La pequeña escala de Ant-Man la hace grande en sus propios términos

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Por Sergio Beeche Antezana

El intento de grandiosidad de las películas de súper héroes muchas veces puede ser anticipado con expectativas que casi nunca pueden cumplir. Incluso, recurren a referencias de otros filmes de acción para complacer al público, muchas veces innecesarias. El truco más difícil es lograr una historia interesante dentro de la infinidad de secuelas y derivados de historias originales, hasta cuando esa originalidad no terminó siendo realmente buena.

Llega, entonces, dentro de la gama de súper héroes del mismo universo (Marvel, en este caso), El hombre hormiga, salido del cómic del famoso Stan Lee en 1962.

El traer a este personaje resulta en una película pequeña ante las demás (Vengadores, Capitán América, Guardianes de la Galaxia, y más), y eso es lo que la hace triunfar: su pequeña escala —al igual que su héroe principal— la hace grande en sus propios términos.

Ant-Man
Ant-Man

Es una lástima, por un lado, porque Ant-Man no rompe ningún modelo que ya se haya visto. Sabemos qué sucederá con el bueno y con el malo, habrá conflicto y reconciliación, batallas y efectos especiales; ni siquiera se salva de ser una pieza más de lo que vendrá en cuanto a los héroes de películas futuras. Pero, por otro lado, la intención de divertirse mientras se pasa el rato es palpable, incluso con el montón de referencias que sostienen la trama.

Pick on someone your own size! – Scott Lang

Scott Lang, nuestro héroe de esta vez, no tiene súper poderes. Su habilidad se extiende a usar un traje que lo hace diminuto y las ondas sónicas que permiten controlar a sus compañeras, las hormigas de verdad, desde un aparato que parece un audífono. Eso y la buena actuación de Paul Rudd, que maneja matices interesantes con su personaje; tranquilo, pero nada ingenuo, sin prepotencias como las de Tony Stark o Thor, listo para colaborar y, una vez que le toma el gusto, divertido cuando entra en acción. Es acompañado de las buenas presencias de Evangeline Lilly, Michael Douglas, Corey Stoll (buen villano) y, sobre todo, Michael Peña como Luis.

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Ant-Man

Entonces, la película se vuelve más sobre el crecimiento (aunque mínimo) de estos personajes que llegan a tener una meta en común; tanto, que solo se podría contar una escena de acción grande durante el clímax de la película, cuando uno esperaría que, más bien, esté saturada de esas. Y lo mejor es que se trata de un microcosmos (porque todo sucede en el cuarto de una niña) que llega a una interesante referencia del conocimiento que tiene el ser humado del mundo subatómico. Agregamos música adecuada, buen humor, efectos especiales de calidad y tomas ingeniosas cuando seguimos a Scott a la hora de encogerse con el traje: más que suficiente.

Podría ser porque es primera vez que muchos vemos a este personaje, apenas lo estamos conociendo. Podría ser que las bajas expectativas de cualquier filme de súper héroe hicieran que este resulte una experiencia más que agradable. O podría tratarse, simplemente, de una película hecha con gusto y dedicación, dentro de las limitaciones que el estudio productor exige, claro. Ant-Man pasa el examen y puede verse con ojos de diversión y calidad fílmica y humorística. Quédense al final para ver dos escenas que, por una vez, vale la pena esperar.

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