En Bates Motel, cuenta más el recorrido que el resultado final

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Por Sergio Beeche Antezana

 

En el transcurso de sus primeras tres temporadas, la gran fortaleza de Bates Motel fue su dúo protagonista de madre e hijo que sostenía la evolución del hijo, Norman, hacia su ya conocido futuro mientras la madre, Norma, lo cría y lo protege. Con esa dinámica establecida y construida desde el principio, las historias que la serie logra sostener con tan pocos personajes principales son lo que le da enfoque y claridad en lo que quiere contar. En este caso, una especie de origen al famoso Norman Bates, visto por primera vez en la obra maestra de Alfred Hithcock, Psycho.

Es, entonces, en su cuarta temporada, cuando los escritores deciden romper con eso y enviar a Norman a un instituto mental por sus evidentes señales de trastorno, donde está, durante toda la mitad de la temporada, separado de su madre. Ahora, los dos caminos deben tomar su propia ruta en cuestiones de los acontecimientos que les sucederá a cada uno.

Pero no fue pura casualidad que Norman entrara al instituto. Además de la insistencia de su madre y para que el seguro de familia cubriera la estadía en la costosa clínica, Norma debe casarse con el sheriff del pueblo, Alex Romero. Ahí, el perfil de la Norma Bates que conocíamos cambia y ahora ella es la figura más importante de la serie; sus interacciones con su nuevo esposo y el darse cuenta de que de verdad lo ama son apenas las pinceladas de lo que será su viaje emocional al darse cuenta que se siente mejor, liberada, incluso feliz, sin su hijo en casa. Es un nuevo comienzo para ella que abraza y disfruta al máximo. Se trata de un pequeño cuento de hadas que comienza mientras su hijo se ve en la posición de querer volver, cuanto antes, a su hogar, a los brazos de su acogedora madre, pero no por las razones que cualquiera pueda pensar.

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Porque Norman no se queda atrás. Verán, el caso de Bates Motel es claro en la cuestión de la falta de disfrute en una serie si se sabe los acontecimientos del desenlace de la historia (los famosos spoilers). ¡Aquí sabemos el final!

Hitchcock dejó claras las características psicópatas de Norman Bates en su famosa y genial Psicosis de 1960, entonces, a la serie le toca contarnos el cómo llegó a suceder esto. No es la sorpresa de a quién matará o si lo hará; sí lo hará, pero lo importante es el recorrido y evolución de este personaje, rasgo que hace la identidad propia que Bates Motel consiguió a través de los años sea más notable como programa de televisión.

Alejándose de esa base como argumento inicial y además de inventar el resto de la familia Bates y sus pocos allegados, Bates Motel, la serie, ya no funciona como una precuela directa de la película. Se trata de un, a veces pesado, drama familiar sobre una madre, su pasado y las consecuencias que esto tiene en la crianza y maduración de su hijo, casualmente destinado a ser un asesino dentro de ese mundo imaginado. Entonces, las ramificaciones que conciben los escritores son evidentes en las situaciones similares a la realidad conocida: cenas familiares incómodas, noviazgos entre adolescentes, la partida de un hijo de la casa. Todas parte de un núcleo de hogar que tiene la característica de albergar el famoso psicópata en potencia.

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Así, todas las escenas e historias que parecían sueltas durante el transcurso de la cuarta temporada tuvieron su propósito y culminan en el clímax más interesante y el impacto emocional mejor desarrollado que ha tenido la serie. Esto planteado en el futuro de su quinta (y tal vez última) temporada que cambiaría el panorama al deshacerse de ese su personaje mejor construido. Porque sabemos que los huesos de la madre de Norman aparecen al final de la película, escondidos en el sótano; pero ¿podría la serie tomar ese riesgo y continuar, hacia su finalización, sin esa fortaleza que brinda la brillante Vera Farmiga como Norma Bates? Porque esta mujer se lleva el peso más grande y dramático de toda la serie, ahondando, a través de los años, las características de quien interpreta y mostrando, cada vez más, cómo es la mujer que vemos y los deseos propios y anhelos como ser independiente, pero siempre atada a esa fuerza oscura que es su hijo. Ahí, Freddie Highmore, que también se muestra cada vez mejor, consiguió una química intensa, perturbadora, casi incestuosa, con Farmiga. Juntos, resultaron la fuerza de la serie, y ahora, demostraron que independientes podían ser aún mejores.

Por cuatro años, Bates Motel ha sido una pequeña y callada serie que pasa desapercibida por muchos, pero, por suerte, ha sobrevivido en la inmensa competencia televisiva que hay en la actualidad. Con altos y bajos en su historial, pero con buenas actuaciones y una premisa de mero desarrollo de personajes que se acompaña con unos cuantos elementos de impacto —no de sorpresa—, se alista para su etapa final, que promete romper su status quo y convertirla no en un programa poco valorado, sino una pequeña joya que será recordada aún después de terminada , dejando al público con la exclamación: “¿Cómo no vi esto antes?”

 

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