Para nadie es un spoiler algo catalogado como hecho histórico. El 2 de diciembre de 1993, Pablo Emilio Escobar Gaviria fue finalmente capturado y asesinado por la Policía Nacional de Colombia, un día después de cumplir los 44 años. Chris Brancato, Carlo Bernard y Doug Miro, co-creadores de Narcos, se encargaron de relatarnos su historia, concluyendo la segunda temporada con su muerte. Se apegaron bastante a lo que realmente transcurrió, pero para los que criticaron su verosimilitud, el disclaimer al inicio de cada capítulo de la serie expresa claramente que algunas escenas, incidentes, nombres o personajes son ficticios, construidos con fines dramáticos.
Luego de esto, vino la sorpresa cuando Netflix renovó a Narcos para una tercera y cuarta temporada. ¿Cómo iba a mantener el momentum y la emoción sin su columna vertebral, Pablo Escobar? Muchos dudaron, pero se logró reinventar de manera satisfactoria. Después de todo, la serie se llama Narcos y tienen muchas posibilidades. Las primeras dos temporadas son bastante entretenidas, pero no sabíamos que necesitábamos de una tercera: la que se convirtió en la mejor de todas.
¿Se preguntan por qué? Quizás tenga mucho que ver el hecho de que el cartel de Cali y sus confabulaciones no son de conocimiento general. Aferrándose a esto, supieron mejorar la fórmula que ya habían adiestrado: más acción, más violencia y por ende más tensión, además de personajes memorables y giros argumentales que no podíamos ver venir. No hay problemas de ritmo, desperdicio ni episodios de relleno [tan solo al final se apuraron un poco, pero es comprensible que necesitaran cerrar la historia para pavimentarle el camino a la cuarta temporada en México].
Los Caballeros de Cali
Algunos de ellos hicieron apariciones menores en temporadas anteriores, pero esta vez saltaron al estrellato. Gilberto Rodríguez Orejuela (Damián Alcázar), su hermano Miguel (Francisco Denis), Pacho Herrera (Alberto Ammann) y Chepe Santacruz Londoño (Pêpê Rapazote), la más reciente adición y mediador en Nueva York, conforman el nuevo cuarteto protagónico de la temporada. Apodados como los “Caballeros de Cali”, se distinguen del cartel de Medellín por mantener un perfil bajo y neutralizar a sus enemigos con abogados en lugar de sicarios. Son más astutos, e inclusive hicieron un trato con la DEA para entregarse en un periodo de seis meses sin mayores repercusiones.
Me hubiera gustado ver más de Pacho y Chepe, quiénes para mí fueron los MVP de la temporada, y fueron relegados a un menor tiempo en pantalla por alguna razón que desconozco. Este último brilló en una de las secuencias más destacables, involucrando además una peluquería dominicana en Nueva York. No pregunten cómo.
Otros notorios miembros o colaboradores del cartel son David Rodríguez (Arturo Castro, algo muy opuesto a su rol como Jaime en Broad City), hijo de Miguel, sin escrúpulos y rayando en lo caricaturesco; Guillermo Pallomari (el aclamado actor español Javier Cámara), chileno, contador principal para el cartel y Franklin Jurado (Miguel Ángel Silvestre de la fama de Sense8), financiero encargado de la estructuración y el lavado de dinero, junto con su esposa norteamericana Christina (Kerry Bishé, a quién hemos llegado a querer como Donna en la subvalorada joya Halt and Catch Fire). Como pueden notar, la calidad actoral es otro de los puntos a favor en esta entrega, haciéndola destacar por encima de las anteriores, en donde Wagner Moura se robaba la pantalla (no por su acento, pero sí por su presencia). Aquí, en cambio, hay mucha tela que cortar.
Por otra parte, el agente Steve Murphy (Boyd Holbrook) decidió sentarse en el banquillo en esta ocasión, y Javier Peña (Pedro Pascal) lo reemplaza como narrador y agente cabecilla de la operación. De por si Peña siempre fue más interesante, así que eso se agradece. No hay sub tramas innecesarias que nos distraigan de lo que realmente importa.
El infiltrado
El único aliado al cartel decente, Jorge Salcedo (el sueco Matias Varela) es el outsider, viviendo en un área gris y siendo nuestro punto de acceso directo al mundo del narcotráfico. Es el antihéroe que quiere hacer todo lo posible por salirse cuanto antes de ese negocio ruin, pero incapaz de lograrlo por temor y a su vez, para proteger a su esposa y dos hijas. Él solo quiere montar su empresa de seguridad privada y olvidarse de todo, pero no sabe cómo dar el primer paso.
Es tal la desesperación que comienza a fungir como agente doble, dándole tips a la DEA con los distintos puntos de encuentro de los hermanos Rodríguez y compañía, además de otra información valiosa. Es el personaje revelación de la temporada, pues es muy difícil no empatizar con sus acciones y motivaciones, siempre buscando la supervivencia a toda costa. El verdadero Jorge Salcedo habló en esta entrevista acerca de los aciertos del show.
Ahí queda la recomendación. Con seguridad, puedo decir que ni siquiera es necesario haber visto las dos anteriores para disfrutar y/o comprender esta temporada. El botón de reinicio lo presionaron en el momento justo y recuerden:
Para vencer a los Caballeros de Cali necesitabas ser loco, estúpido, valiente y afortunado, todo al mismo tiempo.