Resultó ser una coincidencia particularmente apropiada que el día del estreno de la nueva temporada de Black Mirror en Netflix coincidiera con el masivo ciberataque al proveedor de nombres de dominio Dyn, el cual dejó inaccesibles por buena parte de ese viernes 21 de octubre a algunos de los principales sitios de Internet (entre ellos, sí, Netflix). Para una serie cuya premisa se basa en explorar las consecuencias no anticipadas de nuestra dependencia tecnológica, esos múltiples ataques en contra de la infraestructura de la red implican, más que un chiste cósmico, una plausible trama para un futuro episodio.
Para los no iniciados, Black Mirror es una serie de antología (es decir, cada episodio tiene su propia historia, locación y personajes) cuyas tramas giran en torno a visiones vagamente futuristas y altamente distópicas acerca de lo que sucede cuando las nuevas tecnologías chocan con la volátil naturaleza humana. Creada y escrita por el afamado satirista inglés Charlie Brooker, la serie debutó en 2011 al otro lado del charco en Channel 4, en donde se mantuvo por 2 temporadas de tres episodios y un Especial de Navidad.
Si bien no se puede decir que Black Mirror haya sido un éxito de ratings, su perspectiva oscuramente moralista de nuestra adicción a la tecnología hizo click inmediato con aquellos de nosotros que vemos nuestros smartphones con desconfianza mientras debatimos sobre si es muy pronto para volver a chequear x o y red social. Gracias al buen boca en boca y a que Netflix compró sus derechos de transmisión, la audiencia lentamente fue creciendo hasta el punto de que el estreno de esta tercera temporada fue tratado en ciertos círculos como un evento televisivo, con cientos de miles de ojos rojos y nublados dándole play compulsivamente al siguiente episodio, demasiado cansados como para captar la ironía.
Lo primero que se debe decir con respecto a esta nueva temporada es que la gruesa billetera de Netflix ha provocado cambios importantes en la serie. Primero, la temporada tiene más episodios que lo usual: seis en vez de tres. Segundo, los episodios son más extensos: de los 44 minutos de temporadas pasadas a episodios que alcanzan la hora y media de duración. Tercero, el presupuesto de producción claramente es más alto, lo que permite crear versiones imaginativas del futuro a una escala mayor que en el pasado y contratar a actores y directores de renombre.
Empecemos por lo bueno. La temporada inicia con Nosedive, dirigido por el cineasta Joe Wright con un guión escrito por Michael Schur (creador de Parks and Recreation, Brooklyn Nine-Nine y The Good Place) y Rashida Jones (Ann Perkins!), ambos grandes fanáticos de la serie. El episodio imagina una sociedad sospechosamente parecida a la nuestra en donde el estatus y las posibilidades de las personas -desde conseguir un empleo hasta recibir precios favorables al alquilar- dependen del nivel de popularidad que obtengan en una omnipresente red social que todos cargan en sus teléfonos. Ese es el contexto en el que seguimos a Lacie (Bryce Dallas Howard), una mujer excesivamente risueña y gentil cuyo principal propósito en la vida es aumentar su popularidad para así poder codearse con los bellos y famosos.
Nosedive peca de ser algo predecible (con solo leer la descripción ya uno puede suponer hacia donde va el asunto) y, como muchos ya han señalado, explora un concepto muy similar a un episodio de Community (MeowMeowBeenz!), pero la comprometida actuación de Howard y el fascinante mundo colorido y artificial ideado por Wright le permiten surgir por encima de las limitaciones de su argumento.
Sin embargo, el mejor episodio de la temporada y, en efecto, uno de los mejores episodios de la serie es San Junipero, el cual se enfoca en la relación entre la tímida e incómoda Yorkie (Mackenzie Davis, a quien conocemos por Halt and Catch Fire) y la asertiva y extrovertida Kelly (Gugu Mbatha-Raw) quienes se encuentran semana tras semana en el pueblo playero permanentemente ochentero que le da su título al episodio. San Junipero rompe ciertas “reglas” que lo diferencian de un episodio tradicional de Black Mirror. Para empezar, durante toda la primera mitad no se introduce su componente de ciencia-ficción, optando de forma acertada por construir orgánicamente el floreciente romance entre Yorkie y Kelly. Además, una vez que la tecnología que hace de San Junipero un lugar distinto a cualquier otro es introducida, el episodio no explora sus implicaciones más oscuras, prefiriendo desarrollar la idea de que, ¡hey!, la tecnología también tiene sus efectos positivos y no todo tiene que terminar en tragedia.
San Junipero, casi que por diseño, es un episodio anómalo de Black Mirror, pero las particularidades de su estructura no son la única característica que lo distingue del resto: es su enorme sensibilidad, su énfasis en los pequeños momentos, la cuidadosa caracterización de sus personajes y las vulnerables actuaciones de sus dos actrices las que inmediatamente lo disparan al tope. Y, como bonus, musical y visualmente es bastante divertido.
El resto de la temporada, lamentablemente, no está a la altura de estos episodios. Shut Up and Dance y Hated in the Nation presentan variaciones de uno de los temas comunes de la serie: el afán persecutorio y vengativo de la chusma manipulable en redes sociales. Pero ambos episodios sufren al tener personajes poco atractivos de cuyo desenlace es fácil desentenderse. En el caso de Shup Up and Dance la trama trata de ser rescatada por un giro que llega demasiado tarde, aunque tiene el punto a favor de mantener un ritmo frenético que lleva a momentos genuinamente tensos. En cuanto a Hated in the Nation, si bien su presentación de un ejército de abejas-robot asesinas muestra destellos de creatividad, su larguísima duración -con noventa minutos es prácticamente una película- ocasiona un efecto negativo, ya que carga el episodio de momentos muertos y secuencias innecesariamente largas.
Los otros dos episodios, Playtest y Men Against Fire, tienen calidades variables. Por un lado, Playtest, sobre un gilipollas que participa en una fatídica prueba experimental de un videojuego de realidad virtual, es uno de los puntos bajos de la serie, con una trama previsible, una puesta en escena poco imaginativa y una serie de giros ridículos de último momento que terminan por deshacer cualquier buena voluntad. Men Against Fire, por su parte, tiene cosas importantes que decir sobre la desensibilización de los soldados en el campo de batalla y el odio irracional hacia aquellos que son diferentes, pero sus no muy sutiles mensajes son de lo poco que este monótono episodio conserva a su favor (buena banda sonora, empero).
Si esta reseña suena excesivamente negativa, es porque en términos generales la temporada me resultó decepcionante. Me queda la impresión de que, más allá de su impecable ambientación, la fórmula narrativa de Black Mirror -con su moralismo, sus giros repentinos y su mirada excesivamente desoladora (literalmente hay dos genocidios esta temporada)- ya está dando muestras de agotamiento. El hecho de que San Junipero sea al mismo tiempo el mejor episodio y el que más se aleja de los parámetros tradicionales de la serie parece ser una indicación de esto. Esperemos que en la próxima temporada -que ya se encuentra en producción- Black Mirror evite recaer en esos escollos y logre recuperar la frescura de sus inicios.
Bonus track: mi ranking personal de todos los episodios de la serie.
- The Entire History of You
- San Junipero
- Be Right Back
- White Bear
- White Christmas
- 15 Million Merits
- Nosedive
- The National Anthem
- Shut Up and Dance
- Men Against Fire
- Hated in the Nation
- Playtest
- The Waldo Moment