Uno sabe que está viendo la diestra mano de un excelente director porque su sello está presente en prácticamente todos los aspectos de la narración de la película. Un buen director sabe aprovechar espacios, personajes, momentos, y demás recursos, para crear una película que sea suya, particular, sin importar qué se esté contando.
Sucede con la más reciente película de Denis Villeneuve, “Sicario”, donde se puede apreciar el gusto por un buen montaje y aprovechamiento de los recursos al frente y detrás de la cámara, al seguir a un grupo dudoso de agentes (¿policías?, ¿CIA?) intentar dar con el líder de un cartel en México, luego de involucrar a una agente del FBI que decomisa drogas, Kate Macer (Emily Blunt). La película se sumerge en el peligroso mundo del narcotráfico y las consecuencias que deja a todo su alrededor, creando así un estilo atmosférico propio del mismo director (firma clara, también, del resto de su filmografía) pero como un apoyo a la historia que se desenvuelve en la pantalla.
Como espectadores, estamos atados a la visión de Kate, a quien no le dicen nada y siempre tiene más preguntas que respuestas, por lo que el filme transcurre y se nutre más de esa duda e impotencia que se vuelven más intensos ante los momentos donde se eleva la acción, meticulosamente llevados y construidos. Villeneuve logra que el espectador quede completamente absorbido en un crescendo de tensión, manejado de manera perfecta con colocaciones inteligentes de cámara y su respectivo montaje, una música oscura y profunda (junto a la excelente edición de sonido) y el curioso encanto de una fotografía de belleza inusual ante el árido paisaje que da la sensación de calor y resequedad, funcionando como reflejo de la narración misma. Ante todo esto, es casi imposible parpadear.
Las actuaciones no se quedan atrás. Benicio del Toro maneja su misterio y seriedad maravillosamente; luego, Josh Brolin puede inyectar cada escena con una dosis de ironía y sarcasmo sin perder la incógnita que trae su personaje, es cómico, pero peligroso al mismo tiempo. Y Emily Blunt se concentra en dar fortaleza y capacidad en ese mundo de hombres, a la vez de una enorme humanidad y sentido de la justicia, en una de sus mejores actuaciones. Tal vez el no saber colocarla como el pilar más fuerte de la película, o no saber si de verdad estamos ante el personaje principal, es el único desliz que podría vérsele al filme.
Al final, con encuadres dignos de admirar y repetir, un conjunto perfecto de elementos y la cuidadosa colocación de las escenas de acción y una sutilidad a la hora de demostrar los temas de la trama, Sicario no solo cuenta muy bien su historia (por más utilizada que esté), sino que atrapa a cualquiera que la vaya a ver. Eso es muestra de muy buen cine que se coloca, hasta el momento, como una de las mejores películas del año.
