Cuando las películas se centran en construir sus narrativas dentro de sus propios parámetros y destacan por los pequeños detalles, es cuando sabemos que el producto final será exitoso. Los casos de aquellas historias que resultan muy conocidas deben diferenciarse por cómo presentan sus temas. Por suerte, aún hay visiones creativas que quieren distinguirse en cada detalle de la producción y en los temas que llevará la premisa. Y qué mejor lugar para hacerlo que con un cuento de hadas con la firma de un autor particular.
Con The Shape of Water, es casi palpable el cariño que le tiene Guillermo del Toro a su historia. Las maneras en que se acerca a sus personajes y las vidas que decidió darles son de profunda ternura y empatía. Las emociones que transmite vienen de su curioso acercamiento a una historia de amor inusual y del sentimiento de soledad que pueden llegar a tener las personas. Al demostrar lo que puede lograr la singular protagonista, resulta más inesperado y de enorme sinceridad. Las acciones heroicas no vienen de quien se esperaría de un cuento de hadas.
A través de cuidadosos movimientos de cámara y actuaciones impecables de parte de todo el elenco (Sally Hawkins brilla sin pronunciar una sola palabra), The Shape of Water toma forma poco a poco y sin apuro. Al dejarse llevar por la verdosa atmósfera y el elaborado diseño de producción, no hay detalle que quede descuidado. El ritmo que toma es constante y ameno, sin alargarse ni acortarse. En ningún momento hay una escena fuera de lugar; siempre que sirva y se adapte a la particular historia que se desarrolla.
El contexto de la Guerra Fría en Norteamérica es parte del gusto de Del Toro de situar sus fantasías dentro de los escenarios menos esperados. Se trata de encontrar las trazas más pequeñas de imaginación y felicidad en los momentos más oscuros. Es así como, incluso, las imágenes se convierten en el reanudado fervor por los clásicos del cine y la televisión. Las capas conceptuales de The Shape of Water se rebalsan de la pantalla, como si fueran el agua que no cabe en la tina.
Y eso puede hacer que parezca mucho. De hecho, una subtrama parecen no querer concluir o terminar de amarrar, hasta que consigue su clímax apropiado y merecido. El balance lo encuentra Del Toro al hacer que su filme parezca la edición especial perdida de un cómic clásico que fue encontrada y restaurada. La suerte es que los personajes quedan tan bien dimensionados que la madurez de la historia complementa los elementos fantásticos en un delicado baile acuático.
Y eso puede hacer que parezca mucho. De hecho, una subtrama parecen no querer concluir o terminar de amarrar, hasta que consigue su clímax apropiado y merecido. El balance lo encuentra Del Toro al hacer que su filme parezca la edición especial perdida de un cómic clásico que fue encontrada y restaurada. La suerte es que los personajes quedan tan bien dimensionados que la madurez de la historia complementa los elementos fantásticos en un delicado baile acuático.
Más que presentar esa historia de amor de lugares y tonadas conocidas, The Shape of Water se encarga de abrir la puerta a aquellas personas que son diferenciadas, rechazadas y marginadas solo por un aspecto que las separa de lo masculino caucásico. Podrían no tener su voz (hecho que es aquí literal) pero que eso no les quita la fortaleza y determinación que las convierte en héroes de sus propias historias y hasta la mano amiga para otros que podrían estar aún más aislados.
Así, la película resuelve la búsqueda de sentido de vida en la forma de ese amor hacia los demás. Amor presente hasta en la criatura más extraña. Ese que puede quedar perdido en el fondo del mar, pero es tan poderoso y extraordinario que se le puede reconocer por su particular silueta que se divisa entre las burbujas.
