Por Alfredo Cordero
¿Qué pasaría si en un futuro no tan lejano, la ciencia y tecnología gobernaran de manera aún más invasiva nuestra experiencia como individuos? De la mente de Charlie Brooker, aparece Black Mirror con una premisa fuerte, para brindarle alimento al pensamiento. Siendo también coguionista de esta serie, Brooker se destaca por su humor satírico, pesimista, salvaje y profano.
En el 2012, Black Mirror ganó un Emmy Internacional por mejor Miniserie y se empezó a escuchar más de ella cuando se estrenó en Netflix en el continente americano. Ha tenido tan buena recepción, que Robert Downey Jr. compró los derechos de uno de los relatos, The Entire History of You, para convertirla en una potencial película. Muchos dicen que es el Twilight Zone o Tales of the Unexpected de nuestra generación, dándole un enfoque especial a la tecno paranoia y sus efectos secundarios. Stephen King twitteó diciendo que no había nada igual a esto, ¿qué mayor mérito que eso?
Este thriller psicológico gira en torno al uso inapropiado de la tecnología, al punto de tornarse peligrosa e impredecible. A modo de metáfora, se refiere a las pantallas apagadas que nos rodean diariamente, en donde vemos nuestras caras reflejadas, escapando por un rato de la codependencia a esa laguna digital. Siempre llegando hasta sus últimas consecuencias, cada episodio es como un cortometraje, con distintos argumentos y actores, funcionando también como antología. Como buenos británicos, hicieron temporadas muy cortas, de tan solo 3 capítulos cada una. Se han estrenado 2 temporadas: 6 partes y un especial de Navidad (aunque todos son tan diferentes, White Christmas es uno de mis relatos preferidos). También se anunció que Netflix está preparando una tercera temporada de 12 capítulos (¡DOCE!), pero aún no está definida la fecha de estreno.
Sus distintas temáticas son presentadas como críticas sociales y alarmantes desencadenadas por la interacción entre las nuevas tecnologías y las relaciones humanas, tanto en masa como las relaciones interpersonales. Uno de los grandes inventos que aparecen es la habilidad de poder ‘bloquear’ a alguien en la vida real, apareciendo en su lugar una silueta de estática y ruido blanco, con la inhabilidad de comunicarse por ningún medio con ellos. Hay otras invenciones fascinantes, pero mejor dejo que lo descubran ustedes mismos.
Resulta como un estudio del comportamiento humano y de una manera ingeniosa, expone su deshumanización, a través del sensacionalismo de los medios, la inteligencia artificial, el entretenimiento basura que adormece al espectador, la búsqueda de satisfacción inmediata y la escasez de privacidad en una era digital. Como un canal conductor entre todas las historias, se podría resumir que al abusar de la tecnología, y brindándole poder a ésta, el hombre puede llegar a abrumarse gracias a la pérdida de control. Además, plantea como nunca antes se tuvo acceso a tanta información acerca de los demás, ni se tuvo tanta facilidad para difundir la propia. Lamentablemente, la realidad de muchos se ve moldeada por ese apego, generando una imagen de inseguridad colectiva. Y es que a simple vista puede sonar un poco distópico, pero nuestra realidad no está tan distante de ser así. Eso es lo que hace a esta serie tan distinta a otras historias de sci-fi: no es un tipo de tecnología inalcanzable y es extrañamente familiar.
Es recomendable ver cada capítulo espaciadamente, pues hay discusión y reflexión para rato. Advertencia: es normal quedar pensativo y drenado mentalmente al finalizar cada parte. Luego quedan ganas de explorar más esos microcosmos en los que viven los diferentes personajes.
Con nombres como Domhnall Gleeson (Ex Machina, Brooklyn, The Revenant), Jessica Brown Findlay (Downton Abbey), Tuppence Middleton (Sense8), Jon Hamm (Mad Men), Natalia Tena (saga de Harry Potter, Game of Thrones) etc., es como un requerimiento verla, fundamentalmente al ser testigos y estar inmersos en este sistema tecnológico del que cuesta cada vez más desconectarse. Las creaciones avanzan cada minuto y se vuelve imposible adivinar qué deparará el futuro.
Siendo un proyecto con un contenido tan delicado e intrigante, nos pone a reflexionar: ¿Qué haríamos si de repente colapsaran el Internet o las telecomunicaciones, y junto con ellos nuestra huella/identidad virtual? Caos, eso es seguro.
Aquí está un trailer fan made, aunque está tan bien hecho, que bien podría ser el oficial: