Hace varias semanas me di la tarea de empezar a ver la aclamada serie de HBO® “The Sopranos”, estrenada el 10 de enero de 1999 y declarada por críticos y fans como una de las mejores series del drama contemporáneo. A pesar de ser consciente de que por lo general las grandes expectativas conllevan en la mayoría de las ocasiones ciertos niveles de decepción (regla básica de la vida), este no fue el caso de The Sopranos.
Para los que no la han visto (y probablemente no deberían estar leyendo este post: ¡Spoiler Alert!), la serie se desarrolla en New Jersey, New York, y trata principalmente de la vida de Tony Soprano (encarnado por el maravilloso James Gandolfini – en paz descanse), el jefe de “La Famiglia”: Cabeza del hogar, y jefe de la mafia. Tony sufre de ataques de pánico, que son desencadenados a partir de que una camada de patos que habitaba la piscina de su muy acomodada casa empieza a migrar, lo cual subconscientemente hace que Tony tema de perder a su propia familia.
Ante tal acontecimiento, el capo de la mafia decide visitar a una psiquiatra, Jennifer Melfi, que lo trata durante las 6 temporadas de la serie. Tony lidia todos los días con el manejo y jefatura de sus dos familias, por mantener un balance entre los conflictos cotidianos que se presentan en cada una de ellas.
Los Soprano vio su fin el 10 de junio del 2007 y su episodio final es posiblemente el cierre más controversial de la historia de la televisión moderna, considerado por muchos fans de la televisión como el mejor, inclusive a pesar del poético final de The Wire en el 2008.
¿Por qué el final de Los Soprano fue y es tan controversial?
Posiblemente porque no es para nada un final cerrado, completo o circular. Es un final abierto a todo tipo de interpretaciones y puntos de vista distintos y que a la vez, a pesar de su ambigüedad, encierra todo lo sucedido en toda la serie durante las 6 temporadas u ochenta y tantas horas que vivimos junto a Tony y sus dos familias. No hay nada escrito ni confirmaciones definitivas sobre las intenciones de su creador, David Chase, al respecto del final y la gran duda de todos los fans: ¿Está Tony Soprano vivo o muerto?
Recientemente, Chase expuso a la prensa que el personaje no murió necesariamente, sin embargo que si ponemos suficiente atención al último episodio, fácilmente podemos entender lo que pasó.
El director ha expuesto muy variadas posiciones sobre el tema. A veces declara indirectamente que Tony murió, pero esta última entrevista deja a muchísimos fans aún más intrigados.
“If you look at the final episode really carefully, it’s all there.”
Entonces, según las recomendaciones de David Chase me comprometí a ver varias veces el último episodio y estudiar cuidadosamente cada escena, cada toma, cada plano, para encontrar la verdad (no absoluta) del misterioso e incierto futuro del jefe Tony.
RECOPILANDO LA ESCENA FINAL: Una breve reseña
Tras las rencillas entre Tony Soprano y Phil Leotardo (jefe de Nueva York), este último manda una orden a sus socios / empleados: La familia dirigida por Soprano debe acabar. Phil realmente está fuera de sus casillas y decide tomar medidas extremas.
Bobby (cuñado de Tony / esposo de Janice) muere de varios balazos mientras se encuentra inocentemente en una tienda de trenes de juguete (hobbie favorito de Bobby Bacala que Janice constantemente reprocha) y más adelante, Silvio (mano derecha de Tony) es atacado de igual manera en su auto. La Famiglia de Tony empieza a desmoronarse, uno por uno.
Después de recibir varios balazos, Silvio es transportado al hospital y permanece en coma por tiempo indefinido. Ante los acontecimientos, Tony decide tomar medidas de precaución y divide a su familia en distintas viviendas incluida una casa de seguridad donde se queda Carmela con A.J. Tony debe empezar a tener más cuidado y cuidar su espalda. Asimismo, da la orden definitiva de que Phil debe pagar con su vida lo ocurrido, por lo cual envía a Walden (personaje que aparece hasta los últimos episodios) a acabar con el jefe de New York.
Phil se encuentra en la gasolinera con su esposa y sus dos nietos en el auto. Phil baja del auto, y por la ventana le dice a su esposa que no olvide recoger sus medicamentos. En ese mismo instante y sin que Leotardo sospeche en lo más mínimo, podemos ver en el plano la mano de Walden que sostiene un arma en su cabeza y le dispara.
La esposa sale del auto sin haber puesto el freno de mano, y el auto en una muy chocante escena pasa por encima de la cabeza de Phil, con sus nietos dentro del auto aún.
En el mismo episodio, Tony visita a su tío Junior, quien ya ni siquiera lo recuerda y le solicita que si recuerda dónde había guardado una parte de su dinero le hiciera saber, para poder dársela a Janice y a los hijos de Bobby, quien fue por muchísimos años su mano derecha y que el viejo tampoco recuerda.
Luego, Tony llega a un restaurante (diner) a verse con su familia. Carmela llega, seguidamente ingresa A.J., vemos a una muy nerviosa Meadow tratar de parquear su auto en la calle, pero nunca llega. Varias personas en distinto orden entran al restaurante. Mientras la familia casi completa disfruta de lo que podría haber sido una apacible cena. Para el final, vemos una última toma de Tony Soprano, mirando hacia la entrada del restaurante, posiblemente esperando a que ingresara Meadow e inmediatamente hay un abrupto fundido a negro. 10 segundos de silencio, y ahí acaba el episodio.
Cientos de personas enojadas llamaron a sus cableras a quejarse de que posiblemente este había sido un problema técnico en la transmisión del último episodio de su serie favorita, sin saber que estaban viendo lo que podría ser uno de los finales más poéticos de la televisión.
HIPÓTESIS
Por lo general, los espectadores se dividen en dos: los que creen que Tony murió y los que no.
Los últimos sostienen la idea de que esa escena final representa el modo de vida y el ciclo vicioso que la familia Soprano llevaría por el resto de sus vidas. Una vida de paranoia y sacrificio.
Pero, ¿en serio David Chase cerraría esta épica entrega con esta simple interpretación de cliché televisivo? No creo.
Las respuestas están en todo el episodio, como Chase dice, y si interpretamos con bisturí cada elemento podemos caer en la que, en mi parecer, es la hipótesis más fiable del fin de Los Sopranos. Tony Soprano ha muerto en lo que sería su última cena, definitivamente. ¿Cómo lo sé? Recapitulemos, pero esta vez con lupa y en slow motion.
LA MUERTE DE TONY SOPRANO: PASO A PASO
Members Only.
Al final de la quinta temporada nos encontramos con un acontecimiento clave en la historia del programa, el episodio “Members Only” (recuerden este nombre). En una visita a su cada vez más senil tío Junior Corrado Soprano, Tony se lleva la desagradable sorpresa de recibir un balazo de Junior, quien alguna vez quiso matarlo y en esta ocasión, la confusión producida por el Alzheimer que sufría, lo impulsa a matarlo al haberlo confundido con [….] Tony cae al suelo y con la poca fuerza que le quedaba, logra llamar al 911 Emergencias.
Para el inicio de la sexta temporada tenemos la oportunidad de ver un capítulo sumamente relevante: Tony Soprano está en coma y a punto de morir. En el hospital han extirpado una gran parte de su torso, donde recibió el disparo del Tío Junior. Su familia se desvela por él, con mención honorífica a la abnegada Carmela.
Los doctores del hospital dan mínimas esperanzas a su recuperación. Mientras su familia llora y lo acompaña cada noche en el hospital, Tony tiene un sueño muy particular. Se encuentra de viaje en una convención donde no lo dejan ingresar, ya que ha perdido su identificación y en su lugar, en su maletín encuentra los documentos de un tal Kevin Finnerty, de Arizona. Confundido, en varias ocasiones llama a su esposa, busca desesperadamente sus papeles, en una de estas ocasiones, en el hotel, se encuentra con unos monjes que le reclaman, ya que no les entregó unos paneles de energía solar que necesitaban en el invierno. Tony continúa negando ser Kevin, hasta que en cierto momento lo cuestiona y empieza a pensar que realmente es ese Kevin.
En este caso, los monjes representan posiblemente a todas aquellas personas a las que Tony les ha hecho daño alguna vez, y por medio de Kevin, se da cuenta de que les debe y que ha hecho las cosas mal. Por otro lado, con su “disfraz de Kevin” también termina besando a una mujer que conoció en un bar. La mujer decide no irse con él, ya que reconoce (por las muchas llamadas a su esposa) que él tiene una esposa a la que realmente ama. Kevin (Tony) entra en razón sobre el daño que le ha hecho a Carmela. Seguido de esto, Kevin llega a una casa, donde se encuentra su primo Tony B que lo invita a pasar, y Tony escucha gritos de una niña que le dice “Papá, no te vayas”, Tony (Kevin) mira de reojo la casa y ve una luz brillante y decide no entrar.
Fuera del sueño, vemos a Paulie que visitaba a Tony y que con su constante parloteo hace que las pulsaciones de Tony suban considerablemente hasta sufrir de un paro al corazón. Los doctores entran y de milagro reviven a Tony, que poco después volvería a entrar en razón. En parte podemos darle atención al papel de Meadow, llamando a su padre. Lo cual, en el escena final, no sucede. Tony la espera ansiosamente, pero Meadow no logra llegar a tiempo.
A partir de este momento y en los siguientes capítulos Tony se recupera, tanto física como espiritualmente, y los espectadores queremos creer con todo nuestro corazón que ha cambiado: Empieza a tratar bien a Carmela y recuperar su matrimonio, siéndole fiel. Trata mejor a sus colegas e inclusive, visita a Phil en el hospital (quien también tuvo una experiencia cercana a la muerte) y le aconseja que se concentre en lo importante de la vida: en sus nietos, en su retiro, en el tiempo que le queda sobre esta tierra. Phil Leotardo llora (lo cual es bastante significativo, tomando en cuenta que se enojó con Johnny Sacks – jefe anterior de la mafia neoyorquina, cuando lloró cuando la policía se lo llevó del matrimonio de su hija.) Una vez más creemos ver esperanzas: Un Tony Soprano cambiado, y un Phil Leotardo reformado. ¿Quién sabe? Inclusive hasta la unión de ambos bandos.
Sin embargo con el desarrollo de la temporada, las cosas vuelven a su lugar. Nada cambiaría a Tony (ni a Phil Leotardo, que realmente se volvió una peor persona). Inclusive, en un viaje de Tony en auto con Christopher Moltisanti (antes del accidente), este último al escucharlo hablar sobre Leotardo y el trabajo le pregunta:
“What happened to ‘stop and smell the roses’?”.
Tony volvía a ser el mismo antihéroe de siempre: el esposo infiel, el jefe despiadado, el asesino que estaba dispuesto hasta a matar a su propio “sobrino” con el fin de mantener su posición de jefe y cubrir posibles inseguridades a la Famiglia. El mismo que justo después viajaría a Las Vegas a “cojerse” a la novia de su difunto sobrino al que tanto amaba y a traicionar una vez más a su abnegada esposa Carmela, la misma que con lágrimas lo acompañó durante todo su tiempo en el hospital.
Tony Soprano seguiría siendo Tony Soprano. Nosotros lo sabíamos. Él lo sabía. Y por más revelador que hubiese sido ese despertar espiritual en su vida, nada cambiaría el hecho del vacío que él mismo sentía por dentro. Ni la terapia, ni el dinero, ni la segunda oportunidad que la vida le había dado.
La muerte de Tony
El descuido versus la paranoia
Muchos fundamentan que el final de los Sopranos demuestra cómo sería la vida de Tony el resto de sus días: Una vida que implicaba estar alejado de su familia, preocuparse por cada paso que daba, estar siempre pendiente de cada movimiento, de cada persona, dormir con un ojo abierto y otro cerrado y un arma encima (como en el episodio Blue Comet). Sin embargo, ¿es esto lo que pasa en el episodio final?
Si recordamos la escena en que Tony visita a Junior, podemos tener en cuenta el momento en que el guarda del asilo está detrás de Tony. El jefe de la mafia, a pesar de saber que cualquier momento podría ser su último segundo sobre la faz de la Tierra, no lo nota. Hasta que el guarda le dice que se «aparte de su camino». Soprano se muestra confundido, ausente y descuidado, todo lo contrario a paranoico.
Bueno, no lo desacreditemos del todo.
En ciertos momentos, Tony guardaba cuidado. Por ejemplo, cuando llega al restaurante, lo primero que hace es analizar la situación, escanear detenidamente el lugar, y buscar una mesa donde tenga control visual de la situación. Una mesa con vista directa hacia la puerta. Y que «de pura coincidencia» se asemeja muchísimo al plano de «La Última Cena».
Si bien Tony toma algunas precauciones, tal vez no fue tan astuto o cuidadoso como muchos piensan. Y si lo vemos en «cámara lenta», podemos notarlo mejor aún.
El punto de vista de Tony
Revisando detenidamente las tomas de la escena final, podemos identificar claramente cuándo estamos ante un plano de Punto de Vista (POV: Point Of View) de Tony, y cuándo no lo estamos. El uso de este recurso nos ayuda a comprender mucho mejor la escena final, ya que nos pone en los zapatos de Tony Soprano, nos permite sentir lo que él siente y darle mayor significado al episodio.
Estos planos de POV son notables cada vez que escuchamos la campana del restaurante sonar, indicando la entrada de un nuevo cliente al establecimiento. En cada timbre, Tony mira ansiosamente a la puerta, esperando que su familia entre y por fin puedan reunirse, como si estuviese reuniéndose con los patos que alguna vez estuvieron en su piscina y Tony temía perder.
Lo mismo sucede con la última campanada. El timbre letal que posiblemente anunciaba la entrada de su hija Meadow, a quien nunca pudo llegar a ver y sin embargo, ella claramente pudo haber visto en primer plano el supuesto disparo a la cabeza que recibiría su padre en el momento justo de su entrada.
Si nos devolvemos un poco, podemos hablar de la entrada de cada uno de los miembros de la familia.
Tony cambia la canción por «Don’t Stop Believing» de Journey. Este cambio en la música, que en momentos prácticamente se apodera de un 80% del espacio sonoro de la escena, le adhiere un elemento de tensión más fuerte a estos últimos minutos, donde el espectador está en el borde de su asiento esperando a que cualquier cosa suceda; y al mismo tiempo le agrega un valor de esperanza falsa, ya que la tonada es movida y bastante optimista, lo opuesto a lo que iría a pasar en pocos minutos.
Carmela llega primero al restaurante. Le comenta a Tony que A.J. ya estaba por llegar y que Meadow iba un poco tarde porque tuvo que ir al ginecólogo a cambiar sus pastillas anticonceptivas.
La noción de que cada miembro de la familia llegue por sus propios medios, para empezar, nos da una noción de pérdida de poder o control de parte de Tony. Su familia ha hecho su vida, cada uno tiene su propio camino y Tony definitivamente puede sentir la amenaza de perderlos.
Después de Carmela, llega A.J. que les comenta un poco sobre su día «frustrante» de trabajo. Sin embargo, Tony parece contento y orgulloso de su hijo, en una escena un poco incómoda de muestra de afecto, donde Tony toma la mano de su hijo.
La última comunión
Tony había solicitado previamente una orden de aros de cebolla, que llegan segundos después de que A.J. y Carmela se sientan en la mesa. Cada miembro toma un aro, en una muestra bastante metafórica de lo que pudo haber sido su última comunión como familia, un acto de redención hacia lo que pronto les presentaría su destino.
Meadow: el último pato
Mientras todo esto pasa, y bajo la musicalización de Journey, Meadow ha llegado al restaurante, sin embargo en una serie de tomas bastante tensas, no logra parquear bien su auto. Y cuando lo logra, va corriendo preocupada hacia el restaurante.
Si retrocedemos un poco recordaremos que Carmela había mencionado que Meadow se encontraba donde el ginecólogo cambiando su método anticonceptivo. ¿Sería acaso que Meadow tenía una noticia importante que darle a la familia esa noche?
Members Only
Una vez que ha llegado su familia, Tony de cierta manera se siente mucho más seguro, y pierde cada vez más la desconfianza o paranoia que para su situación debió haber tenido en mayor escala.
Cuando entra A.J., delante de él, ingresa un hombre con una jacket que dice «Members Only», sí, igual que el nombre del episodio donde Tony entra en coma y casi muere. (El hombre además es parecidísimo al padre de Tony: Johnny Soprano).
Desde que el hombre ingresa, le presta muchísima atención a Tony y a su familia, pero Tony prácticamente no lo nota y esto lo notamos gracias a varios planos donde vemos que desde el el POV de Tony, el hombre la mayoría de las veces a parece fuera de foco.
El hombre luego se levanta para ir al baño de hombres. Pasa al lado de Tony. Este lo ve de reojo pero no lo detecta como una posible amenaza. Sin embargo, el hombre con la jacket de «Members Only» vuelve por completo su cara para que Tony no lo vea bien. Evita todo contacto visual con el mismo.
La localización del baño y la falta de atención que los miembros de la familia le ponen, crean un escenario perfecto para poder darle a Tony el último tiro que posiblemente acabaría con su vida.
La falta de atención de Tony para este momento es completa, un par de hombre afroamericanos ingresan al restaurante y Tony tampoco sube la vista.
La muerte silenciosa
Poco después, vemos un plano de la familia: Carmela y A.J. están mirando hacia abajo, por lo cual no podrían haberle advertido a Tony sobre el hombre de «Members Only» que salía del baño.
De inmediato, el timbre vuelve a sonar, anunciando la entrada de alguien más. Tony vuelve a ver hacia la puerta y seguidamente tenemos 10 segundos de pantalla en negro.
Así de fácil, así de sencillo. De la misma forma, se hace explícito que estamos en el POV de Tony, y que simplemente en cuestión de un instante, había perdido a su familia y todos, hasta la misma Meadow que muy posiblemente pudo ver de frente el acontecimiento, pudieron verlo morir frente a sus ojos.
Lo cual nos lleva hacia atrás, a una conversación de Bobby Bacala con Tony, que Tony recuerda como un flashback al final del episodio «Blue Comet», donde Bobby le dice:
«I mean, our line of work, it’s always out there.
You probably don’t even hear it when it happens, right?”
La canción de Journey deja de sonar, y finalmente todo es un espacio en negro. Todo el sacrificio, el estrés, el pánico, tantas muertes y conflictos, para llegar a un espacio en negro, insonoro, que nos muestra sencillamente lo rápido e insignificante de la vida de Tony en un final crudo, ambiguo pero que al final, si se observa bien, contiene todas las respuestas que necesitamos. Un final brillante, que no pudo haberse realizado de otro modo, como bien lo dice David Chase:
“There was so much more to say than could have been conveyed by an image of Tony face down in a bowl of onion rings with a bullet in his head. Or, on the other side, taking over the New York mob. The way I see it is that Tony Soprano had been people’s alter ego. They had gleefully watched him rob, kill, pillage, lie, and cheat. They had cheered him on. And then, all of a sudden, they wanted to see him punished for all that. They wanted “justice.”
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