Hace un tiempo escribí mi primer post dedicado a Revenge, con motivo del episodio once de la tercera temporada, Homecoming. En dicho post dejé claras algunas posiciones personales en torno a este show, las cuáles básicamente se pueden resumir en que es un guilty pleasure, pero uno que creo que compartir con muchas personas.
No sé si es por el vestuario, las reflexiones narradas de Emily Thorne, las actuaciones exageradas o por el hecho de que es una telenovela intentando pasar por un drama serio, esta serie ha logrado llevar a término su tercera temporada y parece ser que tendrá la oportunidad de una cuarta, lo cual no es nada despreciable si consideramos que la venganza es un tema limitado. En todo caso, no es mi intención quitarle mérito, es adictiva, la veo semana tras semana -cuando sale, porque el horario es caótico- y sí, disfruto verla, no me arrepiento de nada.
Dado el exagerado uso de elementos dramáticos en los episodios previos, con Payback esperaba algo de desarrollo y por alguna extraña razón me permití albergar ciertas expectativas. Sin embargo, después de un episodio confuso, no estoy segura aún de si mis expectativas quedaron satisfechas…
Hace unas semanas era amnesia, así que nadie nos preparó para la introducción de otro clásico del drama: las lagunas mentales. No sé sabe qué es lo que pasa con la mente de Emily, pero creo que fácilmente podemos delimitar tres opciones: está poseída por un pasajero oscuro al mejor estilo de Dexter, padece la misma enfermedad de su madre o su camino de venganza ha desdoblado su personalidad, hasta convertirla en un peligro para ella misma.
Por otro lado, parece que la venganza de Emily no es suficiente para cimentar el concepto de la serie, ahora, además de la venganza de Nikko, podemos sumar la de Patrick (no me extrañaría que él sea hermano de Emily también, dada su sed de venganza) quién quemó su propia galería para estar cara a cara con su padre biológico, un hombre que aparentemente abusó de una joven Victoria. En todo caso esta historia fue como una montaña rusa de corta duración y, dada la manera en la que culminó, me imagino que nunca vamos a saber la verdad de nada.
Hablando de Patrick, es una verdadera lástima ver cómo han desperdiciado este personaje, no le han dado profundidad, ni carisma, ni nada… es simplemente una trama paralela poco interesante que no parece avanzar mucho. Lo mismo está pasando con Charlotte ¿Será que los escritores la odian? Es la hermana de Emily, así que algún rasgo de ella debería tener, además, su vida no ha sido precisamente un encanto: su «hermana» tuvo una muerte sospechosa, su novio murió por culpa de su propio padre, perdió un bebé y a pesar de todo esto cada vez parece más un cascarón que anda por ahí para utilidad de los demás personajes.
Para continuar con mi desilusión, inicialmente presentaron la historia de Nikko, casi intentando proyectar unos aires de Kill Bill, una relación entre dos mujeres luchando -con katanas- por la admiración de un mismo hombre, un mentor. Relación más conflictiva aún, pues se trataba del padre de una de ellas. A pesar de esta introducción, la historia fue pura espuma. Sí, estamos hablando de Revenge, evidentemente la venganza personal de la hija de Takeda no ha terminado, pero tengo el presentimiento de que la parte interesante está acabada.
Bueno, terminada mi rabieta, parece ser que “la reina” encontró la horma de su zapato en la ex señora Grayson. Stevie Grayson es un personaje que sí me gustó en este episodio, le dieron un giro interesante, pues no es la típica ex esposa vengativa/buscando dinero que pensé que era, es más bien una mujer astuta, independiente y educada. En su momento supuse que sería un simple reemplazo para Lydia, pero dada la sorpresa que reveló al final del capítulo, se puede intuir que no es ese el caso.
Honestamente yo ya no sé qué esperar para el próximo episodio, lo veré y lo comentaré, pero quedo con muchas dudas ¿Es Stevie también la mamá de Declan? ¿Es Jack hijo de Conrad? ¿Es ahora Revenge una batalla psicológica dentro de la mente de Emily?¿Fue todo un sueño?
