Siempre trato de no dejarme influenciar por la crítica y siempre caigo en el mismo error, así que tengo que comenzar por decir, que con la crítica tan emocionada, obviamente mis expectativas aumentaron para Deadpool, principalmente por el hecho de que antes del estreno ya había sido aprobada su secuela.
Y sí entiendo, en parte, la emoción. Después de todo, Deadpool es un personaje muy peculiar y como película de “superhéroe”, es muy diferente. Aunque él tiene un lado bueno -es un superhéroe al fin y al cabo- lo que lo hace entretenido es que es imprudente, indecente, loco, a veces despiadado, siempre despreocupado y dice lo que piensa, mientras lo piensa, sin ningún tipo de filtro.
Sus poderes, además, lo hacen prácticamente inmortal, así que pueden darse gusto hiriéndolo todo lo que quieran y disparándole, cortándolo, derritiéndolo, quemándolo y todo lo que se les ocurra. De hecho, creo que pudieron haber aprovechado aún más este recurso, aunque sí hay una escena, con Al, su compañera de cuarto, donde usan los poderes regenerativos de Deadpool de una manera muy graciosa.
Me alegra que se arriesgaran a hacer una película Clasificada R (Restringida), sacrificando en taquilla pero ganando en autenticidad. También le doy puntos por la trama simple. Fue refrescante que fuera una misión con un propósito egoísta y no Deadpool tratando de salvar al mundo o algo complicado y con un gran conflicto moral.
La película sí tiene la dosis recomendada de referencias aleatorias y sarcasmo, así como el rompimiento de la “cuarta pared”, que caracteriza a Wade Wilson. Y aunque se siente limitada en cuanto a personajes -incluso bromean con ello- me gustaron mucho los DOS X-Men que salen. Coloso, tan correcto y aburrido. Negasonic Teenage Warhead y su dinámica áspera con Deadpool, me sacó más de una risa.
También tengo que reconocer que, aunque claramente es una burla de Spiderman, igual me enoja que un personaje que en su vida ha visto una aguja, pueda después dos intentos muy, muy fallidos, hacer maravillas en spandex (la peor tela para coser del mundo). Dicho esto el traje es
H E R M O S O, yo no podía dejar de admirar los detalles, las costuras y sobre todo lo expresivo que era Deadpool, aún cuando su cara estaba tapada y sus ojos eran de un blanco profundo ¡La magia del CGI!
En mi opinión Ryan Reynolds lo hace muy bien, principalmente cuando está bajo la máscara. No estoy completamente de acuerdo con muchos en que él sea único actor posible para el papel, pero logró dar la talla y sobretodo, redimir al personaje que ya había encarnado (y despedazado) en la terrible X-Men Origins: Wolverine.
Creo que, donde me molestó un poco más la película, fue en la falta de locura. Pensarán que la loca soy yo, dada la cantidad de violencia, sin embargo, no es eso. El Deadpool de los cómics ni siquiera tiene bien claro quien solía ser y la verdad no le importa -la mayoría del tiempo al menos.
Este Deadpool, fuera de su desfiguración, es básicamente el mismo Wade Wilson, tierno y dulce por dentro, que jugaba de malo por fuera. En este caso Deadpool es un personaje que sí sufre por haber perdido su cara bonita, pero lo sufre porque esto le impide estar con la mujer que ama.
Hasta cierto punto, creo que yo esperaba más locura y menos una historia de amor, que aunque es una historia linda, ancla a Deadpool en un cierto nivel de “normalidad” que no era lo que esperaba. También creo que, sobretodo hacia el final de la película, dejaron un poco de lado lo surrealista de Deadpool, para servir un último acto bastante genérico.
No me tomen a mal, no es una mala película, es entretenida y aprovecha bien su clasificación “R”, para hacer justicia al querido “Merc with a mouth”. También perdono un poco sus limitaciones, pues comprendo que es un verdadero reto hacer una película centrada en un antihéroe -no tan popular- que es más anti que héroe.