El actor es una película en sí mismo. La profesión de vivir una vida ajena siempre es menospreciada por ser “fácil” o por no ser lo suficientemente “seria”. Eso no es totalmente cierto. Si bien para muchos puede ser ciertamente fácil, los trabajos de actuación bien pagados solo suceden en Hollywood; los demás, la tarea de hacer bien su papel (como en cualquier otra profesión) puede resultar más complicado de lo que parece. Más aún, las mujeres actrices la tienen más difícil, al tener que balancear el trabajo con las restricciones que la industria tiene tan injustamente evidentes (esperemos que eso cambie cada vez más).
Entre nuevos rostros y fuerzas veteranas que vemos en pantalla, muchos nombres quedan rezagados de la conversación o popularidad, pero ahí se encuentran, en constante esfuerzo y trabajo. Las apariciones podrán ser cortas, pero hay quienes consiguen dejar huella, más por su presencia y estilo de actuar, que por los personajes que interpretan. Saliendo de esa lista está Laura Dern. Nacida el 10 de febrero de 1967, hija de los actores Bruce Dern y Diane Ladd, Laura Dern actúa desde los cinco años, constante y decidida. Esta es su profesión, y eso la hace una estrella, no siempre reconocida como merece o llamada como tal.
Por suerte, su escogencia de proyectos la ha colocado y hecho respetada de manera generalizada, incluso cuando solo fueran roles secundarios. De cierta manera, Laura Dern siempre ha estado ahí. Ella, recordemos, es la valiente doctora Ellie Sattler en Jurassic Park. Estuvo al lado de Ellen y acompañó a David Lynch en muchos de sus proyectos. Las facetas que ha tenido van más allá de una simple lista de papeles.
Lo que muchos no saben (o no recuerdan) es que ella fue la protagonista, durante dos temporadas, de la mejor serie del 2013, Enlightened. Creada junto a Mike White, este podría ser un regreso hacia un poco más de popularidad para Dern. El radar de “¿qué estará haciendo Laura Dern?” quedó activado desde ese relativo regreso. Es más, en el 2014 obtuvo una segunda nominación al Oscar por su pequeño, pero potente papel en Wild. Merecido reconocimiento que no todo el mundo le prestó la suficiente atención. De ahí, Dern seguía su constancia, sin quejas ni dudas, sin dejar de trabajar.
Por eso, fue este año (y parte del anterior) que la cantidad de proyectos hicieron que fuera parte fundamental de las conversaciones sobre la Cultura Pop. Primero, en el cine. Con filmes pequeños, pero de corte interesante, Certain Women y The Founder (ambas del 2016) y Wilson (del 2017), Laura encuentra papeles variados e interesantes de ver y de protagonizar. Luego, con el último proyecto de Alexander Payne, Downsizing, la puerta a los filmes diversos se abre y más posibilidades de estar en proyectos que se introduzcan en premiaciones. Por último, su aparición más mainstream posible, en Star Wars: The Last Jedi, como la Vice Admiral Holdo, impacta y se abre a cualquier posibilidad en la variedad de papeles que puede escoger. Pero Laura no pierde su rigurosidad ni su temple y ánimo por la actuación más sutil que ha tenido a través de los años.
Mucho más atrevida —y más interesante, me atrevo a decir— es su línea de televisión. Con apariciones breves en series como Unbreakable Kimmy Schmidt y The Last Man on Earth y prestando su voz constantemente para F is for Family, Laura consigue impacto con apenas un episodio que sea contratada. Los personajes que encarna siempre tienen características singulares, pero sin perder la chispa Dern que aporta la vivaz personalidad de la actriz misma.
Entonces, de extrema maravilla, sus dos roles más importantes del año: la truculenta Renata en la aclamada miniserie Big Little Lies, por la cual gana su primer —bien merecido— premio Emmy como actriz de reparto; y como Diane Evans, en el inusitado regreso de la insuperable Twin Peaks. Laura Dern deja huella en estas dos series y se instala, una vez más, como actriz trabajadora e infaltable en los resúmenes de fin de año de lo mejor de la Cultura Pop. Curiosamente, los personajes que tiene en televisión reflejan más espacio y profundidad que los de los filmes (sin menospreciar ninguno).
Llena de proyectos y llena de vida, esta es una actriz de procesos y resultados. Alguien que siempre ha sabido separar el trabajo de su vida personal; no es alguien que vemos en tabloides o columnas de chismes. La suerte, para quienes la reconocemos y seguimos su huella, es la madurez y responsabilidad que tiene con sus trabajos en pantalla. Es la marca de alguien curioso y retraído, pero que da lo mejor de sí misma cuando se trata de, justamente, hacer bien su trabajo. Entonces, lo que viene está dentro de la línea de constante actividad que mantiene Dern. Filmadas y en postproducción están JT LeRoy (sobre la vida de la escritora Laura Albert), Trial By Fire y The Tale. Filmes a futuro que, como aviso, contarán con tan agradable actriz como protagonista.
No es poco. El trabajo es extenso y preciso. Laura Dern brilla con su propia luz y particular presencia al estar frente a la cámara. Su filmografía no deja mentir. Aquí, como guía, solo hemos mencionado lo más reciente y fresco que puede encontrarse más fácilmente para descubrirla como artista. Esa constancia que la caracteriza y las facetas que llega a proponerse hacen que aquí la respetemos y apreciemos más que a cualquier otro actor que intenta solo hacerse famoso. Laura Dern no quiere ni necesita eso; con lograr su trabajo y poder seguir haciéndolo bien, ella está tranquila. Y mientras nosotros la sigamos y tenga cada vez más apariciones en pantalla (sin que pierda su integridad como actriz), seguirá viva esa chispa que la singulariza, esa que hace vibrar cada una de sus interpretaciones.
