Aunque ustedes no lo crean, existe un conclave de sabios que maneja el futuro del Internet. La organización se llama World Wide Web Consortium (http://www.w3.org/), y entre sus filas hay amadas empresas como BBC y grandes geeks como Tim Berners Lee (Inventor de la web tal y como la conocemos).
Este consorcio se reúne en el famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts para decidir el futuro del desarrollo tecnológico, ahorita deben estar hablando de maravillas como Internet de las Cosas, Impresión 3D y nuevos filtros de Snapchat. En este momento, la W3C está en un debate interno sobre los protocolos de seguridad del futuro.
El día del mañana, cuando hasta el inodoro tenga Wi-Fi, la privacidad va a ser el tema de conversación #2 del mundo (Game of Thrones seguirá siendo el #1).
La W3C sabe esto, y está haciendo una propuesta de reglamentos legales y técnicos para evitar que los hackers arruinen nuestras listas de Spotify. El problema es que esas mismas regulaciones están diseñadas legalmente para evitar la experimentación que nos traen los inventos más espectaculares como lo fue Netflix, en sus orígenes. ¿Quién sabe qué nos perderíamos en el futuro?
¿Estará listo el mundo para semejantes avances?
De hecho, no ocupamos ponerle mucha mente al adivinar para saber qué innovaciones se están deteniendo por estas regulaciones. Un equipo de desarrolladores de Youtube tuvo que detener su trabajo en un sistema de subtítulos automáticos en tiempo real porque estas nuevas reglas no les permitían ingresar al “código fuente” del video, un acceso que necesitan para sincronizar el texto con la locución de cada video.
También hay tecnologías en espera para gente con daltonismo, para que puedan ver un espectro más amplio de colores en videos web, e inclusive se buscan métodos para que los epilépticos puedan ver flashes de colores de forma segura.
Por fin miles de personas alrededor del mundo podrían ver Los Caballeros del Zodiaco sin tener un derrame cerebral.
La W3C no es una organización maligna al servicio de oscuras corporaciones. Ellos más bien están errando al tirarse al lado de la seguridad extrema, con la lógica de que para evitar que los invasores entren al castillo, van a dinamitar todas las puertas. Lo que se necesita en realidad es un puente levadizo, un sistema que asegure que la gente con fines legítimos pueda acceder a los recursos necesarios para crear el siguiente Netflix.
La causa no está para nada perdida, hay grupos como Electronic Frontier Foundation (https://www.eff.org/) que busca hacer presión para llegar a un consenso que sirva para todos. Todavía no hay una petición en change.org para semejante lucha geek, pero les aseguro que les voy a informar apenas haya un movimiento más organizado. Por mientras voy a disfrutar la saga de las 12 casas y soñar con el día en que toda la raza humana vea a Ikki de Fénix en toda su gloria.