Siendo los últimos días del año, Alessandro Solís nos cuenta cuáles – de su lista de decenas- fueron sus 15 discos o álbumes preferidos para el cierre de este 2015. No fue una tarea fácil, sin embargo, después de curar sin misericordia miles de canciones escuchadas durante los últimos 365 días, compiló un repertorio que mezcla un poco de R&B, Rock, Metal, Hard Rock Alternativo, Hip Hop y Electrónica, para (casi) todos los gustos. Sin mucho más que decir, acá les van los 15 mejores discos del 2015:
15. Self Defense Family — Heaven is Earth
Self Defense Family brilla porque juega bajo sus propias reglas, incluso actuando a contracorriente dentro y fuera del punk/hardcore, escena en la que la banda se dio a conocer. Desde que el grupo se llama Self Defense Family (antes se llamaba End of a Year), no había salido de sus manos un material tan cohesivo como Heaven is Earth. De espaldas al shoegaze y al dream rock, pero con algunos guiños, el disco no tiene un solo gancho memorable. Es tan solo música y letra, constante, en una secuencia de treinta minutos cuyo guión prescinde de rellenos y lo pone todo en su lugar: lo bonito y lo feo.
14. Godspeed You! Black Emperor — Asunder, Sweet and Other Distress
El post-rock es un lugar efímero en el que la gente se aburre fácilmente; caso contrario, se mete de lleno y no logra salir. Usualmente estirando los horizontes del género, Godspeed You! Black Emperor produjo un álbum crudo, agresivo y repetitivo (en el buen sentido), nuevamente sin necesidad de voces. Asunder, Sweet and Other Distress es una larga canción dividida en cuatro partes que produce liberación y provoca análisis cuando se escucha con las luces apagadas.
13. Foxing — Dealer
No todas las bandas de emo punk de los últimos años tienen las herramientas para descomponer su sonido hacia pasajes más quietos y calmos, pero una gran mayoría le ha apostado a un cambio de esa estirpe. Foxing, dado su sosegado cancionero previo, pudo darle vuelta a los gritos y la distorsión sin salir ilesa en Dealer, un disco que se merece más fans todos los días. Siempre se habla de los discos apropiados para una tarde lluviosa de café en la ventana (o quizá no), y esto debería ser considerado para tal ocasión.
12. Floating Points — Elaenia
Hay tantas cosas sucediendo y sonando en Elaenia que es difícil catalogarlo solo como un disco de electrónica. De repente hay jazz, otras veces suena a algo que podría transformarse en caótico, y siempre hay un elemento ambiental indiscutible. En un momento en el que la electrónica busca todos los caminos para colarse al mainstream, el proyecto del británico Sam Shepherd toma la ruta contraria en su álbum debut. Es un festín sonoro del que todos podemos formar parte, pues se trata de música sin duda universal.
11. Graveyard — Innocence & Decadence
Los suecos tienen todas las maestrías del rock moderno, y Graveyard es un estudiante con honores. Disminuyendo su fórmula de hard rock socado y terso, la agrupación presentó un álbum mucho más suave y lento, que en partes recuerda a las mejores baladas de su discografía y en otras revela mutaciones de composición maravillosas.
10. Donnie Trumpet and the Social Experiment — Surf
Este no es un disco de Chance the Rapper, pero si buscan las canciones en YouTube probablemente tienen el crédito del rapero. Lo cierto del caso es que Chance es tan solo un integrante más de The Social Experiment, grupo que juntó el trompetista Donnie Trumpet para fusionar hip-hop, jazz y fusión. Surf, su primer disco, es un paquete de canciones que evitan cualquier mala vibra y se concentran en generar un estado anímico positivo y optimista. Con colaboraciones de Erykah Badu, Big Sean, J. Cole, Busta Rhymes y King Louie, entre otros, el álbum es más o menos como comerse una chupeta.
09. Uncle Acid and the Deadbeats — The Night Creeper
Es sombrío, es tenebroso, es como una película de miedo en blanco y negro. The Night Creeper se toma todo el tiempo necesario para darle al melómano una pastilla de terror que desacomoda todas las fibras, solo para devolverlas a su lugar en la recta final. Uncle Acid es muestra de que el rock no perece cuando llega a las manos indicadas, y también comprueba que el rock que merece la pena no es necesariamente el más popular.
08. Kurt Vile — b’lieve i’m goin down…
Aterrizados en su sexto álbum, es momento de dejar algo en claro: todos los discos de Kurt Vile son buenos; esenciales, si se quiere. Pero con más de una década de carrera, el artista se dio el taco de presentar —si no el más— uno de los más completos discos de su vida. Confesando desde la primera canción que se ve al espejo solo para no reconocer la cara en el reflejo, Vile es un camaleón con guitarra que toca folk y que siempre tiene al menos un par de canciones que le dan la mano eterna al oyente a cambio de atención.
07. J. Cole — 2014 Forest Hills Drive
Faltaba poco para que terminara 2014 cuando J.Cole editó su tercer disco, que terminó convirtiéndose en una de las gemas más recientes del hip-hop con neuronas. Como salió en diciembre, se gana un espacio en la lista. No es para menos: sin presentar una interminable lista de colaboradores, el rapero cinceló una obra maestra con letras profundamente emocionales y sinceras, moderadas en clichés y cobijadas bajo beats imposibles de llevar al tedio. Háganle números: hasta los créditos (es decir, la última canción) son buenos.
06. Father John Misty — I Love You, Honeybear
Todo lo que hace Father John Misty es oro por una simple razón: no se toma nada en serio. Incluso en su segundo disco —I Love You, Honeybear—, que encuentra al músico-comediante rindiéndose ante el amor que tiene por su esposa, los chistes son parte fundamental de la narrativa. Misty no puede decir cosas profundas si no llevan a las risas. Y en las risas siempre hay gramos de verdad. Si esta fuera la música de un tipo que se tomara muy en serio y a pecho su obra, no tendría el mismo resultado; tal parece que hasta de la ironía y el cinismo que caracteriza a nuestra generación puede salir algo bueno.
05. The Front Bottoms — Back on Top
Atrás quedaron los días en los que The Front Bottoms publicaba canciones mal grabadas, con nula producción y letras crudamente adolescentes. En Back on Top, la banda pulió todas las canciones con arreglos extravagantes, técnicas profesionales de grabación y una estética mucho más digerible, cosas que ya había intentado en Talon of the Hawk (2013) pero jamás a tal extremo. La osadía rindió réditos: once canciones de indie punk que se quedan pegadas a la piel y que reflejan el volátil estado de ánimo de quienes crecen y siguen experimentando la misma confusión adolescente de siempre.
04. Baroness — Purple
Después de un tenebroso accidente mientras la banda estaba de gira, lo que provocó importantes cambios en su alineación, Baroness se drogó con el éxtasis de la vida misma y retornó con un disco que condensa —en mucho menor tiempo que el anterior Yellow and Green (2012)— la esencia transformadora que dinamita su música. Purple no es solo un testimonio de vida, sino una muestra de vitalidad y salud en uno de los grupos más innovadores e imprescindibles del metal moderno.
03. D’Angelo — Black Messiah
Después de casi década y media desde Voodoo, su segundo disco, D’Angelo presentó su esperado tercer álbum a finales del 2014, en un momento en el que la cultura occidental podía beneficiarse con un regreso políticamente cargado de uno de los reyes del R&B moderno. Con uno de los registros de voces más experimentales y exagerados de los últimos años, y con música que desafía los propios límites del género, D’Angelo aportó a la banda sonora del 2015 una colección de canciones que —como suele ser su caso— sobrevivirán al paso (y el peso) del tiempo.
02. Ghost — Meliora
El mejor disco de rock para una época en la que muchas veces se ha dicho que el rock está muerto. En Meliora, Ghost afila su terapia del shock y le devuelve al rock su capacidad de asombrar a la audiencia; de mantenerla en un estado de tensión que acaba en lapsos de implacable lucidez sonora. Ideológicamente, la banda sueca se alimenta del ánimo de desesperanza del mundo moderno y se presenta como un credo que contraataca todo bien establecido a punta de desobediencia y desdén. Los escuchas solo obedecemos, religiosos al sonido.
01. Deafheaven — New Bermuda
A estas alturas de la vida, ya no importa cuál es exactamente el género que toca Deafheaven: black metal, metal hipster, rock, lo-que-sea. Cualquier persona con afinidad por el rock y sin temor a la “música extrema” puede encontrar en New Bermuda momentos de urgente catarsis — complementos de ese sentimiento oculto que tenemos de verlo todo arder y de las cenizas resurgir. Es un disco para alzarse en llamas sin necesidad de humo.