Good Time es una cinta que no generó mucho bullicio, pero que realmente debería haberlo hecho. Debutó en mayo del 2017, primeramente en Cannes. Después, en agosto, a pesar de atravesar un estreno limitado decente, y extenderse al resto de cines de EEUU en cuestión de semanas, no se hizo mucho alarde de ella. A24 decidió optar por impulsar y hacerle campaña a otras películas como The Florida Project, Lady Bird y The Disaster Artist. Si la vieron y se están preguntando por qué fue una de las grandes ignoradas en la siguiente entrega de los Oscars, quizá sea porque lo que se recaude en taquilla importa bastante, independientemente de la buena recepción de la crítica.
Joshua y Ben Safdie (quien también hace el papel de Nick, hermano del protagonista, con discapacidad mental) y sus historias suelen retratar el lado poco glamuroso de Nueva York: ese submundo en donde la gente no duerme, pero no necesariamente por haber salido de fiesta, sino porque es el único momento del día en que pueden hacer un poco de dinero.
Pienso que Robert Pattinson llegó al momento cumbre de su carrera. Connie es un personaje calculador y manipulador. Quizá este es otro motivo por la cual no vemos su nombre en la lista de nominados a los Oscars este año: es egocéntrico y un agente del caos. Este tipo de características no encajan mucho con un “Mejor Actor” según la Academia, a menos que se presente como villano. Desde el primer momento notamos su soberbia cuando irrumpe en la sesión de terapia de su hermano. Le dice que se encuentran solos en el mundo y, acto seguido, están robando un banco. Él está ceñido en que su influencia es todo lo que su hermano necesita. Tiene algo que le puede jugar a su favor pero también hacerle una mala pasada: su labia y locuacidad para lograr todo lo que se propone con solo abrir la boca. Pattinson es capaz de explorar todas las dimensiones trágicas de Connie, y eso es indicio de una actuación comprometida.
La película en sí es una experiencia visceral, y explora la necesidad abrumadora de mantener a un ser querido fuera de peligro, y al mismo tiempo, qué tan cegados podemos estar al hacerlo. Ver desarrollarse todos esos sentimientos conflictivos resulta ser bien interesante. Todo lo que Connie hace tiene una razón de ser que conocemos rápidamente y eso hace que no podamos juzgarlo del todo por raptar a un paciente de cuidados intensivos, por ejemplo. Sí, es algo inaudito, pero al menos entendemos su motivación. La violencia sórdida puede no ser para todo el mundo, pero el explorar la línea delgada entre intenciones, acciones y consecuencias, demuestra que no depende de ese recurso para ser significativa.
Las secuencias neón en un parque de diversiones abandonado y sirenas de policía inundan la cinematografía nocturna de Sean Price Williams y las caras de los protagonistas en más de una ocasión. Agreguemos el soundtrack* palpitante chillwave y glo-fi de Oneohtrix Point Never, penetrando con cada melodía al explorar los recónditos secretos de la ciudad, y es una combinación de elementos fascinante. En fin, es una cinta ideal para los que buscan ritmos más frenéticos, cargados de adrenalina y dinamismo, pero también para quienes buscan un buen cierre, en dónde se atan cabos sueltos y no quede mucho al aire. Por algo se llama Good Time.