American Assassin y el distanciamiento especular

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

Muchas veces, es buena opción involucrarse con las historias que se ven en pantalla para poder apreciarlas mejor. En otros casos, es crucial un distanciamiento de las imágenes que representan los sucesos establecidos para poder digerir mejor cada aspecto o, ¿por qué no?, para percibir con mayor gusto.

Sucede con esta película de estreno silencioso, American Assassin, que el hecho de no tomarse tan en serio los acontecimientos mostrados resulta la mejor manera de verla y poder disfrutarla, cosa no sucede con la película misma.

Y es que American Assassin plantea cierta seriedad en su sencilla trama (que, irónicamente, no cupo en esta reseña para que no fuera tan larga) y el desarrollo que le da, pero termina cayendo en su propia trampa, volviéndose un intento fallido de su propio planteamiento. Es una caída problemática hacia los excesos. Porque, por más que el título lleve la palabra “asesino”, resulta bastante innecesario mostrar la violencia tan poco sutil que exhibe. El asunto con las imágenes en movimiento es que pueden llegar a transmitir un mensaje —o calar mejor en el espectador— con meras sugerencias de lo que sucede. La narración principal no necesita embarrarse de situaciones gratuitas que solo distraen de los elementos más interesantes de la historia.

American Assassin
American Assassin

Con eso de lado, American Assassin no está nada mal. Los pequeños giros narrativos —propios de cualquier película de espías— son muy bienvenidos cuando deben aparecer. Diferentes capas ideológicas que involucran a naciones y conspiraciones consiguen que una denuncia o demostración sugestiva sean parte del concepto principal y se desarrolle mejor la trama. La inevitabilidad del factor humano (“no tomarse nada personal”) en las misiones más peligrosas estará presente para dar cabida a un resultado más peligroso, casi robótico de destrucción. Ahí está su concepto más atrevido e interesante: el hecho de encontrar que el peor enemigo es uno del mismo bando, llevado a un extremo con las propias tácticas y herramientas del entrenamiento.

American Assassin
American Assassin

El corre y corre de Dylan O’Brien queda bien colocado en su personaje —adecuado para el estilo de la peli—, y casi, casi logra un buen trabajo. El esfuerzo le da presencia, pero no necesariamente la profundidad que buscaba. Ni modo. Ahí, el director aprovecha al máximo todos los elementos que el presupuesto le permitió y sí se asegura de que el aspecto visual nunca pierda coherencia, aunque la historia decaiga al final. Es en ese tercer acto que, cuando me tocó verla, para poder terminar de disfrutar la clara historia exagerada cinematográfica que estaba viendo, decidí dejar que se desenvolviera como quisiera, sin esperar mucha seriedad (que sí pretendía) o cierto cierre más trascendental.

American Assassin
American Assassin

Eso sí, los aspectos incoherentes y deslices narrativos resaltaban y podía verlos para escribir esta reseña. Pero no me quitó el rato de intriga internacional y buenas secuencias de acción, que llevaban a ciertos momentos de desarrollo de personajes, los cuales daban un atisbo del potencial de denuncia de la historia. Más allá de una historia de venganza vuelta operación contra terroristas, American Assassin queda como una bien lograda adaptación que cuida mucho su presentación formal y como un permiso para que los actores se diviertan un poco (porque, ¡ay de Michael Keaton si no la pasó bien con los matices y locuras de su personaje!).

Sabiendo un poco más de ese distanciamiento que el espectador se puede permitir cuando se enfrenta a las historias de ficción (una variación de esto es la suspensión de la incredulidad), American Assassin pasa como cine normal y adecuado. Para los fanáticos del género o para pasar un rato de sábado lluvioso, no queda mal darle un vistazo. Para mi sorpresa, jamás creí que terminaría escribiendo tanto de un filme así. Eso debería valer de algo, ¿no?

Calificación: 7

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