Volvió Narcos y su comienzo fue más intenso de lo que esperaba. Tomando en cuenta como terminaron las cosas para Pablo, no pensé que tendrían material suficiente para completar otros diez episodios enfocándose solamente en la caída de “El Patrón”, sin embargo, me equivoqué. Voy por el sexto episodio y a pesar de que la historia ya está “spoileada” y sé como va a terminar, estoy sumamente tensa con lo que ha pasado hasta ahora.
A pesar de ser una temporada más sencilla, es mucho más íntima que la anterior, atrás quedaron la narraciones largas y aburridas del agente Murphy y la introducción de personajes. En esta temporada ya conocemos a los jugadores y todo se reduce a dos grupos, con un objetivo diametralmente opuesto.
Por un lado, Pablo, acorralado, pero defendido por un pueblo que lo idolatra y su ejército de fieles sicarios y colaboradores. Por el otro lado tenemos a sus enemigos que incluyen al gobierno, la policía, la DEA, al Cartel de Cali y a muchos otros más, cuyo objetivo no es otro más que verlo muerto.
Hasta ahora no han sucedido ataques a aviones ni tomas de Palacios de Justicia y sé -por ser un drama histórico- que eso no debería suceder más durante el resto de la trama, sin embargo, la tensión y la violencia van en aumento conforme más acorralan a Pablo Escobar, no sólo por parte de los aliados de Pablo, sino también -y principalmente- por parte de la policía, que está dispuesta a todo con tal de atraparlo.
Mi principal molestia durante esta primera mitad de la temporada son los personajes creados para la serie, los que no están basados en personas reales. Y es que cuando una historia es tan compleja como esta y cuenta con personajes reales tan intensos, interesantes y humanos, un personaje completamente ficticio se siente inorgánico y acartonado.
Tengo este problema con el Coronel Carrillo -principalmente en esta temporada, en la anterior su personaje funcionó mucho mejor- y sobretodo con Judy Moncada, quien parece completamente salida de una telenovela. Entiendo que la serie no pretende ser completamente precisa y que este tipo de personaje puede ayudar a la narrativa, pero pienso que el efecto podría lograrse aprovechando personajes reales.
En contraste con estos personajes falsos, existen personajes como Limón, el famoso guardaespaldas de Pablo Escobar, a quien el actor costarricense Leynar Gomez logra interpretar con mucha calidez y humildad. De hecho me parece que es un personaje ideal para reflejar a la perfección lo que significaba para muchos trabajar para “El Patrón” y la fidelidad que inspiraba, incluso en quienes conocían su lado feo.
En términos generales me ha parecido una buena temporada y tengo altas expectativas para la segunda mitad, aunque me preocupa que se vuelva repetitiva, procurando alargar la trama y retrasando el final inevitable que ya todos conocemos. En fin, la próxima semana daré mi veredicto final sobre la segunda temporada de Narcos. ¿Ya la vieron?¿Qué piensan?
