquí representado. ¿Un té?

Calificación: 9

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