Atypical: de amables miradas familiares

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

La parte más desafortunada de Atypical, uno de los tantos nuevos estrenos de Netflix, es justo eso: su título. Al delimitar la premisa —y a su personaje— de esa manera, destacando lo que hace diferente a su protagonista, está contradiciendo una línea de diálogo que pronuncia uno de los personajes en el primer episodio: “todo el mundo es raro”. Se trata de Sam, un chico de dieciocho años con autismo funcional, obsesionado con los pingüinos y la Antártida. Esta serie es una mirada a los descubrimientos que tendrá al explorar experiencias nuevas en su vida.

Atypical
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Ahora bien, Atypical, por más que se quiera ver solo como la historia de Sam, abarca, en realidad, toda la familia de este personaje (sus padres, su hermana y psicóloga). Los ocho episodios muestran, como cualquier otra serie familiar, los diferentes acontecimientos que vienen de las decisiones y cambios por los que pasan los Gardner, quienes tienen, valga la casualidad, un hijo autista. De ahí que ese detalle catapulte los giros y exploraciones de la trama y cómo se ven reflejadas las relaciones y dinámicas de la familia a raíz de eso.

Atypical
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Pero no siempre hace falta señalar o recurrir a aspectos poco convencionales para confeccionar una historia simpática e inofensiva de una familia como cualquier otra. No es algo atípico que los adolescentes se sientan aislados o tengan ansias de explorar su sexualidad y diferentes relaciones interpersonales. Y si de condiciones mentales se tratara, las complicaciones y complejidades humanas son, de por sí, aspectos intrínsecos en todas las personas. No sé qué tan verídica pueda ser la serie en eso (llega casi hasta a normalizar esa diferencia básica que muestra, caracterizada desde su título), pero sí se permite dar una moderada ojeada a esa naturaleza a la cual no todos están familiarizados.

Atypical
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En términos formales, el desliz viene cuando la serie intenta hacerle justicia a todos los personajes que plantea alrededor de Sam. Esa intención de cuidar todas las motivaciones (y eventuales profundizaciones) de ninguna manera está mal; es más: se aprecia mucho el esfuerzo, pero la atención a los personajes muy secundarios le quita tiempo al viaje de los protagonistas y de explorar un poco más la resolución —un tanto restringida— de cada arco narrativo. Los aspectos de comedia que intentan suavizar el tema principal no son tan necesarios para el tono agradable y sencillo que la serie, de por sí, presenta. Cada personaje ya es interesante desde su propia personalidad.

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Eso sí, queda totalmente desfasado el planteamiento de la historia de la madre, Elsa (terrible actuación de Jennifer Jason-Leigh), que no vemos suficientemente desarrollada o delimitada antes de que ella tome cierta decisión de la cual se estiran sus consecuencias durante toda la temporada sin sentido alguno. Contrasta, entonces, con las buenas intenciones del padre (un buen intencionado Michael Rapaport), la increíble personalidad de la hija menor, Casey (súper carismática, Brigette Lundy-Paine) y la figura principal (Kier Gilchrist un poco tieso, pero adecuado para su papel).

Atypical
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Con todo, Atypical se desenvuelve de manera orgánica y casual a través de su corta temporada. No pasa a mucho más de su comentario individual y social de las personas con condiciones como la de Sam; resulta un poco reacia la serie en eso. De todas maneras, no deja de ser, para toda clase de público, un amable entretenimiento que permite ver un lado familiar distinto —y no tanto— con el cual cualquier integrante de un núcleo así puede llegar a identificarse. 

Atypical es serie original de Netflix y ya están disponibles los ocho episodios de su primera temporada.

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