Treme: Las ciudades pueden ser un personaje más

Las ciudades pueden ser un personaje más. Pueden tener un carácter particular, pueden ser un espinoso punto de encuentro entre diferentes comunidades, pueden guardar su propia relación con las miles de personas que viven en ella. En las ciudades hay cultura, hay aventura, hay vida. Pero también hay sombras, violencia, corrupción e indiferencia. A  las ciudades las odiamos casi tanto como las amamos. Las ciudades son capaces de grandes romances, pero también de devastadoras tragedias.

Capturar la totalidad de una ciudad, transmitir su espíritu, es una tarea prácticamente imposible. Por eso existen cientos de películas, novelas y series situadas en ciudades como Nueva York, Londres o Los Ángeles. Son miles las historias y las vidas que se mezclan en las calles de estas metrópolis, y todas son igual de verdaderas y representativas. Todas juntas conforman el desordenado tapiz que llamamos ciudad.

Sin embargo, hay muchas otras ciudades que no se pueden dar el lujo de ser representadas por una multiplicidad de voces en la pantalla grande o chica. Ciudades como Baltimore y Nueva Orleans, entre muchas otras, brillan por su ausencia en la televisión o en el cine, por lo que las pocas veces que sí aparecen en pantalla la necesidad de representar auténticamente su esencia se vuelve más urgente.

David Simon entiende eso perfectamente bien. Con The Wire se echó al hombro la tarea de retratar su ciudad natal, Baltimore, de la manera más realista y cruda posible y para ello necesitó de cinco temporadas con las que explicar las complejidades de un lugar dividido por líneas geográficas, raciales, clasistas e institucionales. Pocos en la historia de la televisión le han dedicado tanto esfuerzo y trabajo a una sola locación, pero Simon comprendió que, en lo que concernía a Baltimore, si no lo hacía él nadie más lo iba a hacer.

Un caso similar ocurre con la más reciente serie de Simon, Treme, que se encuentra actualmente transmitiendo los últimos episodios de su abreviada temporada final. En Treme las miradas se centran sobre la mítica Nueva Orleans, una ciudad reconocida por su extraordinario aporte a la cultura estadounidense pero que en las últimas décadas ha caído en el deterioro, el abandono y la pobreza.  Este desinterés quedó evidenciado con la catástrofe natural y humana del Huracán Katrina, la cual fue registrada con justa indignación por Spike Lee en dos documentales altamente recomendados.

Treme precisamente inicia tres meses después de la devastación de Katrina y gran parte de la serie se dedica a seguir a una docena de los habitantes de la ciudad mientras se esfuerzan por reencauzar el curso de sus vidas. El enfoque de la serie tiende a seguir una estructura estilo “sinfonía citadina” en donde seguimos a personajes característicos de diferentes estratos –músicos, activistas, policías, empresarios- que poco a poco nos van revelando las dinámicas ocultas detrás de la fachada de la llamada Big Easy. Por lo tanto, la serie carece de una trama central, siendo Nueva Orleans y su cultura el único hilo conductor de sus 35 episodios.

En el fondo Treme es una historia entre un pueblo que ama profundamente a una ciudad que no los ama de vuelta. Como lo hiciera con The Wire, a Simon no le tiembla el pulso para mostrar las fallas e imperfecciones de Nueva Orleans, con su brutalidad policial, su corrupción política, su violencia callejera y su indiferencia ante la pérdida de su patrimonio cultural.  Pero también se preocupa por resaltar todo lo que hace única a esta urbe: su música, su comida, su arquitectura, su tradición y su gente.  De ahí que la serie se balancee entre el cinismo y el optimismo, el pesimismo y la celebración, pero siempre rescatando la profunda dignidad de aquellos que, contra todas las adversidades, decidieron hacer de Nueva Orleans su hogar.

Y es esa paradoja la que se encuentra en el corazón de la serie: para vivir en una ciudad como ninguna hay que estar dispuestos a hacer ciertos sacrificios y a veces esos sacrificios parecen ser más duros de lo que se puede soportar. Pero cada vez que con los primeros rayos del sol primaveral una bulliciosa segunda línea avisa el inicio de un nuevo Mardi Gras (todas las temporadas le dedican un episodio al famoso carnaval), cada uno de estos personajes recuerda que todo el esfuerzo en verdad vale la pena. Y nosotros como espectadores nos damos cuenta que sí, tal vez Treme no sea tan buena como The Wire, tal vez no vaya a ser recordada como una de las mejores series de la historia, pero al igual que la ciudad que retrata, es una bestia muy especial que esconde grandes y pequeños placeres.

Las ciudades pueden ser un personaje más, cierto, y  ojalá todas fueran tan interesantes y multifacéticas como la Nueva Orleans de David Simon.

Por: Manfred Vargas

Sus otros trabajos se pueden encontrar en 89decibeles (les recomendamos leer su columna Café Lumiére), en la página 115  y en su blog La Chop Shop.

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