El género de los Western ha tenido un pequeño revival en los últimos años. Con joyas como Django Unchained y The Hateful Eight, películas entretenidas como The Magnificent Seven y bazofias como la película más reciente película de Adam Sandler, la cual no tengo muchas ganas de investigar el nombre.
Pero la sorpresa Indie del año, tanto así que fue la película independiente más taquillera del 2016, fue la increíble Hell or High Water.
Un director con un par de películas previas a esta en su filmografía pero con una excelente visión de lo que se puede hacer, el guionista de la excelente Sicario y con un elenco lleno de estrellas del calibre de Jeff Bridges, Chris Pine y Ben Foster, hacen de Hell or High Water una película que tienen que ver antes de finalizar el año.
Hell or High Water nos cuenta la historia de dos hermanos (Foster y Pine) que se dedican a robar bancos en todo el estado de Texas por una razón muy personal para ambos.
Al mismo tiempo, estos robos llaman la atención al sheriff de la ciudad (Jeff Bridges) que se encuentra en sus últimos días antes de su retiro. Así que como último caso y con ayuda de su compañero (Gil Birmingham), se dan la tarea de atrapar a estos dos ladrones.
Leyendo sólo la sinopsis, se puede creer que es un Western con cantinas, caballos y carretas. Pero no. En este caso tenemos esta historia sucediendo en la actualidad. La actualidad de cámaras de seguridad, la actualidad de celulares inteligentes pero también la actualidad del ingenio de las personas para saber cuál es la mejor forma de robar un banco sin ocupar nada de alta tecnología. Nada que un par de armas y unos pasamontañas no puedan lograr.
La historia puede ser algo old school a simple vista, pero algo que no esperaba era el tiempo que se iba a tomar para desenvolver los personajes. Mostrar objetivos, sueños, miedos, razones por las que hacen estas acciones. Y esto se le debe agradecer al increíble guionista Taylor Sheridan el cual logró que uno sintiera muchos sentimientos encontrados a lo largo de los acontecimientos que le suceden a estos tres personajes principales.
Hablando de esto, las actuaciones de parte de los tres actores principales son excepcionales. Chris Pine hace una de sus mejores actuaciones (sino la mejor actuación) que yo le he visto, pero Ben Foster está completamente a otro nivel, al igual que Jeff Bridges que logra mostrarnos una vez más por qué es uno de los mejores actores vivos (algo similar al sentimiento que tuve viendo a John Goodman en 10 Cloverfield Lane). No me sorprendería para nada ver una nominación para el Oscar para Foster o Bridges como mejor actor de reparto, aún más tomando en cuenta de que ambos ya fueron nominados en dicha categoría en los Critics’ Choice Awards.
Tanto la dirección como la cinematografía es de primer nivel y se puede notar con tan solo la primera escena de la película, la cual abre con un plano secuencia que deja muy en claro el tipo de película que vamos a ver.
La música, compuesta por el mutifacético Nick Cave y Warren Ellis su colaborador desde hace ya décadas, altamente influenciada en el género del Country llega exactamente en los momentos y hace que algunas escenas tengan un golpe emocional mucho más fuerte.
En fin, Hell or High Water es una gran película que pasó casi desapercibida pero por sus excelentes actuaciones y su sólido guión, deberían darle una oportunidad para que tal vez entre a sus listas de lo mejor del año. Les puedo asegurar que sí logró entrar a la mía.