Por Cris Ro.
En mi casa no hubo cable hasta el año 2012. Si así como lo oyen. Precisamente por ese curioso hecho hay un montón de cosas de la cultura pop de las cuales en general, estoy enajenada. Pero una de ellas no es How I Met Your Mother. Recuerdo haberla visto por primera vez una tarde de domingo en Canal 11 (si REPRETEL…. que normalmente se lucen por su poco gusto televisivo) y que por un momento pensé que este iba ser otro sitcom mal logrado de esos que nadie entiende como o por qué la televisora nacional le hecho mano encima.
En fin, entre el partidazo de la tarde (que fijo era algo como Perez – UCR) y el sitcom mal logrado, preferí el sitcom. Quedé enamorada… Pero topé con un problema grave. Al parecer el encargado de programar la serie al aire no tenía el más mínimo respeto por el orden de las temporadas…. me costó entenderlo, pero resulta que el sábado pasaban la primera temporada y el domingo la temporada dos… o algo así.
En fin, mis hermanos y yo, enamorados ellos por su lado de Robin, y yo de las ocurrencias de Barney, buscamos ayuda en el todopoderoso internet.
Con forme avanzamos en la serie, poco a poco me fui dando cuenta de algo: Ted es como mi perro. Leal, buen amigo, eterno enamorado pero sobretodo, es la epítome de la perseverancia.
Al principio… Ted me parecía un poco perdedor (bueno bastante… y no sólo al principio… bueh… ustedes entienden) pero poco a poco me fui dando cuenta que Ted tenía algo familiar, sólo que no sabía que era exactamente, hasta que un buen día vi esta mirada en la cara de Pavlov:
Ahí me di cuenta, que Ted era como mi perro. No importaba cuantas veces le dijeran que no, él no iba a perder la esperanza de ganarse un pedacito de pan… es cierto que más de una vez se agüevó, y dió media vuelta, pero a la próxima vez que nos sentáramos a la mesa, ahí iba a estar pulseándola.
Hizo hasta lo imposible …
Ted logró cosas fuera de sí como traer de vuelta el relicario de Robin, pero al final del día, más allá del pan que pudiera ganarse él siempre iba a estar ahí, para dar cariño y apoyo incondicional como fiel amigo que es.
Ted es como Pavlov y por tanto mi personaje favorito. Aunque usted, no lo crea.