Por Allan Solís
Era el año 2008, y como muchos de ustedes yo simplemente no decidí un día ver #HIMYM ni tampoco estuve el 19 de setiembre de 2005 esperando a que saliera el primer episodio; yo era un estudiante universitario y en aquel momento apenas estaba descubriendo la maravilla de ver series en línea, lo cual se limitaba a ver animés, en realidad, porque pocas series de verdad me atrapaban o prefería verlas en cable sin ningún estrés en mi Hitachi de 21 pulgadas.
Como talvez pasó con ustedes, HIMYM llegó a mí por una recomendación. Mi amiga me dijo: “le voy a pasar el link donde están todos los capítulos” -y yo dije: “perfecto, cuando tenga tiempo la veo”. Pasaron los días y un par de semanas y mi amiga me preguntó si ya había visto la serie y yo respondí que no había tenido tiempo.
Más adelante, cuando ya estaba viendo la cuarta temporada, descubrí que con HIMYM me sentía identificado hasta (para mi pesar) con Ted. Los personajes me atraparon, los chistes recurrentes, Marshall y Lilly: Mr. and Mrs. Awesome, Barney con su Legen… wait for it… dary forma de vivir, mi amor platónico por Robin que después fue reemplazado por Victoria (mi favorita).
Puedo relacionar muchas cosas de mi vida en este espacio temporal y HIMYM: Star Wars, los Caza Fantasmas, ¿quién se puede cansar de “I’m gonna be (500 miles)?, sentarse en un bar, ser el blitz, tener de amigos a la pareja eterna, “no pienses en casarte hasta que cumplas 30”, hacer estupideces por alguien, la regla de los 3 días, Hot/Crazy, laser tag, estar atento a la señal, me he comido mis sánguches, la regla número uno del Bro Code, baskiceball, hacer un Ted Mosby, la piña…
Volviendo al 2008: el tiempo pasó y yo no necesitaba ver otra serie, mucho menos un sitcom gringo (¡qué pereza!), había visto muchas series en mi vida -sin querer queriendo- y recordaba muchas de mi infancia, pero eran completamente ajenas a todo lo que yo podía conocer y por eso me gustaban.
Admito que fue difícil dar ese primer paso hacia HIMYM. Mi amiga insistía en que la viera y yo seguía en ese letargo de negación, pues en aquel momento yo solo tenía una serie favorita a la cual le rindo culto hasta la fecha y no veía como ninguna otra podía acercársele.
Después, llegó el día. No había nada en la televisión y todas las películas nominadas al Oscar ya las había visto (alquiladas), entonces busqué el link que me habían enviado varias semanas antes y puse el primer capítulo donde se escucha: “Kids I’m gonna tell you an incredible story, the story of How I Met Your Mother”. Vi las primeras dos temporadas (44 episodios) en cuestión de una semana, ¡el vicio era increíble! cada vez que podía me sentaba frente a mi laptop y le daba click a aquel endemoniado link.
La tercera temporada estaba al aire en ese momento (la segunda mitad la pude ver en vivo) y el resto es historia. A una semana de su final, después de aproximadamente 6 años, 9 temporadas, 206 episodios, 4532 minutos, ahora estoy en modo “Suit up” y espero el día en que Ted del futuro diga: “…and kids that’s the story of How I Met Your Mother”