Sobre el tema de los narcos hay un sin fin de libros, series y telenovelas. Personalmente es un tema que he tratado de evitar, pues es muy cruel, muy real y muy actual, pues si bien han caído carteles y capos, el narcotráfico sigue derramando muchísima sangre de sur a norte.
Así que, al menos en lo que a televisión se refiere, la única serie centrada negocio de las drogas que he visto -hasta ahora- es Breaking Bad, logrando evadir, pese a la presión de mis hermanos y otras personas, ver títulos como “El cartel de los Sapos”, la “Reina del Sur” o el “Patrón del Mal.”
A pesar de mis esfuerzos, hace unos años en mi familia se puso de moda una novela, llamada “Amando a Pablo, Odiando a Escobar”, escrita por Virginia Vallejo, una periodista colombiana (que solía ser muy hermosa, pero no le digan porque se lo cree) quien fue amante de Pablo Escobar durante varios años y, según ella cuenta en su novela, fue incluso instrumental para la captura del capo. Como suele pasar, la leyeron mi mamá, mi hermano y mi otro hermano y hablaban tanto de eso que por pura presión social al final la tuve que leer. En fin, la autora se da demasiado crédito a sí misma pero el libro es interesante, eso no lo puedo negar.
Tampoco puedo negar que la vida de Pablo Escobar resulte retorcidamente atractiva. No hay duda alguna de que fue un monstruo pero fue amado miles de personas, a pesar de todo lo malo que hizo (muy similar al Chapo Guzmán en México pues la historia tiene la mala costumbre de repetirse). Estuvo en la revista Forbes, con su fortuna calculada de 30 billones de dólares. También fue el primer narco – terrorista y fue un megalómano que quería ser el presidente de su nación y probablemente no se habría detenido allí. Así que, aunque existen muchas versiones de esta misma historia, entiendo perfectamente por qué producir una serie como “Narcos.”
Así las cosas, navegando por Netflix un día me encontré con el trailer de esta serie y sabiendo que estaría toda la temporada disponible, conociendo un poco de la historia y con la promesa de que en el elenco se encontraba Pedro Pascal (un actor que se robó mi corazón como Overyn Martell en Game of Thrones), decidí darle una oportunidad.
Puedo decir que después de una intensa maratón (la serie es bastante adictiva), terminé de ver la primera temporada y ahora voy a proceder a compartirles mis impresiones.
“Es lo que sucede cuando un entorno realista y detallado se ve invadido por algo demasiado extraño para ser real. No es de extrañar que el realismo mágico haya nacido en Colombia”
“Narcos” comienza cruel y sin pelos en la lengua. Clama, desde el principio, basarse en hechos reales pero con tintes de realismo mágico. A muchos esta historia les puede parecer exagerada, pero en realidad, de acuerdo con lo que yo he leído y lo que recuerdo, muchos eventos son bastante precisos históricamente.
El contexto histórico
Me agrada la que se haga un esfuerzo, desde el principio, por dejar claro el contexto de cada acontecimiento. Tal vez para algunos esto sea aburrido, porque tienen clara la historia original o porque no les importa, sin embargo para mí fue muy útil e interesante. También es agradable lo que hacen de insertar fotografías y notas periodísticas originales de la época.
El Español
Dado que mi primer idioma es el español, me ENCANTA que en la serie el español sea constante y que incluso actores que tal vez no poseen un español nativo (por ejemplo Wagner Moura, quien interpreta a Pablo, es Brasileño), hagan un esfuerzo por entregar su mejor acento colombiano. En otras producciones los personajes buscarían una excusa -normalmente sin mucho sentido- para hablar en inglés, pero este no es el caso en “Narcos”, así que un aplauso para la compañía productora Gaumont International y para Netflix, por crear una serie bilingüe.
Pues hay que reconocer que esto supone un gran riesgo, dado pues el principal público meta de esta serie son estadounidenses, con fama de no ser ni un poco fanáticos de los subtítulos. Sin embargo la serie está estructurada de manera que, para cuando ya es necesario leer subtítulos con regularidad, probablemente ya el espectador está enganchado.
La crítica
Una serie como Narcos, sin crítica, sería un trabajo en vano, pues en la historia del narcotráfico existen muchos culpables y muchas víctimas y eso no se puede tapar con un dedo. Policías corruptos, gobernantes corruptos, personas dispuestas a lo que sea por dinero, empleados de inteligencia estadounidense convertidos en narcotraficantes… la verdad no hay piedra que no sea volteada durante toda la temporada. Es interesante que la serie, obviamente, destaca el papel de los estadounidenses en esta guerra, pero no sólo por tratar de acabar con ella, si no más bien por provocarla con su alta demanda de drogas (Estados Unidos sigue siendo el mercado más grande de cocaína).
También tengo entendido que muchas otras producciones centradas en narcos -telenovelas colombianas por ejemplo- y en cierta medida Breaking Bad, pueden ser de alguna manera inspiradoras: de repente las personas las ven y creen que una vida en el mundo del narcotráfico es algo muy «glamouroso» y atractivo. En este sentido creo que si bien “Narcos” presenta a Escobar con un aura legendaria, en general no parece que él ni ninguno de sus asociados tenga realmente una vida digna de envidiarse.
La Narración
Es evidente que «Narcos» no es la serie perfecta y hay muchos aspectos que pueden ser criticados, uno de ellos: la narración constante y la necesidad de contar la historia en modo «Goodfellas.» A mí inicialmente esto me gustó mucho, pero ya entrada en la serie me comenzó a molestar un poco. Ahora, tal vez se debe que la vi toda seguida, probablemente con cierto espacio entre capítulos, la percepción cambiaría un poco.
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