Existen varios factores que nos hacen sentir particular afecto por un show de televisión y, algunas veces, estos se acrecientan después de un par de temporadas. Orange Is The New Black es un buen ejemplo de ello, pues mientras en la primera temporada tuvimos la oportunidad de conocer a algunos personajes importantes de la cárcel de Lichtfield, la segunda temporada nos dejó tomar bandos y sentir mucha más familiaridad con los personajes de un show que desde el principio nos enseñó a aceptar a todos sus protagonistas por separado, como individuos.
Hace una semana se estrenó la tercera temporada de Orange Is The New Black y gracias al mágico universo de Netflix yo –al igual que muchos de ustedes- me sometí gustosa y voluntariamente a un binge watching de fin de semana donde, naturalmente, mi prioridad principal fue verla de principio a fin. Definitivamente hay varios aspectos que cambian visiblemente el panorama de Orange Is The New Black como la conocíamos, hasta el final de la segunda temporada.
Entonces, ¿qué quedó para la tercera temporada? un cambio en el enfoque de la historia. Si bien hay un marcado decrecimiento de conflictos y lucha interna por el poder, esos detalles se engloban en una institución humana que va más allá del acto de reproducción: la maternidad y la paternidad. Como si se tratase de un día de visita, esta vez Orange Is The New Black presiona el desacelerador y nos muestra otra faceta de los involucrados, una que podría considerarse más tranquila e incluso, desdichada. Para no perder la costumbre, también nos hace cambiar de opinión respecto a si odiamos a alguno de los protagonistas, es tan fácil entender sus conductas después de conocer algunos detalles.
Las dificultades de la vida post-Vee, los altibajos emocionales de las prisioneras que son mamás y sufren por estar separadas de sus hijos, el inminente nacimiento del bebé de Dayanara y la reacción de Bennett, la manera en que Red sostiene su hegemonía dentro de la prisión, la validación de alianzas y amistades; son solo algunos detalles que la temporada aborda muy en el estilo de la serie. Incluso, nos da el chance de viajar en el tiempo y contemplar a algunos personajes durante su niñez y juventud, cuando experimentaron situaciones complicadas que irremediablemente iban a repercutir en su vida adulta; todas esas veces tienen un factor en común: su relación con sus padres, o con sus hijos. Esto me parece particularmente curioso, pues en las temporadas anteriores esos flashbacks encaraban principalmente las razones por las que ellas estaban en prisión.
No puedo dejar de lado la evolución de algunos personajes, especialmente Pennsatucky (Taryn Manning), ella es la sorpresa de la temporada, en mi opinión; así como la brillante y esperada interpretación de Uzo Aduba como Crazy Eyes, quien continúa robándose el show como uno de los personajes emblemáticos de la serie gracias a una construcción basada en singularidades sumamente fuertes.
«Here’s to heaven and hell and nothing in between» — Big Boo
La tercera temporada también nos muestra el comienzo y el final de relaciones afectivas (algunas realmente inesperadas y no necesariamente amorosas) y claro, la inclusión de algunos protagonistas nuevos (Ruby Rose, Lolly) que vislumbran la gestación de nuevas historias en la próxima temporada. Momentos conmovedores no faltan, las sacudidas emocionales continúan siendo uno de sus principales atributos y algunas prisioneras (funcionarios de la cárcel, incluso) se encargan de avivar nuestros sentimientos.
Me parece rescatable y digno de mención la constancia con que Orange Is The New Black continúa navegando su compendio de historias con un abordaje trágico-cómico que representa su propio bote salvavidas, en un océano de producciones televisivas cada vez más competitivas y atrayentes. Sin embargo, también pienso que la vida útil del show se acerca a su final a pasos agigantados y esto no es precisamente malo, por el contrario, es una señal muy clara de la validez que el show tiene para nosotros, su público, y que no debería ser ignorada por los productores de la serie.