En estos últimos meses estuve un poco ausente de Bad Hair Days. La razón es que me fui a cazar un sueño por un rato. Este sueño mío, puede parecer extraño, pero se trata de hacer zapatos. Así de simple. Aunque de simple no tiene nada, pero eso es tema para otra nota.
Disculpen un poco la tonalidad autobiográfica, pero prometo que tengo un punto aquí. Y es que estoy convencida de que el entretenimiento, particularmente la televisión y el cine, tienen algo de responsabilidad sobre mi persistente obsesión, incluso tengo evidencias contundentes para afirmar esto. Y es que puedo ver con claridad esos momentos en los que la zapatería y los zapatos fueron surcando un camino dentro de mi mente.
Es una Vida Griega (It’s a Greek Life, 1936)
Una Ester de unos cinco años vio una vez este pequeño corto en Technicolor y a partir de este punto no hubo retorno. Lo cierto es que lo había olvidado por completo, hasta que tuve que colocar zapatos en una horma y comenzar a clavar, entonces este recuerdo volvió tan vívido que no lo podía creer.
Recomiendo que lo vean ¿Quién sabe? Tal vez a ustedes un corto centrado en la vida y anhelos de un centauro zapatero cuyo cliente es un malhumorado Mercurio (o Hermes, dependiendo del enfoque mitológico) les parezca tan encantador como a mí.
La Princesita (A Little Princess, 1995)
La Princesita es una de esas historias que no deja de conmoverme, no importa cuantas veces la vea. Tengo entendido que tanto el libro como la versión de Shirley Temple son excelentes, sin embargo la única que yo he visto es la versión de1995 de Alfonso Cuarón, la cual es simplemente maravillosa.
“Yo soy una princesa.
Todas las niñas son.
Incluso si viven
en viejos áticos.
Incluso si se visten con harapos.
Incluso si no son bellas
o inteligentes o jóvenes.
Siguen siendo princesas.
Todas lo somos.
¿Nunca te dijo eso tu padre?”
Entiendo (y comparto) la tendencia a evitar que las niñas se crean o se sientan princesas de cuento, pero esta historia tenía una visión tan interesante, amplia y poderosa de lo que es ser una princesa, que hablaba más de igualdad que de coronas y carruajes. Parte de esta igualdad se evidencia en la relación entre Sarah y Becky (la pequeña mucama del internado). Nadie presta atención a Becky en la casa y Sarah se percata de que la niña tiene los pies muy cansados al final del día y decide expresarle su aprecio en forma de -las más preciosas- zapatillas.
Cuando pienso en zapatos importantes en el cine, no puedo olvidar la escena cuando Sarah le deja en el ático esas preciosas zapatillas y todo lo que ellas simboliza.
(Como dato curioso, Liam Cunningham mejor conocido como Sir Davos, de Game of Thrones, era el papá de Sarah en esta película)
¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who framed Roger Rabbit?, 1988)
Roger Rabbit es una de mis películas favoritas de todos los tiempos por razones varias. Principalmente porque reúne muchas de las cosas que más me gustan: tiene comedia, drama, dibujos animados, increíble soundtrack, cine negro… es una película tonta y es una película tierna, no sé, es un clásico por algo ¿no?.
Sin embargo, se encuentra en esta lista por una escena en particular. Como todos sabemos, los dibujos animados son inmortales, no importa cuantos pianos les caigan encima, pero en “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” encuentran una forma de matar, para siempre, a un dibujo: ¡EL DERRETIDOR! Y es que existen muertes en vano y la muerte de este pequeño zapatito (el zapato más tierno que ha sido dibujado jamás) a manos de Doom, con el derretidor ¡qué escena tan desgarradora! Yo creo que me impactó tanto que el primer zapato que hice guarda un parecido sospechoso con este zapatito.
(Como otro dato curioso, los sonidos del zapato los hizo una actriz de voz desconocida en el momento, que luego sería la voz de Bart Simpson en inglés, Nancy Cartwright)
El Mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939)
Tengo que confesar que las películas musicales no son mi fuerte y siempre se me ha hecho muy difícil ver completa el Mago de Oz, sin embargo reconozco que es un clásico inmortal y su historia, personajes y estilo van a perdurar en el tiempo.
Honestamente los zapatos mágicos de Dorothy no pueden faltar en una lista como esta. Son, por ejemplo, los culpables de que yo siempre sienta la necesidad irracional de tener unos zapatos rojos en mi armario.
Las Brujas (The Witches ,1990)
Las Brujas es una película mágica como casi todo en lo Jim Henson estuvo involucrado.
Es interesante porque abre con discurso sobre lo ordinario -en apariencia- de las brujas, que incluso me hizo recordar de alguna manera el discurso de Sarah Crewe sobre las princesas.
En fin, esta película me dio una lección muy importante en lo que calzado se refiere y es que al principio la abuela Helga le informa a Luke de qué manera puede reconocer a una bruja y entre sus advertencias le dice que las brujas no tienen dedos en los pies, por lo cual no pueden usar zapatos puntiagudos ni lindos, solamente zapatos sencillos. Un consejo bastante extraño que nunca olvidé, pobres señoras con zapatos sencillos o cuadrados a quienes en algún momento juzgué mal.
Tacones Lejanos, 1991
Está bien, tal vez Tacones Lejanos no me influenció vocacionalmente, pero mi amor por los zapatos ciertamente se vio reforzado. Los zapatos de tacón alto siempre me han recordado a mi madre, pues ella usa tacones siempre y donde sea y así como el personaje de Victoria Abril en Tacones Lejanos, yo siempre he podido reconocer el sonido de los pasos de mi mamá en la distancia. Es una película que llega directo a mi corazón.
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