Las manifestaciones y recursos para que una historia sea exitosa en el cine van más allá de una serie de sucesos que ocurren en pantalla. Al hilar un relato, la congruencia entre las partes y las maneras en que está representada serán el engranaje que ayude a que el producto sea de calidad. Muchas veces, las películas pueden ser solo escenas recortadas y superpuestas sin mucho sentido o apenas para cumplir con la tarea de demostrar que se puede. Curiosamente, Three Billboards outside Ebbing, Missouri evade ese desacierto hasta cierto punto. Aún siendo un montón de escenas sueltas que apenas quedan hiladas en el relato principal.
Mientras que la dirección de Three Billboards outside Ebbing, Missouri (nombre que, por más genial que sea, acortaremos para efectos de esta reseña) es adecuada y no interviene en el camino de la narración; esa audacia de la premisa que logra destacar. De la creatividad del director mismo, Martin McDonagh, la curiosa y muy original trama permite que el desarrollo nunca se sienta aburrido ni perezoso. Más bien, es una punzada feroz a las burocracias e ineptitudes de los sistemas. Buena excusa para evidenciar ciertas conductas y actitudes de personas que, inexplicablemente, consiguen estar en posiciones de poder.
Es una lástima que no se complete a la perfección. Un flashback que queda olvidado, sin terminar de establecer lo que se quería contar, y la conclusión del segundo protagonista, que viene como atajo fácil para poder darle redención, no ayudan a concretar bien Three Billboards. De nuevo: se trata de escenas bien llevadas y congruentes con su propio estilo, pero no necesariamente indispensables para justificar los aspectos de extrema violencia y aleatoriedad. La ambigüedad de su final lo salva al no tomar partido de lo que representa, sino simplemente dejarlo que fluya entre la locura de sus personajes.
Y es gracias a los ingeniosos giros narrativos que McDonagh consigue mantener la atención; el primero en especial (que moviliza muy bien el segundo acto). Llevado con un humor agudo e inesperado que funciona durante gran parte del metraje, pero consigue reacciones un poco desfasadas por parte de la audiencia cuando intenta abordar el asunto con más seriedad. No se sabe si la intención y denuncia quedarán opacadas por la necesidad de abordar la ironía siguiente.
Es entonces que Three Billboards logra elevarse muchísimo por el tremendo trabajo actoral y diseño de personajes. A tal punto que cada uno de ellos podría tener su propia película y resultaría interesante de ver. Cada actuación es digna de admirar y analizar. Ni un solo miembro del elenco viene a menos y entre todos consiguen elevar a cierta seriedad irónica el oscuro guion.
Así, Three Billboards pone el dedo en la llaga y deja desenvolver, entre altos y bajos, su original historia, la demostración de la crueldad humana y los extremos a los que puede llegar. Poniendo en evidencia que no hay blanco y negro, solo el rojo escarlata que capta la atención y pone a hervir la sangre de muchos de los cuales se puede esperar cualquier desenlace. Ese que sucederá en las conversaciones y discusiones luego de terminada la película.