A Charlie Brown Christmas

A Charlie Brown Christmas
A Charlie Brown Christmas
Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

Hace un par de semanas, me senté a ver, por primera vez, el especial de Navidad clásico de Peanuts: A Charlie Brown Christmas. Quería experimentar por qué esta pequeña historia animada había perdurado luego de cincuenta años de existir y haber salido al aire. Mi sorpresa fue encontrar una pequeña y especial consideración del calor y la calidad humana cuando uno menos se lo espera, en una media hora tranquila y melancólica apta para cualquiera que quiera pasar el rato.

Aquí, la premisa es simple: Charlie Brown quiere saber sobre qué rayos se trata la Navidad (“Isn’t there anyone who knows what Christmas is all about?!”), y nadie parece darle una respuesta satisfactoria.

A Charlie Brown Christmas
A Charlie Brown Christmas

Porque a Charlie Brown siempre lo han tratado mal. Su personalidad es cuestionada y cuestionadora. Sus defectos solo realzan las características buenas y humanas que tiene. A través de insistencias y —hay que admitirlo— paciencia, llega a descubrir que la Navidad no es algo que se puede buscar o esperar a que llegue del exterior. Es aquello que se tiene dentro, pero es difícil de conseguir o ni siquiera se sabe que está ahí. Ese algo que puede ser pequeño y estar maltrecho, pero que puede convertirse en algo bello y brillante que será reflejado en los demás para que cambien la manera en que te ven y te tratan. Esto es representado con sencillez pero belleza conceptual en el pequeño árbol que consiguen Linus y Charlie. Al final, todos los niños ayudan a que se transforme y puedan cantar alrededor de las luces. Es acercar esa sensación de calor humano grupal, pero que primero tiene que venir desde adentro de cada quien.

A Charlie Brown Christmas
A Charlie Brown Christmas

Además, A Charlie Brown Christmas muestra y enseña esto con el famoso discurso de Linus, el cual es, nada más y nada menos, la recitación alegórica de la Biblia del nacimiento de Jesús. Así lo menciona Todd: es solo una manera de incorporar un mensaje de enorme profundidad, pero sin sentirse panfletario o de naturaleza impositiva. Puede ser interpretado de la manera que cada persona desee, y es así que Charlie Brown lo hace, pero sin dejar de lado su personalidad y deseos de sentirse bien en la época que se supone que hay que sentirse bien.

Lo cual me lleva al punto más importante que sentí al ver el especial: no está mal sentirse confundido, enojado o poco atraído por el famoso “espíritu navideño”; eso es algo que muchas personas tienen o tendrán en algún momento de sus vidas. Lo único que siento es que nunca se puede ser indiferente a esa cantidad de sensaciones que surgen en esta época. Sea para quejarse o para no sentirse identificado, el punto de referencia está ahí latente, y qué mejor manera de verlo que cuestionando, investigando o simplemente sintiendo para poder aclarar y continuar hacia el nuevo año que viene (así como lo hizo sin querer El Grinch). Porque la Navidad se junta con la época de año nuevo; nuevos caminos, nuevas decisiones, nuevas aventuras. Es mejor dejar pasar lo negativo para poner más atención a eso que viene, aquello que promete ser mejor.

A Charlie Brown Christmas
A Charlie Brown Christmas

Al final, Charlie Brown logró estar feliz y contento en Navidad (aunque el especial deje un sin sabor interesante, en gran parte gracias al melancólico jazz navideño). Él encontró lo que buscaba luego de no saber hacia dónde ir o cuál camino emocional tomar: él sería responsable de su propia Navidad, sin importar qué le dijeran los demás; sería responsable de su propia felicidad. Eso es lo que hace que este especial (de apenas veinticinco minutos) perdure en el tiempo. Porque los sentimientos y emociones que tiene y transmite siguen vigentes. No mucho ha cambiado y no siempre nos detenemos a observar, como lo hace Charlie, las barbaridades del consumismo y distracciones externas (tecnológicas o mundanas) que hacen olvidar la pequeña reflexión que podría venir en el discurso que da Linus. Incluso, en el simple cambio que puede darse de las emociones dentro de uno para pasar a algo mejor que se refleje en el exterior y, por lo tanto, esta época no sea tan terrible como muchos así lo ven apenas sienten el frío y los vientos alisios de diciembre. O, en caso de ser de otra región, el frío de otoño que lleva a la nieve.

¡Feliz Navidad!

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