Nos dejó el 2016, y por supuesto, no podía faltar el conteo usual de los mejores discos del 2016: Una mezcla entre hip hop, rap, indie rock elegida por 4 de nuestros colaboradores: Mauro Borges, Alfredo Cordero, Daniel Matarrita y Elena Faba, sin orden particular. Para ustedes, ¿cuál fue el mejor disco del 2016?
15. Vince Staples: Primadonna
Staples se juega el todo por el todo con este disco. Un álbum que se debate entre la crudeza y la delicadeza, un Staples que se siente que está creciendo, y, más sorprendente aún: La falta de colaboradores hacen que este sea uno de esos discos raros de rap donde el éxito o desastre del álbum recae enteramente en el intérprete.
Piezas como War Ready, en las que la producción definen la canción. El beat quebrado, las melodías electrónicas, el uso de coros y la voz destructiva de Staples hace recordar a Clipping.
Smile no puede dejar de sentir la influencia del nuevo Kanye en la producción. La guitarra distorsionada y la melodía que consume toda la pieza, con un rap lento.
En Loco, la energía de Staples destaca con esa voz arrugada y demoledora, que no se detiene hasta llegar al verso (con la colaboración de Kilo Kish) que, aunque pegajoso, no llega a llamar la atención de la oreja como la capacidad de adaptación callejera de Staples; Pimp Hand, que viene con un bajo devastador, samples sencillos que resaltan la voz de Staples y su estilo callejero. Y por último Big Time: melodías techno, me recuerda a Yeezus, retro sonidos ochenteros, casi de videojuegos. Staples se deja el pellejo en este disco, y nosotros nos lo ponemos cada vez que lo oímos.
14. A Tribe Called Quest: We got it from here… thank you 4 your service.
Si Staples es casi minimalista en su enfoque al rap, A Tribe Called Quest exhibe todo el poder del barroco que alguna vez llenó al hip hop de antaño. Piezas cargadas a más no poder de samples, música que cambia de beat, poder en las voces, armonía… ¡Y eso solo en las dos primeras canciones!
Y para los más veteranos en el rap, este disco es perfecto. El grupo no ha perdido ese flow que es tan característico de los pioneros del hip hop, pero su mezcla con jazz y sus samples ¡sus samples! de locura, donde todo se vale, lo llevan todo a un nivel diferente. Oír este disco se siente como una retrospectiva hacia el futuro, donde los elementos de lo que fueron y serán están mezclados sin distinción.
La verdad es que este grupo parece que nunca se hubiera ido, y la maduración que alcanzaron al estar casi 20 años alejados de los estudios de grabación hace que este sea, quizás, uno de los mejores discos de lo que lleva este siglo XXI. Y para colmos, es doble.
13. Kanye West: The Life of Pablo 
Ultralight Beam es de las mejores 5 piezas de Kanye. Punto. Y el resto del disco no se queda atrás. Después de Yeezus, la figura que es Kanye West se puso a producir esta belleza de disco, y lo hizo, como lo hace siempre, abriendo camino no solo a sus colegas, en lo que a producción musical se refiere; sino a nosotros como público que nos hace estallar la cabeza con cada nuevo elemento sonoro.
Kanye es valiente, y avanza con coros Gospel, melodías pegajosas, beats poperos que se cuelan por la oreja y crean singles indistinguibles de un álbum completo que crece sobre las bases de la imaginación de Kanye, que como Pollock, explota e improvisa sobre la construcción de la destrucción. Si Yeezus era una búsqueda frenética de su nuevo sonido, donde sus beats eran eclécticos y sus melodías explosivas, The Life of Pablo se toma su tiempo en desarrollar, joya tras joya, un disco que es imperdible y corona a Kanye, una vez más, como el rapero más completo del siglo XXI.
12. David Bowie: Blackstar
El canto de cisne de Bowie. Un disco hermoso, Bowie dejando el camaleón de lado para revelarse como lo que siempre fue: la voz al margen de su generación, inmortal en los oídos. Si solo se pudiera escuchar un disco de Bowie, sin duda sería este.
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